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jueves, 24 de diciembre de 2015

No llego a imaginar cuáles serán tus islas.
Diría que una de ellas es la honradez.
Me gustaría pensar que otra soy yo.
Y sé que puedo decir que otra es el sacrificio.

Te debo las memorias, todas mis crónicas de madurez que maquillan que en el fondo no sé nada, no tengo nada que enseñarte; y poco queda que puedas aprender de mi. No me tengas nunca como un espejo, tú eres la mejor versión de mí que hay en todo aquello en lo que pudieras querer seguirme.

¿Sabes? En cierta medida escribo para ti. No pretendo darte ninguna lección, pero soy tu mayor fan en la vida y necesito sentir que algún día podrás entenderme.
Al infierno las medidas, yo escribo para ti.
Yp creo para ti, y creo en ti.
Creo en ti, en todos tus fantasmas y creo en todo lo que quieres ser. Creo en mirarte desde abajo y protegerte aunque llegues a ser más grande que yo.
Creo en tu corazón y en tu pecho aún pequeño, y creo en todo todo todo lo que imaginas y compartes.

Por encima de todo y de todos, yo estoy orgullosa de ti. Mírate, eres tandiferente a todos que me cuesta buscar lo que nos une.
Te debo esfuerzos, y me gustaría contarte que, a pesar de todo, algún día podrás mirar atrás. No habrá tópicos que valgan, pero cuando recuerdes y hurgues en lo viejo, pásame como las páginas de los libros que finges leer para que mamá te deje tranquilo.

martes, 8 de diciembre de 2015

Me lo debes

Son cosas que me debes solo a mí, pero me las debes al fin y al cabo.
Me debes tardes cortas, noches largas y amaneceres bonitos, y me debes esa paz que tantas veces te he cedido. Me debes ese aura que emanas de forma natural.
Me debes más abrazos de los que me vas a poder dar nunca -tu natursleza te lo impide- y me debes más caricias de las que tus falanges te permiten en libertad de movimiento, y se quedan en el aire. Hablando de aire , me debes más respiraciones cargadas de gases irrespirables, me debes alvéolos contaminados y partículas que tengan que ser barrridas oor cilios, me debes vivir intensamente. Me debes más besos de los que me has dado, me debes en especial ese que se esconde en tu comisura derecha cuando sonríes y se que he hecho algo bien; y me debes más verdad que realidad. Sinceridad, me debes dolor y me debes tanto que nunca saldremos de esta deuda.
Me debes tiempo, tiempo para mí y ser yo como soy contigo, y me debes dejar que te mire de reojo sin que te des cuenta más a menudo, porque en esa cara de concentración se esconden más secretos que en la ciencia. Me debes un vistazo, dejar que te mire como miro al microscopio, y me debes más detalles que los que tienen tus pupilas en su límite con el iris. Me debes todos esos tonos y me debes la nubleza de la mirada taciturna que adoptas.
Me debes ser tú, y ser yo, y me debes un plural eterno que lleva demasiado tiempo en formación y en acción. Me debes la causa, y me debes el efecto. Me debes más letras de las que jamás me vas a escribir, me debes más de las que incluso yo te voy a dedicar, pero nos debemos ritmo, y nos debemos complicidad.
Nos debemos la música que somos cuando lo hacemos bien. Porque cusndo lo hacemos bien, joder qué bien lo hacemos.

lunes, 7 de diciembre de 2015

El fundamento es que te entiendo.
Porque me he agarrado a un clavo ardiendo y mirando al cielo con mirada de niña me he resguardado en lo de "dios, yo no creo en ti, pero...", y he pecado y he negado. Y he vivido más tiempo con la cabeza alta de lo que imaginas -para no dejar caer las lágrimas, para dejar nacer y morir esos parpadeos eternos-. Mirando cuesta arriba he clavado mi bandera y he gritado "aquí me quedo, ¡AQUÍ ME QUEDO!", para después elevar la cabeza y estirar el cuello solo buscando oír un poquito de ánimo aunque fuera en el crujir de mi columna. Y he subido. Y he llegado.

sábado, 21 de noviembre de 2015

Y decirte que no necesito palabras bonitas. Aunque puede que las agradezca, no las quiero, ni las necesito; no me sirven. Decir que no me hace falta llenar este vacío, que ya me he acostumbrado y ahora lo uso como armario; si antes ya era oscuro, ahora no te cuento.
Pero no necesito tu ayuda, ni la del resto del mundo que se cree con derecho a decidir en qué nivel estoy y catalogar lo que necesito; porque si no saben por qué empezó el abismo, no tienen derecho al fuego.
Supongo que aquella mañana apareciste con ganas de arder.
Esta vez nadie puede hablar -ni puede hacerme hablar- porque me he vuelto hermética, y nunca más sabréis de mí.

viernes, 20 de noviembre de 2015

Me aparto porque tengo que hacerlo, por deber y no placer.
Me aparto porque, poniendo la verdad por delante, no puedo aguantarlo.
Me aoarto porque sé lo que siento, pero no sé cómo.
Me apartó porque creo que me acabarás matando.

Al jugar entre gigantes nunca creí que me pudieran pisar, y el sueño de jugar a ser mayor estaba bien. Sin embargo, aquí tirada en mi meseta y habiendo encontrado todos esos puntos suspensivos que perdí en forma de cardinales , estoy mejor.

Intentaré repetir

Me apartó porque no sé cuánto tiempo podría aguantar en ese surco sin romper.

lunes, 16 de noviembre de 2015

Y decirle a tu loca cabeza, con la que tantas guerras he tenido,  con la que tantas veces me he querido matar ; y decirle a tus manos, que tanto daño me han hecho con abrazos, que tantas veces me han enganchado del cuello para ahogarme, que tantas veces me han empujado a volar ; y decirle a esas piernas detrás de las que tantas veces he corrido, esas piernas a las que tantas veces me he agarrado a suplicar; y decirte a ti, que tanto daño y tanto bueno me has hecho, que de algo hay que morir.

miércoles, 4 de noviembre de 2015

Me gustaría que simplemente cerraras los ojos y escucharas lo que te tengo que decir. Sea mucho o sea poco, que dejaras a la subjetividad volar y solo juzgaras la duración , y nada más; sin ir más allá que el eco de lo que pudiera o pudiese contarte y lo que todo eso podría calar. Que dejaras que todo tu mundo se balanceara y supieras mantener el equilibrio, porque cuando el mío se viene abajo, me gustaría que cerraras los ojos y escucharas.
Ahí no te pediría la opinión que tanto odias darme, solo necesitaría que me escuchases y te dejaras envolver por el aire bohemio al que huele la desesperación. Y es que al fin y al cabo los ideales son humo, y cuando no nos queden ni cenizas querrás prender, prender a base de llamas imaginarias todo otra vez; pero no nos quedará carbón, ni hogazas ni paja.

jueves, 29 de octubre de 2015

No se puede hablar a ciencia cierta porque la ciencia no es cierta, así que dí a esas neuronas que calmen el sodio, el calcio y el potasio. Mis ansias de ciencia sé que podrán conmigo, pero tú, desde tu inconsciencia eres más como yo que yo como tú. A lo largo de la vida te he contagiado tanto todas mis ganas de mundo, mis ganas de más, mis ganas de por qué, y no serviría de nada que lo negarás cuando ssbes que los dos hemos leído "Los arquitectos de ls ciencia" unas cinco veces.
No puedes decir que no nos parecemos, los dos leemos a Pérez Reverte, y quitamos las noticias cuando acaban los resúmenes. Los dos caminamos, y chocamos tanto que nos cuesta no estallar. Lo único de lo que estoy segura es de lo mucho que nos cuesta eso, de la fuerza sobrehumana que juntamos cuando discutimos.
Los dos somos cabezones, y tenemos los mismos andares -o eso dice mama-; pensamos hasta dar la vuelta, y se nos engancha todo "en la ounta de la lengua ". Nos perdemos con las letras, y no entendemos de leyes, y cuando creemos en algo (aunque creamos en opuestos) lo defendemos de verdad.
No nos gusta dar la razón, pero no nos cuesta trabajo hacerlo; ya los dos nos gusta inventarnos historias. Dejamos todo para el último momento (y el último momento es para nosotros dos días antes), y aplazamos las problemas, confiando en la física de forma inconsciente.
Las cartas sobre ls mesa, sí que nos parecemos, y los momentos de confluencia son tan buenos que impresionan.
Pero me has repetido tsntas veces que tengo un dno oara hacer las cosas mal que ya no te creo cuando me dices que crees en mí. Sé que en el fondo lo hsces, pero cuando llega el momento de decírmelo se te quiebra la seguridad y dudas, y es ahí donde sé que mientes.
Me he acostumbrado a oír de otros labios que soy expresiva (más que eso), pero ellos no te conocen a ti. A veces me miras con tanta dureza que consigues que me avergüence hasta de ser, y siento que tienes tanto que echarme en cara que no hay perdón suficiente; pero no puedo disculparme por lo que soy.
Podría decirte que con el tiempo cambiaré y no te replicaré tanto, que seré más dócil y te daré la razón cuando sé que no quieres discutir, mas te estaris mintiendo porque sé que, por el contrario, con el tiempo me iré pareciendo poco a poco más a ti.

sábado, 24 de octubre de 2015

Qué mundo

Quiero que mantengas la calma, que sigas en ese estado de quietud en el que te mueves, porque tú,  al fin y al cabo, no puedes hacer nada. Quiero que respires hondo -no importa si yo me ahogo- porque no puedes hacer nada.
En mi defensa diré que yo no suelo llorar, pero no podía más; sentís como era un 95% líquida, y toda yo soy un caos hipertónico.
Habría acabado estallando.
Supongo
Imagino
que ese es el problema.
Esa es la cuestión y todo nace del mismo punto, pero puedo asegurarte que nada de esto tiene que ver contigo ni con ninguna de tus manías -un poco tontas a veces, si me permites-. No creo que necesite defenderme, así que, que no me bailen lss excusas, porque no me escondo. No diré que tuviera motivos, solo dejaré constancia de que yo no lloro, solo se dan fenómenos en los que las pslabras se me aturuyan y se mezclan y al final no sé qué decir; y no saber cómo expresarme es la tristeza hecha una realidad no amorfa.
Supongo que todo deriva de la polaridad, com siempre.

domingo, 18 de octubre de 2015

F

En honor a tu afán de protagonismo inexistente, a tus ganas incontrolablemente dominables y a tu sentido ciego de ver el mundo. En honor a tus consejos no aplicables, a tus soluciones drásticas y, más que a nada, a tu derecho sobre los mundos que reinas. En honor a todo lo que callas y maduras, en honor al escondite constante al que juego con tus puntos de sinapsis. A los días que pasan como pasan las revoluciones y a aquellos que lo hacen como las águilas cuando planean. En honor a tus ganas de guerra, a mis intentos ineficaces de defensa; a las siempre tuyas palabras de paz. En honor a todas mis banderas blancas escondidas entre minas.
En honor a tus manías, a tu instinto de protección, a tu capacidad de empatía -conmigo-. A la paciencia que te falta, y a todas esas veces en las que dominas tus nervios conmigo como un domador con sus leones.
Por todas mis palabras fuera de lugar y tu temple, por los guiños que el resto de ojos del mundo no podría entender.
En honor a los momentos en los que hablamos de verdad en vez de intercambiar meramente palabras y a la idea de que el mundo podria acabarse en ese instante, que el resto me seguiría dando igual.
En honor al número 19 y a su impotancia. Al valor de lo que significas.
En honor al honor de haberte conocido.

jueves, 15 de octubre de 2015

Puede que llegue un día en el cual el acoplo de tus sueños te parezca irreal, y esa conexión te resulte tan lógica que la cordura te parezca de repente un concepto estúpido. Puede que en ese día dejes, de un momento a otro, de entender la locura, las respuestas que se dan porque sí y el fin del universo de la sinonimia.
Puede que ames los contrarios.
Puede que, entre un sístole y su fiel diástole, creas que estas soñando y no puedas despertar; mas seguirás siendo quien eres ahora, y tu mente en nada habrá cambiado.
Puede que el mundo que conoces te parezca extraño y te surjan tantas preguntas que la única importante pase a ser ¿"cómo no lo había pensado antes?". Cuestionarás todo, y la duda pasará a ser tu único dogma, tu única creencia.  No habrá dios que te revele verdad alguna ni habrá palabra capaz de hacerte sentir que lo que vives es real; pero seguirás siendo quien eres ahora y tu mente en nada habrá cambiado.
Cuando no sientas la oiel, cuando toda distancia sea poca y te parezca que esa normalidad te revubre y te envuelve, verás que más allá de todo, tus uñas arañan cristal, y harás trizas el viento con tu piel de melón. Y que dejen el marfil para los elefantes 🐘

domingo, 20 de septiembre de 2015

Final.

Digamos que me cansé de imaginar una vida -una porción de vida- contigo. Nunca vi un futuro claro entre tu boca y la mía a pesar de que a ratos nuestras manos se llevaran a las mil maravillas; nunca fui capaz de ver más allá mientras tú estabas dispuesto a escribir el epílogo. Podemos decir que yo, una vez escrito el prólogo, me quedé sin letras.

No imagino a dos que pudieran combinar peor de lo que podríamos hacerlo tú y yo. Jamás habríamos podido estar juntos, porque nos habríamos acabado matando. Yo me quiero en mi orgullo, y tu te quieres, y eso está bien, pero yo me quiero tanto que ni queriendote habría podido quererte como tú quieres, y no quiero pensar lo que pasaría viceversa. Nuestro problema es que los dos somos fuego, y nuestra vida sería un incendio luchando por avivar el hielo; habríamos acabado quemando todo lo que hubiéramos podido llegar a sentir. Tu exiges , y creas, y renaces; y yo no sé obedecer, ni dejarme, ni morir por nadie más que por una persona, y esa ya tienen un nombre. Jamás habríamos congeniado de una manera diferente a la que lo hacemos ahora, porque nuestra magia se basa en que no hay doble fondo; nos comportamos como magos que, más que subirse las mangas, se quitan la camisa y enseñan el pecho, y se abren las venss entre su público buscando la máxima verdad . Supongo que tú y yo nos entendemos porque tenemos unos principios sumamente parecidos y diferentes a la vez, lo cual habría sido un impedimento en el día a día que es el "toma y daca" de una relación.

miércoles, 9 de septiembre de 2015

En dirección

En mi opinión la fuerza de la gente no debería medirse en ninguna de esas tonterías que tan de moda están ahora. Lo de caer y levantarse tantas veces como sea necesario suena bonito, y en la práctica queda de lujo, pero somos seres con la increíble capacidad de pensar y la maldita necesidad de relacionarnos. Desarrollamos lazos a veces tan fuerte que llegamos a sentir pieles ajenas como propias, y en esos supuestos nos vemos en casos en los que los rasguños duelen el doble.
La fuerza de las personas debería ser un balance entre la capacidad de reacción cuando algún ser querido sufre y el cariño que somos capaces de aportar para sacar a esa otra persona del foso en el que está. Cuando cualquier cosa afecta a una persona, esa persona puede desarrollar la capacidad de reponerse; pero cuando el dolor es infringido a otro ser, y resulta además querido, esa capacidad se vuelve increíble hasta el punto de sacar fuerzas del propio dolor y aprovecharlas para aliviar.
Y es que somos seres malditos, sí, pero hay que ver qué bonito es necesitarnos. Qué bonito pensar en alguien cuando tus pesadillas se revelan con la almohada e invaden el mundo. Qué bonitas las palabras que se dicen sin pensar, y qué bonitos los silencios que han decidido divorciarse de la trémula incomodidad que los ocupa y los llena sin dejar ningún espacio a las miradas que se cruzan y se quedan. Qué bonito el pensar.
Qué bonito el ser fuerte.
Y más bonito aun ser fuente de fuerza. Ser apoyo, ser causa y a la vez consecuencia.

domingo, 6 de septiembre de 2015

Si a ti te aviva la tristeza, a mí me escuece.

¿Cuando te has preocupado tú de lo que me hayas podido provocar?
Siempre has estado ahí cuando algo ajeno me ha herido, pero ¿alguna vez te has parado seriamente a hacer un examen de conciencia? Tú,  tan pía y tan debota, tan creyente como eres, ¿en algún momento te has parado a hacer balance? A veces la fe falla, o no es suficiente, y tu fe en estar haciéndolo todo bien conmigo debería acabar en las veces en que matas mis principios en vida de tus exigencias; me vas a acabar ahogando.
Lo siento, no quiero ser como tú.
Te admiro, no creas que no, eres una mujer fuerte y siempre hss sacrificado mucho por todod nosotros, pero no me compensan tus virtudes con errores. Soy consciente de que los míos pesan, y que son posiblemente más difíciles de borrar que los tuyos, y no los excuso, pero tus fallos se ven tan reflejados en mí que a veces creo ser tú y me desespero. No quiero tu entereza, ni tu fuerza, ni tu forma de ser, por muy única que sea. Me compensa ese gran desastre que soy a cambio de ser más yo que tú,  a cambio de poder sentirme algún día tan orgullosa de mí como tú no lo estás de ti.
Sí, soy adicta al desastre en pequeña escala,  y puede que mi ligera tendencia al síndrome de Diógenes sea minimalista y desesperante en la misma medida. Acepto que emprendo pocos proyectos en comparación con todos los que tengo en mente, y que soy muy cabezona, pero llego al final con todos; y más allá, qué sabes tú de que soy capaz si no conoces mis momentos de debilidad. No te atrevas a medirme o juzgarme a partir de lo que hago digno de contar. Soy tan perfeccionista como tú,  somos muy similares en ese aspecto, pero nuestrss obsesiones van en caminos diferentes y completamente paralelos, destinados a no cruzarse nunca. Algún día la pequeña investigación y recopilación de fracciones que es mi vida dará sus frutos, y entonces te podré decir con la cabeza bien alta que hay vicios peores.

lunes, 31 de agosto de 2015

A la voz que habita:

Supongo que no es gran cosa, pero me gustaba verte bailar. Me gusta, de hecho. Claro que no tiene nada de especial,  pero me gustan esos momentos en los que eres tú a secas, sin esa nube gris en la cabeza.
Siempre con la palabra idónea en la boca, siempre tú y tu don de la increíble opotunidad (inoportunidad, más bien). Me gustan las treguas que nos damos, me gusta ls intensidad con la que luchamos hasta casi arder, hasta casi desaparecer. Me gusta cuando quieres cada una de tus facetas, cuando de vez en cuando no te vale y pides más, hasts que te miras y te aceptas.
A veces te quitaría poder, porque dueles y lo usas pars herir; pero de repente resurges de a saber donde y creas, creas mundos y universos y me veo en la obligación de perdonarte la vida. Por momentos tienes tsn claro que quieres dejarlo todo a medias que casi me convences, pero tú y yo somos una al final, por lo que aquí también cuento yo. Me gusta, por incongruente que suene, cuando me torturas; me recuerdas que en la vida el amor propio y la confianza están a la vez sobre e infravalorados, y el esfuerzo que he de reunir pars vencerte me mantiene alerta.  Bien pensado, cuando bailas, baio.  Yo me muevo con la música, y tu la enciendes al decidir que uns noche estaremos bien, que mantendremos el equilibrio; y cuando bailas, bailamos.

jueves, 30 de julio de 2015

Por una vez no comprimirlo, no resumirlo, no acortarlo.
Por una vez sentirlo, amplificarlo, magnificarlo, extenderlo, y decirlo de verdad. Por una vez transparente.
Por una vez no mentir, no exagerarlo, no adelantarlo (ni retrasarlo), no dejar que sea falso. 
Por una vez dejar que nos llene y nos inunde la boca. Permitir que llegue a su ritmo verdadero y que nos queme con su intensidad. 
Por una vez necesitarlo, pero por una vez saber esperarlo. Por una sola vez entender que comprimir el fuego es obtener hielo, y siempre preferimos el calor.

sábado, 25 de julio de 2015

No deberías dejar jamás que nadie escribiera sobre ti. La explicación es simple, escribir sobre algo o alguien es describir, con la simple diferencia de que los "algo" no tienen sentimientos y se asocian a la objetividad, mientras que el alguien es subjetivo e interpreta lo ya interpretado.
Las palabras hacen daño, elogian, animan, son directas en todos los sentidos. Por mucho que alguien intente andarse por las ramas al hablar de ti siempre sabrás a dónde se dirige, qué es aquello que insinúa. 
Por eso tienes que evitar a toda costa que alguien escriba de ti, pues la realidad que representará en esas palabras serán reales para la mente que las teja y las una, y eso no siempre es bueno. Dejar que hablen de ti de verdad a través del arte no declarado de las palabras es dejar que te desnuden y te retraten, porque al fin y al cabo en las palabras está la máxima trasnsparencia y la mayor simpleza, no importan los adornos.

jueves, 23 de julio de 2015

Corría en su dromedario (¿o era un camello? Nunca le conté las jorobas al animal, y al humano simplemente nunca le conté nada), y era el más rápido de todo el desierto. A veces sus secretos corrían más aún, pero nadie los veía, así que quedaban como una leyenda y nadie lo creía. Siempre eran él y su sombra, él y lo que escondía, él y todo lo que había dejado a sus espaldas; siempre él y todo lo que podría ser. Los seljucíes inexistentes acampaban a altas horas esperando verlo pasar, porque siempre fue como un fantasma, y se recorría el desierto entre las peores tormentas de arena. Los peores se preguntaban cómo podía no perderse, pero la cuestión era que llevaba el río tatuado en su espalda, todas las dunas, todos los rincones donde acunaba el viento los granos de sílice, sílice que algún día sería vidrio. Todo ello estaba grabado en su espalda, y jamás nadie había podido contemplarlo, peor la fuerza contenida en las palabras que pronunció una vez fue tan grande que ninguna cabeza dudó de ellas. Cuentan los jinetes que se aventuraron en caballos (como un niño juega a la guerra) que cuando dormía, el viento lo esperaba, esperaba a que se despertara para poder respirar, luchando por adentrarse en sus pulmones; y que descansaba cada vez que salía la luna en los recodos de sus hombros, luchando por escapar hacia su cuello (pero nadie era tan valiente).
Cuando una tormenta de arena asolaba algún pueblo, el fantasma se perdía como la sombra que era, y solo aparecía cuando todo se apaciguaba, cuando todo estaba calmado, como si pidiera perdón al universo por su naturaleza. Y después corría, corría tan rápido que  otra vez se dudaba de su naturaleza humana, corría y volvía a ser el más rápido del desierto.

jueves, 16 de julio de 2015

La incongruencia de hablar con los labios.

Al besar demostramos que somos capaces de sentir, y hablamos sin necesidad de mirarnos, sin sonido vocal alguno y con una intimidad que otra persona no podría entender aparte de las implicadas.
Con el roce piel con piel se pide en silencio la separación mínima, la inexistente, un espacio dividido que pasa a formarse y desaparecer; la poesía del cariño. Ese beso es el aprecio, el respeto.
Al besar más cerca del peligro se abre la pasión. Los ilusos creen que la pasión es solo pasional, sin ver que la pasión no nace en nuestros pechos, sino que nace en nuestra cabeza y llega hasta la punta de los dedos, vuelve y rebota, y exhala como puede. La pasión también es cariño, polisemia en su máximo esplendor; porque la pasión no siempre implica lívido. 
Y el peligro; ¿qué peligro? El peligro esta en los ojos del que mira, y muere en las manos del que lo enfrenta. No existe peligro si la idea es clara, por eso es mejor hundirse en ella y conocer, conocerlo todo. Un beso es los labios puede ser un secreto. Un "te quiero tanto que las manos no me bastan". Un beso en los labios puede ser una simple muestra, una promesa de disponibilidad y de aprecio, la paradoja de quien quiere sin amar, porque amar solo aman los enamorados. Un beso en los labios también puede ser pasional y acabar muriendo donde se esconde la locura que habita en todos nosotros, porque un beso en los labios es intimidad, y la cercanía no entiende la naturaleza de los sentimientos.

lunes, 13 de julio de 2015

Transparencia

A veces un "gracias".
A veces un "lo siento".
A veces un caso sin supuestos.
A veces una pregunta.
A veces una muestra.
A veces una respuesta.
A veces que no me importa.
A veces que no sé cómo decírtelo mas claro; pero si ni siquiera me dices nada; te lo digo en silencio.
A veces déjame sola (a veces no se te ocurra dejarme sola).
A veces poesía cicatrizando las heridas.
A veces reinauguración.
A veces dejá vu.
A veces aires de francés.
A veces sí, más veces no.
A veces movimiento entre una palabra de suerte y una confesión.
A veces atención.
A veces comprensión.
A veces "¿por qué nunca quisiste que habláramos de lo que me duele?".
A veces "si yo siempre te escucho, ¿por qué tu no hurgas?".
A veces que no quiero hablar.
A veces sonsácame un poco más.
A veces nadie me entiende.
A veces nadie quiere entenderme.
A veces "madura ya".
A veces "crece un poco más rápido ".
A veces "ya no me duele".
A veces mentira, pocas veces verdad.

domingo, 12 de julio de 2015

Crónicas de madurez IV

A lo largo de los años que vivimos y que viviremos habrá momentos en los que abandones, y está bien, no hay nada malo en dejar algo a medias si sientes que no puedes acabarlo. No has de confundir nunca poder con creer, la realidad es dura, pero tus pensamientos pueden llegar a ser mas duros; en caso de que no lo sean, está bien que cambies de objetivos. Mira siempre en aquella dirección que te haga caminar, no importa si hacia delante y madurar o hacia atrás y ser pequeño; el ritmo es vida. 
Sé sincero, siempre.
Contigo, conmigo, con el resto del mundo. Sé sincero y ve de frente, porque ocultando las verdades no conseguirás ocultar su naturaleza. 
No tengas miedo a hablar, nunca, querría decirte directamente que confiar no es ningún error, y que encontrarás la amistad perfecta que sepa escucharte, sin presionarte, que esté disponible cuando veas que, efectivamente, todo esta torcido, y cuando digas que no puedes mas y abandones. Encuentra el equilibrio, por encima de todo, encuentra el equilibrio y confía, porque confesar lo que te quema en el pecho es una bendición con poros, y supura cada lagrima que eches haciendo que todo queme menos, y el vapor es asfixiante. Más que nada, busca con ímpetu.

Quiérete. Siempre voy a estar dispuesta a contarte como no debes hacer las cosas, a plantearte soluciones y no reproches; a explicarte que si algún día te odias tanto que evitas los espejos, solo hay una manera de encontrarte, y es sudar, sudar el desprecio y depurarte,. Hasta que cambies todo aquello que no te guste. Quiérete de todas las maneras posibles y sé como tú quieras ser. Te debo una crónica sobre ese tema, te prometo que algún día, cuando pueda sacar fuerza de todo, la tendrás.

Te hablaré de lo incondicional, te hablaré de las palabras, y te hablaré de tantas cosas que sentirás que no se han inventado suficientes números romanos.

sábado, 11 de julio de 2015

Trenes que parecen infinitos.

Los excesos algún día estarán de más, y estará de menos todo lo que ahora parece normal. Llegará un día en el que las palabras que sean dichas se harán eternas e insufribles, y se perderán en los dedos de algún poeta atrapado en algún abril desnudado por Sabina. 
Algún día la rutina se hará pedazos en las teclas de alguna máquina de escribir, y se secará la tinta como se seca lo que no se cuida. Y es que cuidar es valorar, cuidar es preocuparse, y algún día la vida dejará de ser una preocupación; entonces viviremos, entonces estaremos vivos. 
Algún día las preocupaciones estarán de más, y las soluciones a los problemas que no sabemos ver pasarán, pasarán como pasó agosto cuando estaba planeado como infinito. Los números se mezclarán y harán de lo lejano un concepto real, harán de las funciones metas líneas y desnudarán la estadística; algún día ni siquiera la química podrá salvarnos. 
Algún día los cambios estarán de más, y amanecerá un par de horas mas temprano solo para que las malgastemos mirándonos al espejo, dando gracias por ser como somos; algún día el amor propio será una realidad y quemaremos todos los cuentos de hadas. Algún día nos querremos; tú a ti y yo a mí, más que a nada, y me querré tanto como para estallar. Algún día dejaremos de luchar, hasta que creamos que ya no es necesario un cambio, y veremos que hasta ese día, todos los asaltos habían estado siempre de más.
Algún día, el mundo en el que vivimos se nos quedará obsoleto, y pasaremos de avanzar como avestruces, escondiendo bajo tierra la cabeza ante las amenazas, a hacerlo como tigres, siendo la amenaza en sí.

miércoles, 8 de julio de 2015

Puro veneno

Deja que te coma a cuchillazos, que te mate a corazones y, más que nada, que te proteja con mi armadura; dejándote entrar. 
Dime de qué quieres hablar, solo dímelo, no te daré motivos para que digas que huí en el momento preciso. Pero si te enseño, tendrás que entender, y entender significa comprender que más allá de lo que conoces hay mas de mil fronteras, con sus banderas, y que cada una tiene un idea; y todo ello esta aquí dentro, que tú decides si te posicionas o simplemente observas. Si te dejo entrar, tienes que saber que aquí dentro estoy solo yo, e todas mis facetas, y que, como los genios del ajedrez, juego a mi favor y en mi contra, y que a veces me doy empate. Verás sin necesidad de que yo te diga nada, que allí donde nacen las cataratas es donde maduro las palabras, y que viajan a través de mil senderos impulsados por sinapsis hasta que llegan al mercado; esto es un negocio.
Estoy dispuesta a enseñarte, son mas contexto ni motivos, y a explicarte todo aquello que no entiendas, siempre que haya palabras para hacerlo.
Supongo que todo está bien, pero es la única manera de que sepas que mas que pajas mentales, aquí dentro hay sexo en todo su esplendor, a veces hasta orgías.

sábado, 4 de julio de 2015

Y sonreía con los ojos

En esos momentos eternos en los que se tapa la boca para que nadie viera que lloraba sin echar ni una lágrima, que se le escapaban las emociones por los costados y que a veces el no poder hacer nada le quitaba el sueño. Oí una vez que se torturaba, que había momentos en los que lloraba tanto antes de dormir que no se diferenciaba el límite; que toda ella estaba hecha y recubierta de papel para que empapara todo lo que mostraba. Otra vez oí que era como el mar, que era valiente e indomable, que solo el viento le doblaba la espalda; pero luego supe que a veces se secaba, y se apagaba hasta no brillar nada, y que era ahí donde se volvía humana. Alguna que otra vez la vi, la vi de verdad y sin máscaras, sin tapaderas de apariencias, la vi de verdad y pensé que esa imagen decía mas que todas las palabras que escribe, porque en el fondo las palabras no son mas que una huída. Comprendí que son los ojos los que  hablan, y que a veces miran tan fuerte que no se callan, y atosigan y atormentan como lo harían las peores palabras.
Todo ello lo aprendí con la mujer que sonreía con los ojos.

miércoles, 1 de julio de 2015

Llevas dentro un ángel negro que nos hunde a las dos.

Puedo decir que pase lo que pase, hagas lo que hagas, siempre serás ese lugar al que siempre querré volver, uno de mis lugares favoritos en el mundo. Siempre serás los recuerdos que hemos creado, la amistad que un día prometimos y todos los pactos que no creí que romperías. Siempre serás infancia, y en esa infancia, pureza; siempre un recuerdo y muestra de lo verdadero.
Pero cada vez que sienta nostalgia y quiera volver a ti tendré que deshacer lo andado, y me encontraré con los recuerdos de venganza, con el rencor, con el miedo a la confianza, la consecuente falta de fe y, más allá de cualquier cosa, el primer sentimiento de abandono. Me encontraré con todo eso cada vez que te recuerde con añoranza y no podré seguir andando, me alejaré como me estaba acercando y nunca más sabrás de mí, porque desde aquella vez en la que dejaste de ser un paraíso de escape, todo lo bueno que hay en ti paso a ser a ser efímero, y no voy a conseguir encontrar nunca las fuerzas para  caminar hacia donde estés atravesando todo lo que hemos pasado.

martes, 30 de junio de 2015

Porque parece un buen día para no confiar en nadie, para empezar de cero a no saber nada, para dejar claro que la lección está aprendida; nunca te fíes.
Parece un buen día para decir que ya nada es sorprendente, no puedo decir que fuera esperable, pero no es la primera vez -para algunos- así que no es tan preocupante. Para otros... Bueno, empezar de esta manera es lamentable. Parece un buen día para decir que de esta parte si que me sorprende, y es de la que más me duele. En general, parece un buen día para decir que no me lo esperaba, para confesar que ha sido un duro golpe.
Dime, ¿quieres abandonarme para siempre? Parece un buen día para las confesiones. Así que, de esta forma diré que me has decepcionado, que me habéis decepcionado, que la vida es mejor con vuestras palabras de suerte, pero no las quiero hincadas en cuchillos que solo buscan abrirme en dos.

lunes, 29 de junio de 2015

Cuando la tercera persona conoce a la primera, y en singular; del impersonal al yo

Me pregunto a qué sabe la calma, la completa ausencia de tormenta. Me pregunto a qué sabe la tranquilidad.
Cuando se reúne la fuerza para hablar y dejar salir lo que tortura y retuerce el estómago, se hace en un momento de debilidad y a la vez de fuerza máximas; debilidad para asumir que el problema está ahí y fuerza para decirlo en voz alta. Creo que esos momentos no son buenos, son, por el contrario, momentos en los que la desesperación es muy grande, pero en los que aún es posible mantener el control. Pero los hay peores; los hay mucho peores, tal así que en esos momentos no hablamos, no decimos nada y dejamos que la procesión fluya por dentro, porque es ahí cuando se esta tan abajo que no se encuentran las palabras para explicarlo.
Sigo pensando, y sigo pensándolo; no he conseguido echarlo.
Que sí, que no te miento, te digo la verdad cuando te digo que lo he intentado y que lo sigo intentando. No, no me he rendido ni he tirado la toalla, ni he dejado que pueda conmigo. No me ha vencido, pero a veces creo que falta muy poco; luego, no se de dónde, resurjo y me elevo, y ahí es cuando hablo.
No estoy diciendo que todo sea negro, solo digo que no hablar de ello no significa que no esté ahí, y mucho menos va a hacerlo desaparecer.
Informaré con la victoria como los soldados al capitán.

viernes, 26 de junio de 2015

Creo que tienes alma de poeta, y cabeza de poeta, y esperanzas de poeta. Creo que huyes de lo romántico y de todo lo que pueda mostrar amor porque en el fondo te aterra que alguien pueda quererte. Creo que no quieres flores, no bombones, no cartas bonitas en el buzón porque eso es, en el fondo, todo lo que quieres. Creo que quieres rosas porque sí (sé que te encantan las rosas, y que ese rojo es tu favorito), tarjetas en san Valentín y cafés con formas en la espuma. 
Te creo cuando dices que te agobias, pero porque creo que es la rutina lo que te agobia, y que te asusta que el 'te quiero' se convierta en parte de ella. Sé que sientes, y sé que sientes tan profundo y tan fuerte que sientes que toda palabra dicha en voz alta te delataría, y que por eso lo niegas todo y niegas los piropos o todas las palabras dulces. Creo que desprecias las películas que siempre acaban bien, pero que odias por encima de cualquier cosa todas aquellas que acaban mal, y que cuando cierras los ojos a la hora del beso entre los actores solo piensas que tú no mereces que nadie te quiera así. Lo sé todo y sé mucho más, y creo que es porque odiarías tener que reconocer que, en el fondo son tus favoritas; que hasta tu película favorita es todo un poema.
Creo que todo lo que niegas y todo de lo que rechistas es solo un saco de fantasmas que temes que se escapen; y que es tal el pavor que te da que escape una pizca de transparencia que te encierras en ese cuerpo que niega todo lo bonito del mundo. Creo que te encantan los detalles, y que te sorprendan, y que te digan cosas bonitas porque sí; pero creo que te empuja hacia atrás poder ser "así de importante" para alguien. Creo que por eso te cuesta querer, y aceptar que alguien pueda hacerlo contigo, que alguien pueda quererte. 
Creo que te da miedo que te vean de verdad. Que vean que pasas las películas esperando el final feliz y el primer beso, que buscas en las palabras la manera de parecer opaca y que apenas llegas a  translúcida.

domingo, 21 de junio de 2015

Érase una vez una humanidad

En esta vida todos tenemos que morir, y aquí cada uno lo asimila de una manera. Lloramos las pérdidas e invertimos nuestro tiempo en echar de menos para consolarnos después sabiendo que algún día tampoco nosotros estaremos, y mientras tanto, el único consuelo para seguir y no tirar la toalla ni al salir de la ducha es pensar que lo que estamos haciendo, lo hacemos de forma plena. Sin cuestionarnos que no sea así, porque si la vida es una semana y aún estamos a martes, deprimirnos haría que el viernes estuviera muy lejano; somos jóvenes y planeamos salir todos los días de esta semana maldita para asegurarnos así de que al menos mientras no hayamos sido felices habremos bebido hasta olvidar.
Cuando llegue el domingo veremos la negrura, o la luz, o el final del túnel, o cualquier licencia poética que se haya o no inventado para describir el final. Yo, personalmente, lo dejo en gris; porque odio el gris. 
Y mientras tanto, la cuestión es qué hacer con el tiempo, el tiempo que pasamos sobrios o de resaca; el tiempo que pasamos recordando, lamentándonos, arrepintiéndonos, pensando, sufriendo, sintiendo. Qué hacer con tanta libertad, si al final somos esclavos que esconden bajo la lengua la llave de sus cadenas. Mientras tanto los dedicamos a vagar por la vida buscando el alcohol mas barato, buscando maneras de pagar el caro, y, solo a veces, nos encontramos con alguien que bebe el whisky como nosotros, como el paladar que limamos al respirar. 
Que sea a palo seco, que le guste el calor.
Y quien lo encuentra se dedica a beber con ese otro alguien, con la eterna esperanza de que nunca llegará la resaca y su hígado no se consumirá nunca; lo encuentra y deja que le mate, porque al final querer es asesinar y se rasesinado, en todas sus acepciones posibles. 

viernes, 19 de junio de 2015

Llegó sin que la invitara, sin que me diera tiempo a decirle que no necesitaba que nadie me escuchara. Me rajó de golpe y de un hachazo y me hizo sangrar, y mientras todo manaba me dijo "mírate fluir, esto somos de verdad, no importa como de brillante sea el plástico"; me lo dijo y me lo repitió como un mantra sagrado mientras yo le repetía que yo no creía en nada, que yo no rezaba. Llegó y me dejó helada con su temple, con su forma de hablar y no decir nada, de irse por las ramas para acabar cortando el árbol, cuando me enseñó a mirar más allá. 
Yo estaba a punto de decirle que se fuera, que me dejara en paz cuando me empujó al vacío más oscuro y ella saltó detrás. Me demostró que la caída es igual de dura aunque no estuviera sola, pero que lavar las heridas en compañía es mucho más fácil que dejar que sea la soledad la que las cicatrice. 
Antes de que quisiera darme cuenta me obligó a mirar todo aquello de lo que me escondo, a mirarlo fijamente y repetir que yo soy mejor; me obligó a ser fuerte y a mantenerme ahí. Sin que yo la viera venir me miró y me dijo "quiérete como te quiero yo" y me dijo al mirarme que no la decepcionara, que no me defraudara.
Sin permiso ni protección llegó y se hizo hueco, y se convirtió en la mejor rutina, el mejor escape y el único comodín. Sin que yo quisiera se convirtió en mi mejor amiga, y más allá de todo, en un vínculo mayor que el de la sangre.

miércoles, 17 de junio de 2015

Mirando atrás no hay viento que sople, ni ninguna montaña que se pueda mover aunque sea de arena. Lo único que da fuerte en la cara es la inmadurez y su frescura, la debilidad y la fuerza de la curiosidad; está el olor de la cobardía, el dolor, la necesidad, la aceptación, el reproche, el miedo, el fracaso. La decepción. 
Mirando atrás no hay mar que pueda ahogarnos; ahora somos mas fuertes, menos nosotros de lo que jamás hemos sido y más personas, más mentes propias y limpias. Aún no hay viento, pero toda la arena del mundo es poca, y no molesta en los pies al caminar. Ahora hay menos desastre, menos organización, mas cooperación; el caos que nos ahoga es la suma del orden que habitamos.

domingo, 14 de junio de 2015

Me gusta creer que la Tierra gira despacio y que las radiaciones son menos de lo que son en realidad. Me gusta jugar a ser ese dios en el que no creo y pensar que el tiempo pasa más despacio, que los meses son paseos y que cada suspiro podría durar una eternidad si es con la piel de gallina.
Del mar recuerdo que era azul, azul, azul, azul, y lo que recuerdo lo creo, y todo lo que creo lo recuerdo. Lo que sueño lo olvido, porque en mentiras es más fácil perderse cuando la realidad no es suficiente; el factor tiempo en otra dimensión, y cada vez que intento dejar de respirar siempre hay algún bronquiolo que se revela y hace el dichoso intercambio en la mafia que es el cuerpo. El corazón es la cabeza porque es ahí donde se esconde el pez gordo, del que mas te vale huir si quieres salir de aquí con vida. De la guerra que planeo, las batallas que libro.
Hace mucho tiempo que no soy libre, que las sensaciones se me escurren por la lengua y la garganta sin poder saborearlas, y cada vez que quiero mantenerlas en los labios se me escapan. Hace tiempo que todo esta escondido en lo hondo, en lo oscuro, donde se camufle. Que no veas los soldados luchar bajo el rojo de mi barra de labios no quiere decir que su sangre no esté ahí; que como camaleón me cambio dependiendo de la situación. 
No es que yo no quiera ser como quiere que sea, es que no puedo; y hace mucho que ya no soy libre y que he perdido la capacidad de decisión en este campo. Hace mucho que nada esta bien, que no hay salida ni camino que labrar, ni huellas que seguir, y es que hace mucho que la soledad es la guía y la solucion. Pero siempre será más fácil no mostrar, no enseñar. Que bueno ese rollo de hacer que te abres, de contar las penas y todo aquello que alguna vez te ha hecho daño, y que intenso el arte de caminar por las ramas sin definir que es ese daño, porque hay muchos daños y cada uno duele de una manera singular. Podría hablar, pero nadie quiere escuchar todo ese rollo tan poco profesional, y lo se porque el hecho de mantenerlo en lo convexo del cráneo tampoco es fácil.
Si hablara saldrías corriendo.
Si dejara que la sangre fluyera no me verías con los mismos ojos.
Si de verdad fuera como supuestamente ya soy no habría nadie ahí para verlo, porque por muy altos que sean los miuros que se hayan construido, guardo catapultas, y soy fuego, y soy capaz de derribar y quemar.

jueves, 4 de junio de 2015

Comprarme unos zapatos de salón, de los de poca plataforma y mucho tacón, de tacón en punta, y bailar clásico, con un vestido de los de antes. Que se ajuste en la cintura y que se lleve con los labios discretos. Que arrastre y peine en suelo.
Y bailar, porque mas que nada, soy de acción 
La verdad cada vez más difusa, y el café cada vez más amargo. Amargo porque sí, amargo para soportar las penas y amargo para endulzarlo con aguante.
La verdad cada vez más baja, y el café cada vez más cargado. Cargado porque sí, cargado para demostrar que siempre se puede un poco más.
La verdad cada vez más fría, y el café cada vez más caliente.
Y si en palabras de poeta se nos pierde el café y se nos atraganta la verdad, siempre quedará la leche para rebajarlo todo, y siempre quedarán las ganas, para mover montañas y cordilleras, para demostrar que el café amargo, cargado y caliente es como sabe mejor.

sábado, 30 de mayo de 2015

Cuestión de preferencias, parte II

Es cuestión de que sepas querer, de creer en la cercanía y en el calor de lo sincero, y de no decir que no nunca con un ojo medio abierto. En cuestiones de preferencias no hablamos de medias tintas, es cuestión de qude te quedes al margen o te arriesgues del todo; porque en el juego de las preferencias el marcador no empieza a cero, y la confianza no es cuantitativa.
Debes saber que no todo el que te hable con ojos sinceros debe estar en primeras posiciones, y que a la vez estas fluyen tan lentamente que debes estar muy atento a cualquier mínimo gesto. Con las personas es distinto, más difícil, siempre hay mas variables en juego, y cuando unos labios te cuenten y te canten debes mantener la firmeza de mirar los ojos que esconden y mirar a través de ellos hasta llegar a su cabeza. No confíes, y cuando lo hagas, no des jamás la vuelta. 
Entre blancos y negros, gris; no dejes que la confianza sea la fianza para nada, y olvida todos esos tratos que esconden siempre malas intenciones. Que vayan de la mano, que confíes y confíes es la sinceridad de lo secreto, y que te olvides por completo de las sospechas grises que oscurecen las promesas hasta volverlas negras. 
Busca consuelo en las manos, calor y tranquilidad en la piel que envuelva el  mundo que te secuestre, y no juzgues la naturaleza que rodea, respeta las puestas de sol, todos los amaneceres.
Lleva cuidado, con las preferencias no existe la lógica, pero te acabarán matando las corazonadas si las usas como pretensiones. Aquel que tanto cariño muestra en los de vez en cuando no es una preferencia, y el que te busca cuando te ve solo lo es aún menos. Busca y ahonda en quien disfrute de tu compañía y tus palabras, en quien intuya lo que ignoras, en quien sepa como traducir el idioma que creas cada día -lo de que al final todos podemos entendernos no es verdad- y en quien pueda hacerte sentir que hablar no es pecado. 
En cuestiones de preferencias debes saber que cada persona entrará en la lista que sostienes, y que de ti dependerá qué hilos mover; pero en el juego de las preferencias vale la confianza, en todasus posibles definiciones.

miércoles, 27 de mayo de 2015

Que te veas guapa por naturaleza


"Que te rías, porque sí, porque no hace falta que te lo diga nadie -ibas a seguir sin creer todos los piropos de todas formas-.
No me digas que no son tantos, eso es lo de menos, lo que quiero es verte libre, verte ser como eres, verte simple, siempre. Quiero verte aprender a estar en libertad, salir del cautiverio que tan bien te sienta y ser mas tu que nunca, ser mujer valiente y ser, más que nada, ser guapa. Para ello, quiero verte sentirlo, verte bailar en pijama, verte suspirar cuando crees que no puedes mas, verte hacer esa cosa que haces con los bolis -ver como los haces bailar- y encontrar la pasión que le pones a todo entre los papeles que escribes y memorizas. Quiero verte correr contra viento y marea porque la mejor versión de ti es la que lucha por las dos, y porque cuando triunfas brillas más que todas las estrellas que pretendes imitar.
Que seas como eres, que olvides como quieren que seas, y que te olvides de todos los paradigmas que tanto te repiten y solo te alejan de lo que buscas. Y cada día un poco más. Quiero verte acelerar, que no hagas caso a los dogmas ni a todo lo hueco que te dicen mas por automatismo que por sentimiento; que bailes.
Que vaciles antes de tomar decisiones, que dudes y oscurezcas la mirada ante la duda, y que te hundas en los tragos de inmadurez que flotan en ti -que aun veo en tus ojos cada vez que te miras al espejo-; no dejes que te enjaulen, porque tú arañas y eres feroz.
Fiera y feroz, que ningún lobo pueda contigo, y pasa de caperucitas indefensas, quédate solo con el rojo y lamina tu camino. Quiero verte guapa, verte saberlo y sentirlo en cada célula, verte creerlo y creerlo de verdad, y ver tu cara al ver que todo el mundo entonces lo verá."
Dejamos atrás todos los cuestionarios que nunca sabíamos responder porque ni siquiera llegamos a entender las preguntas. La culpa era siempre mía, pero eso no cabe en un equipo, no es concebible en este plano de posibles que hemos creado. 
¿A quién le pides todo lo que le pides? Tú, que no crees en nada, esa mente atea de fe alguna, vacía de creencias. Niegas a dios, a todos los dios, al karma, al destino y a todas las súper existencias supremas. Todas las casualidades parecen hechas para ti, todos los momentos juegan en tu contra en un gran juego que siempre va a tu favor. Las situaciones, las circunstancias, ¿qué pretendes desafiándolo todo? Tú, que no crees en nada, que no dices nada, que haces no sentir nada. 
Tú suplicas a la nada, yo no le escribo a nadie. No seré jueza de nadie, jamás, pero si identificas tus ideas con mis cortos no es del todo culpa mía; no todas las armaduras protegen del fuego, y lo verás todo arder.

jueves, 21 de mayo de 2015

No me levantes la voz, no me digas "nada" ni me grites en la penumbra que asfixia.
No me quites la mirada, ni te hagas ilusiones; no pretendas que me abra o que te enseñe, ni que te deje averiguar más allá del prólogo particular que escribo. No intentes leer la última página, ni adivinar que viene después.
No me encasilles de predecible, no me conoces; no lo intentes. No me taches de sencilla o de cobarde, lucho yo más de lo que imaginas y más de lo que dirías que soy capaz -yo lo se-.
No pienses que no, ni que si, y si me empeño en mentir juega a que me crees. Cuando quiera que me creas, lo harás de verdad y sin juegos.
No me arrincones, ni me dejes libre, no me persigas, ni me descuides, ni siquiera me pienses. Todo tiene la importancia que se le es dada, aplícalo bien y con cabeza.

Busca en las esquinas el destello que sobró, los restos de la inocencia rota y de los momentos falsos y cosidos, más remendados que arreglados. 

miércoles, 20 de mayo de 2015

Nuestra naturaleza -me incluyo en esa "nuestra"- es de la de tirar, tirar y empujar y no caer; de la de que mientras unos caen otros resurgen, de manera que el todo que somos no se vea alterado. Somos un colectivo que se mueve a velocidades indescriptibles, siempre en los extremos, y muy lejos del gris que hay en el punto medio. Una mitad corre por el desgaste, la otra por necesidad, y el tercio que queda no sabe contar los pasos que da antes de ir a la cama.
Tendemos a dar aquello que necesitamos, a ofrecer lo que nos gustaría recibir, por eso siempre seremos el puzzle incompleto del que todo el mundo habla: la manera en la que yo necesito ser escuchada, ser tratada, podría perfectamente ofender a otro, dejemos fuera las generalidades. Arriba el respeto, somos un conjunto homo-heterogéneo a la vez, una mezcla de vais que junta es orden; y sentimos, vaya si sentimos.
Los eruditos dicen que nos palpita el corazón para impulsar la sangre y hacer así que el oxigeno de los hematies llegue a todas las células sanguíneas por la red de capilares que somos, pero ese oxigeno no es nada sin los epitelios que se contraen. Dejémonos de protagonismo, a este nivel de entropía no puede esperarse nada espontáneo (y menos a estas temperaturas). 
Mujer, quiero verte libre e independiente, quiero verte natural y quiero verte artificial, quiero verte transparente aunque eso implique un quintal de capas. Hombre, te quiero rebelde, caballero, te quiero clásico e innovador, pero más que nada te quiero igual, igual que las almas que te rodeen, porque no te quiero en ningún nivel superior. 
Tendemos a pedir lo que nadie nos da, a aceptar lo que nunca pedimos, a rechazar lo que anhelamos. Tendemos a la muerte cuando estamos vivos, y a aferrarnos al aire cuando no nos queda tiempo.

Camina y ven

Vienen días difíciles, días de aguante y de sueño; bueno si, y también días de eso otro. Prepárate pequeña, llega el momento de nadar en las aguas mas negras de todo el Atlántico, y no te pierdas en geografías intrínsecas, tú y yo vamos a inventar una nueva ruta a las Indias -y quién sabe, puede que descubramos América-.
Tu ve empezando a caminar, yo te sigo siempre a un par de metros, sé qué harás, así que respira tranquila, yo puedo protegerte y velar tu sueño por las noches; eres reflejo más nítido que el que podría ofrecer cualquier espejo.
Rasga, rasga hasta cavar debajo de la piel, y solo entonces avísame, necesito ver mientras si queda algo de ti en mi lejanía. Eres joven, no tengas nada que temer, échate a nadar, prometo que no te ahogarás aunque te canses, tienes unos brazos y unas piernas fuertes que te permitirán luchar contra viento y marea. Sé que puedes reprocharme que yo te siga en barco, pero entiende que yo soy tu supervisora, soy solo tu conciencia. Yo me encargo de que sigas, no importa si del derecho o del revés, no importa si bien o mal, solo puedo asegurarme de que sigas, a secas.
Así que lánzate sin pensarlo dos veces, porque yo ya estuve ahí y llegué a ver tierra, llegué a ver la orilla y llegué a tumbarme sintiéndome eterna.

lunes, 18 de mayo de 2015

Con lo bien que se está cuando se está bien

Es normal que por momentos no haya nada fácil, porque nadie sabe bien cómo vivir, lo que no es normal es esa sensación de ser siempre menos, de estar por debajo (de nada en concreto).
Siempre tú y tus problemas, que pesadez, ¿acaso no vas a callarte nunca? No son importantes, o al menos a mí no me afectan. ¿Crees que yo no tengo problemas? ¿Crees que eres importante?
No lo creo, no.
Pues cállate y guárdate esos asquerosos problemas de auto-compasión y esconde el rollo de llorar tan a menudo porque no interesa; no creas negocio, chica. Vengo a decirte que ya basta, que no me importa si no cambias nada, pero al menos haz el favor de aguantar esa bocaza cerrada a cal y canto.

domingo, 17 de mayo de 2015

Cuando la veas venir, corre, más ver vale correr como si te fuera la vida en ello, porque es como la oportunidad, y no habrá una segunda vez para tirarte a ella.  En forma de lamento, se oye el eco de sus pasos, en forma de palabras, y con el don de la oportunidad, viene y pasado un tiempo se va; y si no has sabido aprovechar el momento será tarde cuando quieras actuar. 
Hazme caso, yo ya he perdido muchas veces. 

lunes, 11 de mayo de 2015

Para eso, mejor no haber nacido

La calma, la tranquilidad, la ausencia de preocupación por el qué será, ¿dónde te lo has dejado?
Tormenta, desconfianza, cargas y descargas de leche mala y caducada que siempre van al mismo río.

miércoles, 6 de mayo de 2015

El arte de olvidar las cosas

"Y una neurona en proceso de diferenciación ejecutó mal una sinapsis y desobedeció la orden de apoptosis siendo la mas rebelde. 
-¡Ni las de la glia podrán conmigo!
Y mitosis tras mitosis consiguió formar la falta de memoria y hacernos eternos y efímeros a la vez"
Palabra de la neurociencia.
Y a partir de ahí perdimos el rumbo, el norte y la brújula, dijimos que no a los mapas y ahora vivimos del olvido; de la capacidad de olvidar todo lo malo, todo lo bueno, todo lo diminuto.
La mente juega malas pasadas, pero también pone cara de mala para hacer pasar uno bueno y tomarnos por locos. La mía lo hace más de lo que puedo contar, y juega a enviar los impulsos nerviosos para los nervios que no tocan; tiene la manía de hacer las conexiones dendrita-axón mal, y manda lo malo al dedo gordo del pie, porque al meñique ya van demasiados golpes. Como un mecanismo de defensa, se pasea entre la sustancia gris de mi cerebro la parte premedular saltando entre los ojos de perdiz de los somas, y hace que se me vayan las cosas de la cabeza, que me distraiga y que me pierda, pero me permite así sobrevivir gracias al arte de olvidar.

martes, 5 de mayo de 2015

Me cuentan que ahora te va el rollo Sócrates, que te has pasado a la lectura negra y que ya no ves nada en azul. Me cuentan que andas por la calle y todos los perros te ladran, que se apartan cuando te ven venir -cuando te ven llegar- y que hacen el silencio a la vez, y que los ecos de sus ladridos se mezclan con todo lo que eres y todo lo que puedes ser cuando te vas. Me cuentan que, ahora que se lleva ese rollo descuidado, te ven caminar como si no te preocupara nada, que ahora libras las batallas en silencio y que te pierdes en los mares eutrofizados de lo verde en los semáforos. Ahí yo no los creo, no imagino como de repente se te ocurre atacar Roma, con lo que tú eres, y dejar atrás esos paraísos de aire artificial que tanto te van en realidad. Me cuentan que se te escapan los tranvías, los autobuses, que se te escapa la vida sin saber que hacer y que nadie te imagina  en un futuro a secas -¿y si nos mojamos?
Me cuentan que eres nadie, que eres todos, que piensas como el colectivo que odias y que nadie te entiende, que te mezclas entre la gente -o eso intentas- y que al final tiendes a ahogar. A ahogar los miedos, la fuerza, a ahogarte tú, a ahogarlo todo menos las promesas, porque a tu palabra le rezaría más de uno.
Me cuentan tantas cosas que creo que se confunden de persona; me cuentan que te han visto volar, y ahí estoy segura de que hablan de ti.

jueves, 23 de abril de 2015

Memorias de tormenta

Definitivamente tengo que dejar de beber, o dejar de pensar; y no puedo dejar de pensar, me hace falta mi cabeza. Pensar es la única arma de la que dispongo al 100%, es lo bueno de tener claro que no voy a ser objeto de nada. Aprender a pensar por necesidad, por no ser la muñeca de nadie, por no dejar que me regalen nada en absoluto. Pensar es lo que me queda, la capacidad de razonar, de ser crítica, de poder llegar a conclusiones desmedidas e imaginar más allá.
No puedo renunciar a eso.
Por esa razón igual debería renunciar a todas las drogas que adormezcan, que me priven de razón y saquen a la luz la parte incontrolable, la más cobarde, la que más hiere. No queremos eso, por supuesto que no. Queremos que cese la guerra, así que es mejor mantener esa encerrada -y que me coma por dentro-.

miércoles, 22 de abril de 2015

Cuestión de preferencias

Yo quería dormir y tú que despertara, yo el agua hirviendo, tú siempre templada. Cuestión de elegir: nadar o ni mojarme; no vale solo los pies.

lunes, 20 de abril de 2015

Bienvenido al mundo del tema tabú. Has de saber que habrá veces en las que te abra la puerta algunos centímetros, de forma casi imperceptible, pero que será ahí donde tendrás que ser astuto y colarte. Creo que lo que hallarás dentro no te gustará, pero puedo asegurarte que para mí será una liberación, el alivio de un carga que es cada vez más pesada; tendrás que lidiar conmigo, pero a cambio te ofrezco una deuda infinita, a cambio de escucharme cuando te deje entrar. Este mundo es más cúbico que esférico, y como los ratones yo tiendo a esconderme en los rincones. Cuando te deje la puerta abierta, aunque solo sea mínimamente, y entres, búscame donde menos dé la luz, porque no me gusta que me vean llorar. Escúchame, por favor, déjame hablar y no me digas nada, solo déjame soltarlo y dime después que me aceptas así, con todo este universo tortuoso, no me lo eches en cara, por favor, por favor. Nunca te diré lo que me duele que tú cierres la puerta de un portazo y me dejes dentro porque imagino que si yo fuera tú tampoco querría lidiar con todo eso; pero cada vez que lo hagas me costará más volver a abrirte, no como castigo, sino porque de verdad tendré que reunir cada vez mas fuerza para superar el miedo de que vuelvas a huir. Hasta que llegue el día en el que te eche para siempre, siguiendo sin ser un castigo, y te cerraré para toda la vida las puertas de este universo tabú que nadie ve y al que casi nadie entra. 
Necesito que estés atento, porque si doy pie a una invitación a que entres, estarás en tu derecho a rechazarla, pero no puedo prometer que vaya a haber una próxima vez.

Léeme los labios, porque no pienso hablar en alto.

Hay muchas maneras de llorar, tantas como las hay de soledad. La soledad no se entiende como la ausencia de personas, sino más bien entendida como la ausencia de compañía, de sentimiento o de calor. La soledad de la bruma, del hacinamiento; la soledad de uno mismo, la que quema y mata por dentro. La soledad del que quiere y no puede -más-, del que intenta avanzar y solo retrocede. 
Se puede llorar por la tristeza, por cada tipo de soledad y de frío, se puede llorar hasta mojarte la piel y aún así no sentir nada. Se puede llorar hasta sentir que te ahogas entre la necesidad de soltar todo lo que se esconde, de dejar volar todos los pájaros que, guardados lejos de la luz, están pasando de gorriones a cuervos; que pronto me sacaran los ojos. Claro que, aún así, puedo atenerme a mi derecho de silencio y no dejarles libertad, ¿quién va a obligarme a lo contrario? 
Es posible que, quizás, la soledad solo sea una manera más de llorar. Se puede llorar como quien canta a la luna o al alba, se puede llorar como quien niega lo que encierra y espera una degeneración espontánea (cuando la energía libre es tan negativa ya se sabe).
Reconozco que a veces lo soltaría todo, contaría como me siento y qué siento, contaría lo que pienso y lo que no, lo que espero y lo que jamás quiero oír, me abriría de tal manera que quien me escuchara pudiera matarme si quisiera con una simple palabra, pero ¿qué necesidad tengo yo de exponerme tanto? Es el miedo, lo acepto, y me peleo tanto con mi yo egoísta que ya he perdido la cuenta de mis victorias y mis derrotas, pero estoy segura de que voy perdiendo.
Échame un cable, ¿quieres? Pónmelo un poco más fácil y me abriré como la snitch dorada, al cierre; pero necesito -no quiero, necesito- algo de tu parte. Cuando necesito ayuda la pido, no quiero tu piedad ni tu caridad, guarda eso para quien no se conozca; y poco a poco la voy pidiendo, hasta que se me escapen los cuervos y picoteen todo lo que encuentren.

sábado, 18 de abril de 2015

Se que te avergonzarías de mí si me vieras ahora mismo, y lo sé porque esto no es lo que enseñaste, y mucho menos lo que querías. Lo sé porque tú eras fuerte, mucho más que yo, y porque tu manera de andar siempre sacaba a relucir el orgullo de mujer que fuiste. 
No creas que no te echo de menos, el hecho de que no te escriba tan a diario como me gustaría es más que nada egoísta, entiende que me cuesta  recordarte y mantenerme firme. 

lunes, 13 de abril de 2015

«Y me dijo que le dijera que la vida son dos días, y que viviera, que tenía que vivir. Cuando le pregunté que por qué no se lo decía él mismo me respondió que la vida, además de cortse, era más complicada de lo que yo imagino, que mientras yo me preguntaba la razón de lo invariable, millones de reacciones químicas tenían lugar en mi cerebro -y en su alma- y que aunque no lo pudiera imaginar, algún día también yo sería vieja y me reiría de lo catastrófica que es la juventud, por eso me dijo a mí también que yo debía vivir, que los recuerdos pronto serían tan lejanos que no podría recordarlos, y que lo que hoy es un pasado curtido, con el tiempo sería la historia de una guerra. Me dijo que era mi deber dormir poco y sembrar mi mente, pero que de la misma manera era mi deber soñar como cualquier koala; que debía ser consciente en todo momento de quien soy y de que hago, pero que el alcohol no era tan malo como mis mayores querían hacerme creer.
Y cuando termino de hablar me hizo sentir tan mayor que dejé de preguntarme por qué me pedía a mí que yo hiciera de retransmisora en vez de ir directamente a su destino. Me enseñó que el mundo no está hecho para cobardes»

-¿Paz?
-Paz, si tú lo prometes.
-Claro que lo prometo, sabes que no te negaría nada.
-Excepto minutos de descanso.
-No sé de qué hablas.
-Claro que lo sabes, yo no existo sin ti y tú me dejas vivir a mi manera. Creo que cuando alguien te ataca, en general, siempre espera que de una u otra manera las balas te esquiven; pero cuando no lo hacen entonces sale el espíritu pacificador y se arrepiente, aunque ya estés muerto, aunque sea tarde. Bien, tú me disparas cada vez que no puedes dormir, a cambio yo te torturo quitándote el sueño, parece justo, ¿no crees?
-No, no es justo.
-Bien, ¿y qué es justo para ti entonces? Somos un pack, si tú atacas yo disparo, y si van contra ti soy yo quien de desangra mientras tú te encargas de mantenerlo todo correcto ahí fuera. Y está bien, pero créeme que no sirve de nada firmar la paz cuando somos el enemigo en uno.

Y de repente lo entiendes todo. ¿Cómo iba a ser de otra manera?
Al principio es más divertido que sospechoso, porque nadie existe que pregunte, que hurgue en lo escondido. Y de repente te estalla en la cara todo lo que llevas tiempo escondiedo, el proyecto de tu vida. Eso es, no es el proyecto de una vida, es el de la mía. El de la mía, el que creo y aguanto son saber como lo hago, el que -rezó para que- no se desmorone jamás. Y nadie lo entiende, ni siquiera yo, y es mejor así hasta que te das cuenta de que quedan rincones que barrer, polvo en las esquinas.

jueves, 9 de abril de 2015

A mi yo de ayer, lo siento si no soy lo que quisiste ser.

A mi primer yo, a mi primera huella, mi primer resquicio de conciencia; permíteme adelantarte que no vas a ser profesora, y tampoco se va acabar el mundo si suspendes ese examen de conocimiento del mundo. Ten paciencia, algún día entenderás que hay lagunas mucho mayores que confundir las fases de la luna, algún día tus dolores dependerán de ella más de lo que hoy te imaginas. No hagas caso a lo que te dicen, a nada de lo que te dicen. Hoy eres la más alta de todas, pero cuando crezcas habrá gente que te alcance y te supere, no siempre vas a mirar a todo el mundo desde arriba. No hagas caso tampoco a esos comentarios que solo buscan herirte, por ese lado tienes que dejar de mirarlos a todos desde abajo. Tu físico debería ser ahora el menor de tus problemas, así que olvida todo lo que te repiten día tras día, porque se cansarán.
A la evolución de aquello que un día fui le diría que se deje llevar, que ahora que las ciencias comienzan a atraerle no se agobie; algún día descubrirás que quieres ser, y te aseguro que lo vamos a lograr. Mi querido yo de doce años, relájate. Deja de presionarte, sé que nada ha parado aun y que todo parece estar en auge, pero esos que hoy te insultan serán en un futuro aquellos que menos te importarán. Olvídate de ese rubio, en el presente actual está muy perdido, y aunque no lo imagines, solo quiere reirse de ti; aléjate de los que se acercan a ti con malas intenciones. Pronto te pondrán el aparato, y te darás cuenta de que esos dolores de cabeza son fácilmente solucionables con unas gafas. No te odies por darte cuenta de todo eso a la vez, en un año y medio tendrás una boca perfecta y acabarás por ver que tus labios son una de las cosas que más te gustan (y prepárate para el rojo).
Querida yo de catorce años, necesito que sepas que tú y tu sombra del siguiente año, y del siguiente, sois la causa del yo que soy hoy. Necesito que sepas también que eres la más fuerte de todas, y que tú puedes con todo lo que venga; porque te digo que lo que está por venir hasta que te gradúes va a ser duro. Prepárate para tu primer no, el más serio y el peor hasta ahora, prepárate para descubrir lo que el mundo quiere que seas, lo que la sociedad espera que seas. Antes de nada, tú no eres eso. No eres una de esas mujeres que anuncian, así que, por favor, no llores delante del espejo, ni se te ocurra dejar que esa idea que sé que tienes ahora mismo en la cabeza tome más forma. ¿Me oyes? No, esa no es la solución, así que haznos un favor y no lo hagas, porque cuando en unos años vuelvas a pensar en esa opción, de repente lo verás todo mucho menos claro y caerás en la tentación de hacer alguna tontería. Conforme vaya pasando el tiempo te acostumbrarás a llevar gafas, así deja a un lado la idea de que no te quedan bien porque te dan un toque intelectual increíble; como tú. Escúchame bien, ahora mismo eres increíble, y te repito que una de las versiones más fuerte de nosotras mismas, asi que sigue adelante con cada proyecto que te propongas. Sé que ahora mismo cada crítica te parece un mundo, pero dentro de un tiempo dejarás que todo pase, y aunque siempre vas a tener clavado lo que te dicen, poco a poco te dolerá menos. Sé que puedo parecerte pesada, pero no sé como hacerte ver que ninguna niña de quince años debería esperar parecerse a una de veinte.
Ahora que has salido del colegio y todas esas veces que se han reído de ti te parecen lejanas, lo que quiero es advertirte que el mundo que te espera no es mucho mejor. Siento parecerte pesimista, pero créeme que en ese momento yo habría preferido que alguien me diera esta dosis de verdad. La gente que conozcas, lleva cuidado, muy poca gente se quedará contigo aparte de la que ya arrastras. Empieza a valorar de verdad a esa gente que te ha acompañado hasta ahora, y por favor, dile a Tamara que se aleje de ese tal Pedro. Cuida bien a tus amigos, pues cuando crezcas no tendrás palabras suficientes para agradecerles toda esa vida que llevais compartiendo.
Tengo poco que advertirte a ti; espero que sepas que esta vez te hablo de ti, de cerca y al oido, y que no le hablo a ningún otro rastro de nosotras. Tienes que parar de hacer eso, de verdad, tienes que dejar de odiarte, de echarte en cara todas esas cosas y, más que nada, tienes que dejar de repetirte que nunca vas a ser suficiente; porque ya me lo repito yo por todas vosotras. Óyeme, ahora te sientes más pequeña -y más grande- que el resto, y lo sé, pero es de vital importancia que te levantes y dejes de llorar por las noches como una niña, que te duches y lo olvides todo, y mañana vayas a clase como si nada. Y, más que nada, que no vuelvas a hacerlo.Confío en ti, no me falles; y deja de presionarte.
Nos vemos en poco menos de dos años, procura mantener lo poco de esencia que ya posees, y aprende a respetarte un poco más. Recuerda, la normalidad es la mejor daga, así que improvísala lo mejor que puedas y que nadie vea.

martes, 24 de marzo de 2015

Seguro que eres la más guapa de todas, como ya lo eras aquí, con tus ojos azules y tu mirada brillante. Lo peor es que antes de decirme adiós brillaban más que nunca, pero ya no de felicidad, ni de orgullo como antaño; ahora brillaban porque es bien sabido que el agua difracta la luz.
Hoy al levantarme llovía, y puede que llueva mañana. Seguirá lloviendo cada invierno, y cada marzo- o cada abril- al llegar la semana santa sin que nadie pueda hacer nada; y lo que hay que hacer es aceptarlo y dejar que pase todo, hasta el tiempo, porque todo lo demás se escapa. Digas lo que digas, yo soy más lista que mis primos, y siempre era yo la que mejor te leía el evangelio cuando íbamos a comer; y si no es así, niégamelo. Vamos, ven y dime que no. O dime que sí, pero ven solo un rato más.
Cuando te dejé marchar también llovía, y me dije que con el tiempo dolería menos, pero la verdad es que duele igual, y te echo mucho de menos. Echo de menos que me riñas por mandar barrer a mi hermano, que me defendieras delante del abuelo cuando me decía que dejara las muñecas y me fuera a estudiar. Que me enseñes a coser y que me hagas tostadas de aceite para merendar. Echo de menos ir a verte cada domingo y que tuvieras la misa puesta, echo de menos llamarte por las noches.
¿Te acuerdas cuando fuimos todos a verte a casa antes de que te ingresaran? Tú siempre has sido la más diva de tus tres hijas y tus diez nietas, y para reunir la atención que mereces saliste de allí presidiendonos a todos, en una ambulancia. Supongo que no te acordarás de cuando fui a verte en febrero y te dije que no sabía cómo iba a sacar la nota que necesitaba en selectividad, que hacía tiempo que no dormía lo que debería y que en junio, si todo me salía bien, nos íbamos a ir a la playa con una de las titas para celebrarlo.
Abuela mira, ¡mira! Estoy dentro. Mi madre dice que si me vieras con la bata te sentirías tan orgullosa de mí como del resto, pero ya nunca podré estar segura porque no me vas a ver nunca quemarme con un ácido en  un laboratorio, ni graduarme, ni hacer grandes cosas, ni siquiera podrás verme de mayor como has visto a las primas. 
Sé que te habría gustado que me confirmara, pero entiende que me cueste creer en tu dios y en todo su escuadrón si, a pesar de las broncas que me has echado, a mí ni siquiera me ha dado la oportunidad de decepcionarte o hacer que hables de mí como un tesoro. Solo espero que todas tus oraciones y tus plegarias hayan servido de algo y ahora tengas la paz que alguien te robó aquellos últimos meses.


jueves, 19 de marzo de 2015

Se está acumulando la rabia y como no sea extirpada ya, va a empezar a supurar. ¿En que momento perdió el silencio el norte? Se ha ido todo, de ningún sitio, a ninguna parte. La madurez se ha hecho añicos, por parte de absolutamente todos, y en los momentos de la verdad, la mentira baila mejor, asi que es quien liga más.
Ls venganza se sirve fría, pero nadie dijo nada de congelaciones, ¿qué pretendes? Tú, y nadie, y todos, no se qué pasa con vuestras vidas y mucho menos voy a saber qué pasa con la mía. La mía, curioso juego, curiosa ruleta rusa que cada día dispara tres en vez de una sola bala; lo más gracioso es que al final sólo juego yo, y yo misma disparo. El sentido empezó a jugar al escondite con la cordura y ahora estamos todos locos, ¿a qué viene tanto secretismo? Una cosa es esconder el alma, otra es esconder las manos. Quiero que me mires a los ojos cuando me hablas, pero no que veas a través de ellos (porque tengo miedo de que salgas corriendo).
-¿Quien?
-Tú, ¡AJA! Por ti y por todos tus compañeros.
-Entonces, ¿quien?
-Todos.

Viene la guerra, y si voy a luchar sola, ¿para qué guardar provisiones? Nadie me juro fidelidad, total para qué, ¿quien necesita vasallos teniendo fantasmas? Me voy a armar de valor y voy a dejar que marzo me venza y me desarme. No te acerques. No me toques. No te metas. No preguntes.
Quiero que me dejes llorar.
-¿Quien?
-¿Otra vez? Todos.

No quiero memorias, no habrá cantares de Mío Cid ni de ningún otro héroe, porque no habrá libro de historia que recoja esta guerra.
-¿Que eestá en juego?
-El alma
-¿Y contra quien vas a luchar?
-Contra todos

¿O acaso va a haber alguien a mi lado?
No, claro que no.
Sería una pérdida de tiempo, de fuerzas y de energía.
¿Por qué tanto miedo? ¿Me ves con cara de salir corriendo? ¿Tan cobarde crees que soy? Cuando caiga la noche y tenga que encender fuego podrás dormir con sueño tranquilo,  pero aún así es más fácil dudar de mí, ¿no es así?
-¿Y no es mejor dudar de todos?
-Lo vas pillando

Dejadme en paz. Me he llenado de impaciencia y voy a explotar, veremos a ver de qué color lo mancho todo.
-¿Veremos? ¿Quienes? ¿Todos?
-No, esto no lo verá nadie.

viernes, 13 de marzo de 2015

Si hubiera más tiempo del establecido

Si la vida no fueran dos días, juro que leería; leería porque en las letras están los secretos mejores guardados de la humanidad. Los secretos que esta raza nuestra, cruel y con un hambre voraz, guarda y encierra, los secretos que permiten que sigamos vivos, que no hayamos muerto y que nuestros muertos estén día a día más vivos.
Mujer de ciencias, ¿qué dices de las letras?
Leería los miles de diarios de los marines que vieron vidas caer, que vieron civilizaciones erguirse y banderas arder representando ideales que solo los fantasmas defienden ya. Personas que no pudieron llorar a sus seres queridos, que no pudieron ser llorados por los suyos y cuyas almas se ahogaron entre el polvo de las bombas, entre el tequila y el whisky de las barras de los bares.
Todos los libros de historia que cuentan como a partir de polvo hemos llegado a las nubes, como se inventó el fuego y como lo apagamos, como se crea la vida a partir de una sola bacteria.
Leería poesía, y dedicaría sábados enteros a entender dónde iban las golondrinas de Bécquer, a intentar hacerme una lejana idea del dolor de Miguel Hernández tras la pérdida de Ramón Sijé, a imaginar qué es el amor para Shakespeare. ¿Quien era Miss X para Alberti?
Si la vida fuera una semana, leería todos los libros escritos, porque en el arte de las musas está la magia, el poder de decidir quien escribe y quien no, el poder de decidir quien sangra el papel y quien lo rasga. Leería ciencia y dedicaría los domingos de mi vida a invadir la mente de los científicos que alguna vez han visto la luz a la luz de la vela, en madrugadas que parecían eternas y que encerraban la promesa de no dejar al sol salir, porque si eso llegaba a suceder, todos los delirios de locura que han sido los descubrimientos de la ciencia no habrían sido madurados. Estudiaría toda mi vida qué somos y por qué somos cómo somos, no solo 4 años.
Si la vida tuviera menos lunes, dedicaría los martes a leer de leyes, de constituciones y de revoluciones, porque no se puede avanzar sin entender la lógica que nos ha hecho llegar hasta donde estamos.
Cada jueves por la noche leería una novela romántica, idealizada e imposible, y el viernes me pondría los labios muy rojos y bebería para olvidar las bonitas palabras contenidas en los libros de la noche anterior.
Creo que cada miércoles, a la hora del café (tú decides cual de todos) me sentaría liada en una bata a leer sobre los cantares de héroes, a estudiar qué es lo que siempre se ha admirado, a ver la evolución de la valentía y a preguntarme por qué toda esa gente habría estado dispuesta a dar su vida por un poco de honra.
Cada día, leería algo diferente hasta que llegara un momento en que nadie más escribiera, en el que ningún libro del mundo tuviera secretos para mí y en el que, como Don Quijote, viera más gigantes que molinos y más bondad que codicia. Más honor que mala fe.
Pero la vida son dos días y quien la escribe es quien la vive, no se puede dedicar la mitad a leer sobre lo pasado, porque las letras nos han movido siempre tanto que jamás llegaríamos al presente; se nos escaparía el tiempo de los dedos antes de poder si quiera pasar la página.

jueves, 5 de marzo de 2015

Con el tiempo se acaba aprendiendo que las personas son una ciencia inexacta, que no siguen reglas generales y que las excepciones que hacen que normalmente algo se confirme son tan abundantes como escasas. El tiempo acaba enseñando que los corazones son profundos y laten a contrarreloj, que sienten más de lo que parece y que ocultan muchos secretos; los cortes histológicos nunca pudieron plasmar con exactitud el amor ni la conmoción de ciertas palabras. Siempre se acaba comprobando de una u otra manera que el dinero que mueve el mundo es una fuerza mayor que cualquier otra, y que las ganas a veces pueden mover montañas, pero antes ha de haber fondos para constuirlas. Con esto quiero decir que no es el dinero en sí lo mejor, sino que es la actitud de amasar fortuna lo que mantiene vivas y alerta las mentes de las personas.
Volviendo a lo que hay debajo de sus pieles, con el tiempo se aprende que hay veces en las que nadie te entiende, y que cuando lo necesites, no siempre habrá alguien que vea u oiga tu llamada de socorro. En ocasiones simplemente es mejor ahogarse y obscecarse en los errores, madurarlos y expulsarlos como expulsamos el calor. Siempre se acaba aprendiendo, de una u otra manera, wwue nadie será contigo como necesitas que lo sean, y que esa poesía vana de que "nadie está solo" es, además de un gran insulto a la raza humana, uns mentira tan grande como la variedad de soledades que se han hallado y que están por hallar en el mundo.
Cuando has vivido, entiendes que no todo el mundo necesitsa ser escuchado, que no todos están dispuestos a hablar, o a escucharte, en su defecto.
Acabarás sintiendo que sí que estás sólo, y que esa es ls mejor y la peor de las condenas.

martes, 24 de febrero de 2015

'Cause I know I don't understand just how your love can do what no one else can

Demasiada vida por delante y tan poco alcohol en las botellas.
Cuando me dejaste me bebí todos los fondos y me acabé todas las copas que nos habíamos prometido;
y fue ahí cuando yo te dejé.

Hace demasiado tiempo te habría pedido, te habría pedido que me dejaras treparte.
Que me dejaras colarme una noche entre los botones de tu camisa, esa que se pone con un traje,
y que me dejaras tatuarte mis labios en el pecho a besos
porque nadie entiende mejor ese arte
que los escalofríos que nacen en el sitio donde muere la espalda y desafían al tiempo
corriendo hacia donde nace.

Pero no en el caso de tu columna.

¿Te acuerdas cuando me dijiste que creías en mí?
Mentiroso, nunca creíste mis ojos, no mi cabeza, ni siquiera creías a mi boca.
Nunca creíste que fuera capaz de ello, pero siempre me decías que sí para que te abriera las puertas
del océano que escondo;
del océano que escribo.

No hizo falta mucho tiempo para que tú solo te desnudaras, y daba igual la ropa que llevaras
porque no me hicieron falta mis gafas para ver que en realidad
no vales nada más que un invierno que no tiene nieve,
que solo tiene frío.

Junio caliente.
Julio advirtiendo.
Agosto quema, agosto agotador.
Septiembre cuesta arriba.
Octubre pulido como un espejo.

Y el invierno entró este año en novmienbre, desafiando a los diecisiete anteriores y a todos sus ardores de inocencia.

martes, 17 de febrero de 2015

Prosa contra los herejes II

Es increíble como se puede echar de menos el arte de las letras. Hace tiempo que no desenfundo la escopeta y te mato a balazos; dime, de 0 a 10, ¿cuánto lo echas de menos? Aquella noche fuimos mas mariposas que gusanos, y ahora que he vuelto a mi capullo me entretengo bailando por tu tripa como bailan los mosquitos alrededor de tus lunares. Esta noche yo también me frotaré bien las manos antes de acribillarte. Cuánto tiempo, hay que ver.
Cuando éramos más jóvenes siempre tuve palabras de sabiduría psra lo que entonces me parecía un mundo necio, inocente de mí que no sabía que los necios eran sus pobladores, y los pobladores de sus corazones.

lunes, 19 de enero de 2015

"-Le apuesto a usted lo que quiera a que ese soplagaitas no ha contemplado nunca el cuerpo de una mujer desnuda.
-¿Que es virgen, se refiere usted?
-No hombre no- respondió atusándose el bigote de cuarto y esquina que pasaba por su billete a la buena vida- es un hombre con muy buen porte, no dudo que seguro ha visto miles de mujeres desnudas; pero me mantengo firme en que ese de ahí al que tanto admira usted no ha disfrutado el placer de contemplar las curvas de una dama jamás en su miserable vida. Porque sí oiga, hágame caso que yo lo sé bien. Yo también solía ser un Adonis y buscaba mil Ateneas cada noche entre las calles de esta nuestra ciudad, hasta que un día uno se da cuenta de que los cien cuerpos que ha visto se le antojan iguales e insuficientes si no ha dedicado un minuto a buscar algo en esa que la haga diferente a las anteriores y a las venideras.
El joven pareció sentirse aturdido y a la vez divertido por lo que estava escuchando.
-No diga usted bobadas hombre, no hay dos mujeres iguales, hay diferencias bastante obvias- añadió llevándose las manos al pecho mientras reía con porte de bufón de poca monta.
-No me refiero a eso, hágame el favor de ser un poco menos necio. Hablo de sus formas y sus maneras de proceder, de su manera de andar y lo que cada una dice cuando mira.
-Ya le entiendo Don Manuel, ya le entiendo.
-Que va a entender usted si apenas tiene veinte años.
Dejó escapar un largo suspiro anted de proceder, como si llevara horas cavilando su golpe maestro.
-Y lo mejor de esto, joven, es que la vida es así, nos deja entender cuando ya no nos sirve lo aprendido; y cuando usted se de cuenta de que ha perdido el tiempo y que debería haber dedicado algo más de su vida a analizar lo precioso de las mujeres lo intentará compensar buscando esa belleza en sus palabras. Y creerá entonces que no tiene remedio, pero se dará cuenta de que eso que nunca había sabido ver estaba ahí, en sus bocas, más allá de sus lenguas y su juegos al besar, en sus cabezas y en sus pechos, más allá de corsés y encajes. Verá usted, joven, que son criaturas espléndidas y que uno puede volverse loco intentando enjaular a una.
Y Don Manuel de Virruezo se colocó su sombrero de copa con elegancia y se recolocó la chaqueta del traje con cuidado de no tirar el bastón o las flores que llevaba en ambas manos. Margaritas, como no, margaritas para su Margarita. Margaritas como todos los jueves. Don Manuel de Virruezo solía decirle a todo aquel que estuviera dispuesto a escucharle que su esposa había sido, en su vida, de todas las mujeres la más bella y la más dulce, la más inteligente y noble, la más dura de carácter. La comparaba con una margarita porque, decía "era completamente impredecible". Pero la amaba, vaya si la amaba, y no dejaba que la vida o el destino le borrara su recuerdo, porque Don Manuel se cuidaba de describir con asombroso cuidado la piel blanca de su Margarita, sus ojos verdes, sus labios perfilados y el olor de sus magdalenas de los sábados. Y como una clase de satírica justicia poética, cada jueves se recordaba a sí mismo cuánto la amaba visitandola al cementerio desde hacía diez años con su mejor traje de gala justo después de ir a rezar siete rosarios por ella, que siempre había sido tan devota."

miércoles, 14 de enero de 2015

"A lo mejor busca una tía que tenga las agallas de ir y hablarle y deje a un lado las miradas entre papeles.
Pero a lo mejor no [...]
A lo mejor es un no dicho sin palabras. Nunca se sabe.
A lo mejor lo que necesita es una tía que se eso, completamente opuesta a él, que llegue y le descoloque los esquemas y le alborote ese orden que lo caracteriza, aunque puede que no, que solo busque una que sea como él, que comparta el gusto por lo exquisito y que vaya con él a catar vinos.
¿Quieres catar vinos? Adelante, dame la mano y vamos, yo también puedo ponerme unos tacones y saborear cada gota como si fuera un beso.
Claro que también tiendo a la entropía y a desordenar mi espacio cuando necesito orden en mi interior. A lo mejor podría acabar gustándote mi amor por la química y ese afán mío por mover el culo al andar.
No me juzgues, porque a lo mejor no, pero puede que nunca lo sepas.
O a lo mejor sí.
Claro que, a lo mejor no."
Hay tantos posibles que entre las opciones se me ha escapado el valor, y con la fuerza de saltar no sé si he llegado o me he quedado a la mitad. Supongo que el SOS ya está mandado, y o me mandan ya un bote o me lanzo a nadar, pero en dirección contraria.

lunes, 12 de enero de 2015

«Escúchame, llegados a este punto todo da igual. No importa lo que digas en voz alta o lo que intentes pensar, tú sabes que él está ahí, y con que tú lo sepas es suficiente. Él te tiene, y no puedes escapar. Ese momento en el que te lea los pensamientos, y los deseos de tus pensamientos, entonces se frotará las manos y sabrá que tu alma le pertenece. Y será ahí cuando te mire a los ojos, serán los ojos más terroríficos que hayas visto en tu vida, pero se acercará hasta que su aliento te queme la piel, te clavará las fauces y te robara hasta el más mínimo ápice de voluntad que tengas.
No habrás perdido una batalla, ni si quiera ls guerra.
Para ese entonces lo habrás perdido todo.»