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martes, 23 de diciembre de 2014

Nada bueno, nada más que el polvo que queda de las hogueras, como el hollín de la chimenea. Como si fuera yo pa musa de Murphy y esa persona que ha retado al destino con un "no hay huevos a liarte con la suerte". Por tonta, ahora han roto y están de malas, y me como yo las patadas de ambos lados, que combinadas duelen el triple.

viernes, 19 de diciembre de 2014

"Esta vez, yo quería quererla querer y ella no"

Supongo que me di cuenta a tiempo de que no me salia rentable estar contigo, ni quererte ni tenerte; y menos mal. No podía sentirme siempre en de duda contigo, y eso que aun me sale a pagar. Bueno, me salía, mi deuda está oficialmente pagada.
Solía pelearme contigo siempre con cargo de conciencia, como se siente compasión de la gente enferma, como si tuviera que tratarte con especial cuidado por quererme de esa manera; y así no funcionan las cosas. ¿Por qué siempre tenía que acabar todo igual? Supongo que vi claro justo en el momento oportuno que el amor no va de esa manera, ningún tipo de amor. El amor es igualdad, no tenía por qué sentirme siempre culpable.
La deuda de quererte por las tardes se ha acabado porque te la has cobrado con mi paciencia. Me estaba ordenando la cabeza buscando en algún rincón alguna mínima manera de compensarte, de volver a ser amigos, de pagarte con confianza lo que no supe sentir; y tú has rechazado mi propuesta antes si quiera de que pudiera ofrecértela. Ya es suficiente, estamos en paz. Al menos yo lo estoy, no sé si tú descansas por las noches, y eso no es algo que a mí me quite el sueño.

lunes, 15 de diciembre de 2014

Me gusta la navidad, no por el ambiente consumista, ni por el sentido religioso.
Me gusta caminar por la Gran Vía y ver las luces, y me gusta ver las caras de los niños pequeños porque sé que la mía es igual. Me gusta el frío si es en la calle, me gusta enrrollarme en una bufanda y taparme la nariz, y echar mucho vaho por la boca al respirar. Me gusta caminar con las manos metidas en los bolsillos y me gusta ver a la gente moverse con prisa y con el reflejo de la ilusión de sus hijos grabado en sus miradas.
Me gusta cenar con mi familia, comer con mis amigas, jugar a ser pequeña otra vez y olvidarme de que ahí fuera el mundo es una fiera que amenaza con mordernos a todos cualquiera de estos días. Me gusta poner la mesa, pero solo si es en el mantel rojo de casa de mi abuela, el de las cenas que quitan las penas. Me gusta poner el árbol con mi hermano y mi prima, y hacer el tonto con los adornos. Me gusta respirar en diciembre, y quiero que llegue enero porque es la rama de la que salen volando las perdices de los cuentos.
Me gusta la navidad porque consigue que me olvide del rencor, y todo aquello que le echaría a todo el mundo en cara. Me ayuda a relajarme y a sentirme "zen", y me gusta la sensación de sentirme en paz, aunque solo sea por una vez, conmigo misma. La navidad es esa parte del año en que mi cabeza me saca la bandera blanca y me da una tregua; no es que cierre esa fuente que siempre esta manando, simplemente la suaviza y deja que las palabras salgan cono cae el suave goteo de un grifo, poco a poco, que no queremos inundaciones.

-A ti, que me has hecho decirlo y me has invitado a escribirlo. A ti, porque sé que lo leerás, feliz navidad-

jueves, 11 de diciembre de 2014

Videodiario

Fíjate que al principio no me gustaba el olor a látex. La primera vez que entré a uno de estos me impactó el olor, y me costó demasiado el simple hecho de regular a mis ojos los oculares del microscopio. No me gustaron las mesas. Tienen unas baldas bajas muy incómodas y no hay donde poner a salvo los papeles, siempre se me acaban manchando de algo. La segunda vez que visité el P14 me clavé las pinzas para trabajar en la placa Petri, y el montaje de la muestra me quedó tan mal que ni los eritrocitos se reconocían. Mira hasta que punto empecé con mal pie, que la primera vez que pisé aquel laboratorio me puse la bata del revés y perdí una goma. Además, no había aquel día ni una talla de guantes que me fuera bien, y el polvillo me da tiricia en los dedos.
Pero es lo que quiero, es lo que me gusta, y todo lo que me desagrada o me sale mal en esas 4 paredes parece menos malo solo con pensar que es falta de practica lo que me cubre las espaldas, que todo irá a mejor. Poco a poco me he acostumbrado a los guantes que nunca se ajustan perfectos, a la elasticidad del látex -que puede jugar muy a tu favor- y a su olor, sobre todo a su olor y al rastro que dejan en la piel. Mira tu por donde, ya me va gustando un poco. He descubierto que el tema del microscopio es psicológico, y que loa de doble ocular no son un invento del demonio con trampa; y lo he descubierto con un dolor de cabeza enorme después de tres horas mirando a su través con el ojo guiñado. Me he dado cuenta de que llevar gafas en un laboratorio es una verdadera put... digamos que un gran inconveniente cuando estás trabajando en la cabina de aire estéril de la cual no puedes sacar las manos y se te escurren las gafas por la nariz. Pero de la misma manera he aprendido el arte de estirar el cuello hacia atrás rozando limites imposibles para volverlas a poner en su sitio. Supongo que todo contra lleva otros tres pros.
La primera vez que entre al P16 me dio claustrofobia y me agobie. Ahora el P16 es esa pequeña habitación donde los acabados en el porta salen como en ningún sitio, aprovechando toda esa luz natural que baña el laboratorio; ahora me resulta cálido y acogedor. Recuerdo también el respeto que me infundió el microtomo la primera vez que lo vi, pero recuerdo bien el proceso de cambiar sus cuchillas; y esto lo recuerdo porque una vez cada semana tenemos que trabajar con él.
Para ser sincera, todo lo que tanto me impresionó la primera vez, a día de hoy lo sigue haciendo, pero con una connotación completamente distinta. Supongo que si tanto me asustó fue porque el viaje hasta que me resultara cómodo iba a ser así mas significativo; supongo que me marcó porque ese es mi sitio, mi futuro hábitat. Supongo que si alguna vez viera algo tan grande y me dijeran que eso iba a ser mio, me asustaría, y supongo que por eso ahora todo el café ha merecido la pena.

sábado, 29 de noviembre de 2014

Tenía un espíritu bohemio. Sí, como los fantasmas de esa película que tanto me gusta, ella tenia un espíritu de esa naturaleza. Bueno, lo tiene, no vayamos a matarla aun, que de tan joven le apremian los años venideros y la ciegan las ganas de más. Si no la conociera diría que es un caníbal del tiempo, y que nunca se le puede saciar; pero yo la he visto en la oscuridad y sé que si es posible, es posible darle poco y contentarla, más aun que dárselo todo y esperar que claudique satisfecha. No, ella tiene un alma bohemia, un alma encasillada en unas creencias que poco tienen que ver con la religión y mucho con la moral, porque ella eligió un día alejarse de todos los dioses para venerarse a sí misma y a la vida. Venera a la vida porque considera que es la única a la que debe rendirle cuentas y así se ahorra el trámite de rezar por las noches arrodillada a los pies de su cama. Se mueve como se mueven los pájaros, porque es mas ligera que la gente normal; nada tiene esto que ver con su cuerpo, y es solo debido a que sus ideas vuelan mas alto que las del resto. Supongo que por eso siempre consigue ver un poco más allá. De verdad que no sé de donde ha sacado esa forma de ser tan suya, esa consistencia tan idílica que la hace ser como es, ser quien es, ser de nadie. Pero aunque de nadie, es mía, es mía más que del mundo porque ella lo ha elegido así. Es demasiada responsabilidad, yo no sé alimentar su alma ni su mente, no sé mantenerla hambrienta; pero ella sabe hacerlo sola, y no me necesita, por eso me necesita. Necesita no necesitarle y yo necesito ser independiente de esa necesidad, esa a la que ya me han atado una vez. No puedo sentir que alguien depende de mi porque comienzo a sentirme terriblemente importante, y yo no soy tan grande. Por eso siento que ella es la única capaz de mantenerme viva, porque solo ella tiene esa forma de ser tan independiente como la mía, sólo ella sabe como hacerme ver que me necesita sin necesitarme, que me quiere ahí pero lejos a la vez. Sólo a ella la entiendo, y se que solo ella me entiende a mí. Es de ella la única persona de la que puedo estar segura sin que nada más me haga falta. A veces se me presenta como un enigma, y me devana los sesos con sus operaciones, pero como con los mejores problemas, solo cuando la meditas y aprendes a mirarla desde todas las perspectivas posibles consigues resolverla. Otras, sin embargo, se me presenta como un libro abierto, y me deja leerla y disfrutar de cada atisbo de locura que se pasa por su mente. Sea cuando sea, siempre es un placer hablar con ella. Nunca entenderías lo que digo porque nunca la veras como yo la veo, pero créeme cuando te digo que es mejor que la armonía entre el blanco y negro de las teclas del piano.

martes, 25 de noviembre de 2014

-Esperarás conmigo hasta que amanezca.
-¿Y después?
-Después follaremos salvajemente, como animales, porque para cuando amanezca estaremos tan borrachos de sentimientos que no habremos de reprimirnos nada, y podremos dejarnos guiar por los instintos de la piel.
-Pero seremos pecadores.
-En efecto, y aun a sabiendas de ello, pecaremos hasta que no exista en la tierra penitencia para nuestras bocas ni perdón por nuestros pecados.

miércoles, 12 de noviembre de 2014

Capitulo tropecientos; Julie, otra vez

"Y así, poco a poco y sin quererlo, se convirtieron el uno en el mejor amigo del otro. Hay quien dijo que eran como novios; y ciertamente eran novios sin derecho a roce, porque a veces el pecado no va de la mano de la piel. Se convirtieron en mutuos confesores, pecadores compulsivos que piden penitencia una y otra vez, y poco a poco se acumularon los momentos. Las malas lenguas dijeron que acabarían equivocándose, pero cuando la amistad es pura no hace falta más. Muchos fueron los que afirmaron una y mil veces que entre ellos siempre hubo algo más, pero cuando ella lo miraba y se reía era otra cosa lo que escondían sus ojos; era picardía, sí, pero consecuencia de la complicidad que se había creado a raíz de los secretos que compartían. Ella hablaba poco, él pensaba demasiado; ella callaba lo que pensaba, él le leía la mente. Y funcionaba, vaya si funcionaba, que a Julie nunca le importó que el mundo entero dijera que estaba enamorada de Pette, porque con el tiempo se había convertido en su mejor amigo y nunca nadie entendería la conexión que había entre ambos cuando él le abría su alma y le contaba todo lo que ni se atrevía a decirse a sí mismo"

lunes, 10 de noviembre de 2014

No me gusta la gente que no es de verdad, no me gustan los falsos ni las personas que viven sin ser ellos. No me gusta la gente que canta en los bares para que le miren, ni la que se encierra en un baño para que la rescaten. Me gustan las personas que cantan en los bares porque sí, y las parejas que se encierran en los baños para hacer cosas malas. No me gustan los que presumen de amor (que al final son los que menos tienen); me gustan más los que lo sienten en silencio y calladitos, dejando escapar en sonrisas lo que el pecho ya no aguanta. No me gustan las mujeres que gritan porque necesitan miles de ojos puestos en ellas, ni las que cambian los jueves por un sábado. No me gustan porque prefiero ser de las que pasan desapercibidas y viven en domingo cada día. No me gustan aquellos que no saben ir de cara o se esconden en los fundamentos porque no me gustan las metáforas. Bueno, las metáforas me encantan, los que no me gustan son ellos y no volveré a compararlos con algo tan bonito. No me gustan los que quieren ver amanecer con alguien, me gustan los que quieren ver amanecer a secas. O en mojado. O como sea. Pero no me gustan las medias tintas, ni esas personas que van de "locas del coño"; somos gatos en tejados, no panteras en la jungla. Como dijo el rey Sabina, somos peces de ciudad, ceñios a vuestro papel; o ser rebeldes, a mi eso no me importa. Yo lo que quiero es que seáis de verdad porque no me gusta la gente madre in china; y no tengo nada en contra de los chinos.

sábado, 8 de noviembre de 2014

La enamoró cuando le dijo que su pelo le recordaba al mar, no por su color ni por su tacto, sino por su ligereza y su fortaleza. Cuando le dijo que adoraba el pelo rizado y todos esos bucles que formaba cuando ella acababa de salir de la cama; de la cama, de la ducha, y de cualquier rincón del mundo. Le dijo que le encantaba acariciar aquello que parecía no tener final, que se perdería en ella como ella perdía las horquillas en su pelo. 
La enamoró cuando la abrazó por encima de los hombros y hundió la cabeza en su cabello, cuando se quedó mirando ese mechón que le caía del moño que se hacía cuando estudiaba. Con ella no le hicieron falta sonetos ni canciones, solo necesitó decirle en voz alta todo lo que ella nunca iba a ser capaz si quiera de pensar. Y entonces le ganó, como le ganan las gaviotas al invierno. 

miércoles, 5 de noviembre de 2014

Somos puños en posición de lucha.

Somos almas, somos pasión, somos amores no sentidos y corazones vacíos.
Somos cuerpos, somos alas, somos mentes, cavidades huecas que adormecen con sonidos de ultramar los demonios que no existen, los dioses que hemos creado.
¿Qué dioses? Somos metas inalcanzadas, somos sueños que aún no se han soñado, noches sin dormir que aún no hemos disfrutado, somos esas ideas que aún no hemos tenido y esos cambios que aún no hemos hecho por miedo.
Somos el mundo en continuo cambio y ese cambio que lo pondrá todo del revés, o del derecho; depende de como vivamos ahora. Vivimos haciendo el pino con los pies y con las manos a la vez, a cuatro patas y completamente erguidos. Vivimos porque vivimos, morimos porque aún no hemos muerto y somos espíritus que aún no han volado.
Somos genios en proceso, tontos sin remedio, somos años acumulados en pieles a las que poco les queda por palpar. Somos todo aquello que aún no hemos visto, oído o saboreado; somos sangre al corazón.
Somos París, Venecia, Roma, somos todos los edificios erguidos en el corazón de grandes ciudades, arquitectos en acción. Somos esos escalones que tanto odiamos subir, el momento en el que se cierra el ascensor, el sonido de las llaves en la cerradura; somos ese encaje tan específico que la puerta espera, el pomo frío en nuestras manos.
Somos invierno, el blanco de la nieve y el marrón de las hojas con paredes muy lignificadas. Somos el oscilar de las ramas antes de caer, el peciolo de las partes a punto de ceder. El craqueo de las hojas rotas, partidas en mil pedazos. Somos los días cortos, las tardes oscuras y las mañanas luminosas. Somos todo el frío de los sábados por la noche con promesas de leyenda.
Somos primavera, alergias, somos histamina vagando sin destino y con malas intenciones. Somos heridas reabiertas, cicatrices que no cierran, puñaladas que aún duelen. Pero también somos carnaval, domingos y lunes, días largos, noches que no llegan porque la luna se pone tontorroma y vergonzosa y a la madrugada le da vergüenza irse. Somos verano, pieles tostadas, somos el olor a mar, la arena en el cuerpo, la brisa nocturna. Somos palmeras que se agitan, borrracheras de vino, somos toda la crema solar que no nos hemis puesto. Somos carreras con los brazos, mujeres en topless, hombres nadando como los perros. Somos todos los años que hemos vivido y todas esas arrugas que no nos han salido.
Somos todos los animales del mundo, somos todo lo pequeño que nos forma y todo lo grandioso que podemos formar.  Somos proteínas, fibronectinas, fibrilinas, forminas, timosinas, fimbrinas, timosinas, vallinas, tropomodulinas. Somos pectinas, glucosa, sacarosa, somos enlaces beta en medio de todos esos carbonos anoméricos con afán de ser más que el resto. Si me apuras somos triglicéridos, somos esfingosina y somos estereocilios en continuo movimiento. Y también somos todo aquello que podamos imaginar.
Somos un "vive el momento" constante, el "seize the day", el "carpe diem" y el "live now"; somos todos los estúpidos dogmas que se han inventado, todo lo que vendrá.
Somos el pasado, la historia, la superación, las ganas de siempre más, el motor que mueve todo lo que somos. Somos lo que somos porque somos lo que somos. Somos el futuro, todas esas mentes que harán que un día amanezca de verde y anochezca de rojo y solo el fuego mande. Somos los colores de las miradas, somos esos ojos expresivos y mudos. Somos carmín en los labios de una mujer, gemelos en los puños de un hombre. Somos elegancia, somos delicadeza y juventud. Experiencia, somos ánimo y fuerza, somos más fuerza que pena, más ganas que obstáculos. Somos eternos, infinitos.

sábado, 1 de noviembre de 2014

Tú de mí y yo de nadie (hablamos de amor, aunque no hablemos ni sintamos ni pensemos ni sepamos)

Al principio nos escondíamos en los portales como cautivos, como asesinos que se esconden de la ley; pero no estábamos haciendo nada malo. Nos escondíamos como los enamorados sin estarlo, y cuando lo estuvimos no intentamos esconderlo, aunque tampoco lo proclamamos. Cuando se nos gastó el amor y se nos fueron los trucos pasamos a intentar aparentar que todo estaba bien, presos de los silencios y del dolor de un corazón que poco a poco se rompe y se muere de sed. Podría decir que me desangré por ti, pero tú me pedías agua, y solo eso sienta bien cuando llega el tiempo de necesidad. Como una cobarde podría decir que hice todo lo que pude, pero si tú nunca dejaste de quererme, sería una infamia por mi parte intentar quitarle el polvo a mis pecados en lugar de rezarlos y rogar penitencia; penitencia a mi conciencia. 
Cuando las cosas empezaron a ponerse difíciles puedo prometerte que intenté mantenerlo todo en mi manos, abarcar cuatro objetos en cada dedo, haciendo malabares para poder con todo. Pero te quise, te quise demasiado como para mentirte, así que no espero que me perdones, ni que me entiendas, solo espero que sepas que nunca hice nada con mala intención. 

sábado, 18 de octubre de 2014

¿Qué te pasa?

Parece una pregunta bastante fácil de contestar, ¿eh? Pero inténtalo tú primero mejor, yo diré que nada. Diré que nada porque es mucho mas fácil que intentar abrirte las puertas a lo que pienso. Diré que nada porque no sé decir que me exaspera la gente y que agobia el compromiso que me imponeis constantemente. Odio ver como os levantáis cada día un poco menos reales de tanto meteros en el papel que vosotros mismos os asignais, cada vez menos auténticos. Salís y os sentáis los unos al lado de los otros y reís, y hacéis que todo va bien cuando lo cierto es que nada va bien. Amigos, decís, amigos de la palabra hacia fuera, porque de entrañas hacia dentro poco os queda ya. Yo moriría por los mios si hiciera falta, y pocas cosas son mas importantes para mi, prueba de ello pongo estos dias. Me agobia vuestro cruce de miradas, me enervan vuestros sábados por la noche, tan borrachos de mentiras, y me agotan vuestras quejas fe domingos resacosos que echan en falta un poco mas de verdad. Poco a poco os consumis, pero poco podeis hacer a estas alturas mas que ladrar.
Pero claro, a mí sigue sin pasarme nada, porque todo lo que a mí pueda pasarme poco te roza a ti el alma.

domingo, 28 de septiembre de 2014

All about that bass

Yo era joven, ¿qué puedo decir? No, espera, no quiero excusarme, es una decisión que en algún momento me pareció la mejor, y eso es motivo suficiente. Supongo que si esa era la mejor el resto tampoco debían ser muy buenas, pero ahora da igual. ¿Qué más da? Mira, no me comas la cabeza que bastante me la rallo yo intentando limar las esquinas; yo la quiero esférica y convexa, pero las malditas palabras no dejan de rebotar y desgastarla. Ellas se redondean como se redondean las piedrecitas planas del río que llegan al mar, las pule la erosión de mi mente con cada choque de ideas; y golpe a golpe se me hace vieja la musa, la inspiración y toda la tropa. Es que no lo entiendes, hoy por la ventana se me han escapado tres palabras, y maldita sea me he quedado en blanco, más blanco que los gatos que se camuflan en la nieve. "¿Qué ventana?" te preguntarás; verás, tengo un par de recovecos secretos entre la esfingomielina del cerebro que comunican con la boca, y a veces cuando suspiro se me escapan los secretos en silencio, las ideas por el aire sucio de mis pulmones. Las palabras bonitas solo se me pierden cuando hace tanto frío que echamos vaho en las respiraciones, es que el frío me pone tonta aunque no me guste nada. Hay que ver, siempre me voy del tema, ¿qué te estaba contando? Mira, da igual, fuera lo que fuera no iba a conseguir explicarme, mejor deja que se funda en mi mente y se muera en mi boca antes de salir, porque como la abra y lo suelte va a ir por ahí asesinando corazones y no estamos como para purgas.

sábado, 20 de septiembre de 2014

Déjame entrar.

No es una orden, ni mucho menos, no te confundas. Es una súplica, más bien. Prometo no hacerte daño y no traicionarte; prometo creer en ti y levantarte.
No sé como ayudarte, lo reconozco, pero si que sé como intentar hacer que todo sea más leve, que todos esos colores te pesen menos en la espalda. A veces no sé que es peor, si que lo veas todo en blanco y negro y sin matices (sin dolor y sin alegría, absolutamente en la nada) o que lo veas todo a color. La variedad puede traer consigo sensaciones mejores de lo que nunca hayas podido imaginar, pero como una buena amiga me veo en la obligación de advertirte -y porque, qué cojones, porque quiero que lo sepas- de que también te mostrará oscuridades mas inmensas que el universo; no tengas miedo. Estaré contigo sea como sea, en la monotonía y en la diversidad, no importa con qué partes te quedes. Nunca voy a echarte nada en cara, ninguna decisión ni ningún sentimiento; porque vamos, acéptalo de una vez: tu sientes. Sientes como todo el mundo y ha llegado el momento de que te des cuenta de que ese no es motivo suficiente para acuchillarte en silencio día a día. A todos nos ha atormentado alguna vez algún sentimiento, pero tú eres diferente; tú sientes y dejas que te coma por dentro, tú eres más puro que el resto. Supongo que no es algo que este en mi mano, pero, sinceramente, no pasa nada. No me importa que seas así -de hecho me gustas así- y no voy a intentar cambiarte. Eres mi amigo, puro y hermético como eres, y eso es indiscutible le pese a quien le pese.

jueves, 18 de septiembre de 2014

Pienso que los amigos deberían ser eternos, que deberían ser incontextuales e inmutables. Como una tarde de domingo, me gustaría que nada cambiara y todo fuera a mantenerse como siempre ha estado, sin la fría daga de la traición acuchillándonos las entrañas y comiéndoselo todo. No queda ya un ápice de confianza en algunos, y la vida me va en otros, pero si todos ellos fueran eternos podría vivir en equilibrio para siempre, lo juro. A veces lo pienso y es, de verdad, sorprendente.
Tú, eterna como ninguna, ¿qué haría yo sin ti? Como el aire que respiro has estado ahí toda mi vida, cada segundo de ella y los ratos sin ti me han ahogado hasta el punto de sentir la necesidad de volver, siempre volver. Qué no sabrás tú de mí... Y aun así te quedas.
Tú, fría y hasta impasible, oradora, me encarcelas y me arañas, pero me haces falta y no tengo el valor de no decirte que te quiero, porque te quiero. Ojala pudiera no hacerlo a ratos, pero firmar un contrato contigo implica no tener peros, y a mí me la suda la letra pequeña.
Tú, siempre en la distancia, "no prohíbes ni amenazas", gracias por ser mi fuerza.
Tú estas distante pero siempre estás, y eso te envalentona y te cubre; no hagas de este océano un mar en calma.
Y tú... Tan joven y tan reciente, tan sumamente poderoso, tan opaco que rozas la transparencia, pero me has calado y eso no lo hace todo el mundo.
Tú y tú vais juntos, no puedo separar la razón de la acción, así que dejadme quereros en un pack.
Tú me abandonaste, y un día prometí que te arrepentirías; prepárate porque después del rayo siempre viene el trueno, y yo soy una tormenta siempre activa, en máxima potencia.
A todos los que alguna vez me han pasado hoy les digo que la vida me ha dado demasiados sábados por la noche y demasiados domingos por la mañana, y que no sin ni una mínima parte de los que me quedan por escribir; pero aún así les doy las gracias por haber sido parte de esa borrachera constante que son mis noches lejos del papel, cerca de las botellas.

martes, 16 de septiembre de 2014

Cuando era pequeña alguien me dijo una vez que cuando una persona se quiere, se ve. Me dijeron que en la forma de andar, en la forma de hablar, en los gestos, en el aura que la rodea. La verdad es que cuando me lo dijeron ni siquiera sabía qué era el aura. Pero cuando una persona se quiere desprende un aire más puro, más como las palabras que se escriben y se sienten. Cómo me gustaría quererme como se quieren; quererme como se quieren esas letras que se cogen de la mano y forman arte y lo firman. Me dijeron que la gente busca que la quieran, que la vean como una persona especial y única; pero no entendía por qué nadie iba necesitar que otras personas le dijeran lo increíble que es. A día de hoy tampoco lo entiendo, pero cómo me gustaría quererme y darme cuenta de esas grandes cosas por mí misma; yo no busco que me digan porque como ciego que no quiere ver solo yo puedo mirar como quiero.
Se me han corroído las intenciones y se me ha oxidado el agujero de la pared donde guardo los secretos, se han derramado y ahora quiero recogerlos otra vez uno a uno. Jamás debería haber llegado el día en que hubiera tenido que cavar en la tierra y buscar la leyenda, pero cuando de pequeña me dijeron que cuando una persona se quiere, se nota, nunca creí que fuera cierto.
Pero mírala, solo mírala. A ratos se quiere, a ratos no. A ratos se comería el mundo y a ratos dejaría que el mundo se la comiera a ella en toda su grandeza; porque mírala, a ratos se ve tan grande que se acerca a la verdad, a esa visión que el mundo tiene de ella. De pequeña le dijeron no se qué mierdas de quererse y no se creyó ni una, ahora solo quiere que pasen los días para destronar a las estrellas.
Pero ay, como le gustaría también quererse cómo se quiere el resto del mundo.

lunes, 15 de septiembre de 2014

Fria y eterna.

Como el mármol.
Gélida.
Como el hielo cortado en cristal.
No queda en ella un ápice de bondad porque todo se ha consumido como si fuera leña para el fuego. Con el crepitar de la madrugada se hace nueva, y entonces ya no le duele, porque ya no siente. Le late el corazón como la máquina a la que se conectan los enfermos terminales y los inconscientes eternos, si le diera un infarto se podría culpar a sí misma de eutanasia.
La realidad es que nadie la comprendía porque desde el momento en que comenzó a conocer el mundo decidió cerrarse, y asi sigue. La infancia se le escurrió sin que pudiera echar a correr tras ella como hacían el resto de niños.
Una persona de las del tipo Effy.
Eff, qué te han hecho, Eff.

domingo, 7 de septiembre de 2014

Hemos crecido

A lo mejor es simplemente que hemos madurado. Pasamos del 'mamá, tengo un cumple, compra un regalo' al 'bueno ponemos cinco euros cada uno' hasta llegar a poner 20 euros para cada regalo porque la ilusión es distinta. Al principio la ilusión era la de llegar al cumpleaños y ser el del regalo más grande; ahora la ilusión florece al pensar en la cara que pondrá esa persona, en saber que estas haciendo algo que a todo el mundo le gustaría que hicieran por él, y lo haces sin esperar nada a cambio. Hemos crecido, y ya no nos dedicamos a criticar a otras personas por placer, lo hacemos en denuncia de las injusticias, como una contradicción a la lógica que esta madurez ha traído consigo; nos quejamos en busca de una solución y no por ocupar el tiempo o desahogarnos. Con nosotros ha evolucionado el concepto de amistad y los amigos, y ya nada es tan fácil como solía serlo. Han aparecido las relaciones complejas y todos sus entresijos, sus líos y sus imposibles nudos, y en este momento quien pueda contar a sus verdaderos amigos con los dedos de más de una sola mano no tiene ni uno solo de verdad. Antes nos necesitábamos a todas horas y teníamos siete mejores amigos, pero ahora yo no podría estar segura de tener más de tres buenos. La indiferencia se ha agrupado en nuestros estómagos y nos tira, a algunos hacia arriba y a otros hacia abajo. 
Nos falta madurez para no necesitar a quien no nos necesita, a quien simplemente nos quiere en su vida a ratos; pero no hay anda que podamos hacer para que el tiempo corra más rápido y sepamos cómo actuar. Tú no me quieres sin contexto, y yo te ofrezco un contrato sin letra pequeña, sin condiciones ni obligaciones, esto no podía salir bien. Yo te quiero siempre, y me matan los días sin verte, y los meses sin saber de ti, pero cuando al fin volvemos lo arreglas todo con un "te he echado de menos" y eso ya no me vale.
Qué decir si ese es un simple ejemplo de lo que ha cambiado, si ya solo nos quedan las fotos vestidas de rosa como las princesas que jugábamos a ser.
Todo se ha complicado, y ya no queda amistad en ningún recodo. En este caso fuimos amigos hasta morir, hasta no poder más, pero se nos fue de las manos y lo dejamos evolucionar; ya no podemos volver atrás. Siento que te he perdido cuando yo aun no había decidido si quería que me perdieras, pero has actuado de tal manera que ya no reconozco en ti eso que me enamoró. No me malinterpretes, tampoco lo iba buscando, pero esperaba que fueras mi amigo antes que cualquier otra cosa, y me has traicionado.
Al final, hemos crecido y ya no vamos al colegio, ya no jugamos a ser mayores; ahora lo somos sin más salidas, pero al fin y al cabo, crecer implica decepcionarse, y dentro de lo que cabe yo aun conservo la suficiente inocencia para creer en los míos.

martes, 19 de agosto de 2014

Recuerda, pase lo que pase, que tienes cuerpo de mujer, y en cualquier parte del mundo hay un hombre mas grande que tu, bien por fuera o bien por dentro, esperando para dejarte una prenda de ropa y hacerte sentir infinitamente pequeña, infinitamente mujer.

miércoles, 13 de agosto de 2014

A veces, por momentos, hay pensamientos que te hacen pensar que te da igual que nadie te quiera porque no quieres el amor de nadie. No quieres que te entiendan, ni te consuelen, ni que intenten ayudarte, y todo porque sabes que nadie puede, solo tú mismo.
Ya no quiero el cariño diario y parental de un hogar, este ya no es mi hogar.
No quiero, corazón cobarde, que respires antes de hundirte, quiero que sueltes todo el aire justo cuando toques fondo y te abandones, y quiero que dejes de suplicar.
No quiero ser ese one and only, ni el primer buenos días, que al final siempre lo estropeo como los niños pequeños rompen sus juguetes favoritos.

miércoles, 6 de agosto de 2014

Poesía desorbitada

Febrero tiene 28 días, el mejor número, pero cada cuatro años se envalentona y le roba un día mas al siglo, y así los siglos tienen cien días de más. 28 días son 672 horas, y si cada día es una vida, cuatro gatos se mueven por febrero de fin de semana en fin de semana bufándose ante el frío den invierno. Pero pronto llegará la primavera y los gatos pasarán a vagar cojos por marzo y sus esquinas, y sobrarán días que no volverán a ser habitados hasta diciembre.

viernes, 25 de julio de 2014

Crónicas de madurez III: "Let me be clear"

Sinceramente cada vez entiendo menos a las personas. Somos seres motivados por la muerte, y eso es lo que más nos hunde. Nos acostamos cada noche con la certeza de que podría ser el último anochecer que vemos, pero no malgastamos nuestras posibles últimas horas llorando. Podríamos pasar el día entero llorando, de hecho, pero preferimos olvidarnos de la dama de negro y vivir como si nos fuera la vida en ello. Ciertamente, y para ser exactos, sí que nos va la vida en ello; en pequeños compromisos y pequeñas tareas que no van más allá de nuestra persona. Implicamos a otras almas pero siempre confiamos, y con cada palabra que decimos nos hacemos más débiles. ¿Qué se espera de una persona? Yo te lo diré, se espera que viva, pero cada vez hay más muertos en las calles que en los cementerios.
Adoro la rutina. Me come las entrañas y a la vez me mantiene viva. Mi tiempo lo administro yo, no necesito agentes personales sin contrato que me ordenen las tareas; yo sola puedo meterme cien cosas en un periodo determinado de tiempo, y hacerlo. Soy persona, y me muevo, como todos, sin un fin, con millones de objetivos. Ser feliz no debería ser el objetivo de nadie, más bien una motivación. Me rodeo de personas que, como yo, sacan 25 horas del día; me rodeo de mentes increíblemente grandes, unas más aprovechadas que otras. Me rodeo de personas a las que cada vez entiendo menos. No entiendo por qué son como son, por qué actúan como actúan; no entiendo que les mueve a ellos; por qué no lloran por las noches. Por que no adoran a un dios o a otro. Tampoco entiendo a los dioses a los que la gente venera, grandes entes con el poder de dirigir los hilos mundiales con un sentido algo desfigurado de la justicia. No entiendo qué son, ni por qué son. Yo soy porque quiero ser, si no quisiera ser solo tendría que saltar, o pinchar, o cortar; y dejaría de ser, y de existir, y de todo lo que se te ocurra. Pensar es nuestra bendición, nuestro don, pero es la peor maldición cuando explota. No entiendo a los genios, ni a los filósofos, ni a los artistas ni a la gente común. No entiendo cómo los primeros piensan como piensan, cómo los segundos dicen lo que dicen, cómo los terceros hacen lo que hacen ni cómo los últimos viven como viven. Por no entender, ni a mi me entiendo. No comprendo cómo un día se coge un boli y se empieza a escribir, ni cómo se sacan las palabras del saco que es la mente.
No me entiendo, no te entiendo.
No me quiero entender, ni tampoco me interesa entenderte.
No intentes entenderme

lunes, 21 de julio de 2014

Cuando crecí dejé de sentir de forma pura y empecé a mancharlo todo de confusión. La asquerosa daga de la duda me perfora el pecho sin hacerme daño. La verdad es que a penas la noto diariamente, pero cuando llama el alma y suena la alarma de "siento un poco" me desangro. Me duele no saberlo, me mata no pararlo; pero ¿cómo se para algo que no se controla? Ni la voz le puede, y eso que es lo más potente. No sé qué hace falta, qué falla, pero algo es, y como no pare ya voy a hacer una locura, voy a declarar una invasión al lado oscuro del pensamiento.

miércoles, 16 de julio de 2014

"Y mañana vendré con un cigarro a la cama"

Me autodeclaro la guerra. La parte fuerte e independentista de mí se revela contra la que quiere abrirse y saltar. Esto no pinta nada bien, para qué me voy a engañar, pero no puedo simplemente 'no enamorarme'. La bandera blanca la tienen escondida los dos, y no parece que ninguno vaya a sacarla, no se ve el fin de esta guerra civil. El alma se alegra, porque oir cosas bonitas y sentir sensaciones que creía que no existían es placentero, pero siempre está el lado que me repite (me grita, cada noche me grita) que nadie debería tener ese control sobre mí.

«¿Y tú que quieres hacer?
¿Yo?
Calarme hasta los huesos»

martes, 1 de julio de 2014

Estás loco. Has perdido la cabeza, la sesera, la sustancia que movías cuando me cautivabas con tus palabras. Has perdido la capacidad. Hace mucho que dejaste de volverme loca con cada sílaba que hilvanabas con tus labios, o tus puños, pero ahora has perdido la cohesión, el sentido, has perdido tu jodida esencia. Solías caracterizarte por un estilo duro, suave en términos pero claro en finalidad: tenías un propósito y lo lograbas cada vez que te sentabas frente a un papel. Podías hacer al mundo bailar a tu son, o al menos lo habrías hecho si te hubieras mostrado ta y como te mostrabas cuando estabas conmigo. La verdad es que ahora da igual, pero me preocupa ver que has perdido el norte, el sur, y hasta la aguja y el imán de la brújula vital; no te queda nada. Ese es tu problema, siempre lo ha sido, solo permíteme ser quien lo explique.
Siempre has tenido un enorme poder, labia. Para mí eras una persona capaz de abrirse todas las puertas del cielo, así como las del universo; una persona con sueños de grandeza. Sí, soñabas con crecer y ser eterno, ser semieterno en palabras y semieterno en actos, y unirte en una sola existencia ilimitada. Te gustaba jugar a ser dios, y en el fondo buscabas a quien te consistiera el juego sin bajarte a la tierra ni una sola vez. Pero la vida no es un juego, y cuando te da la espalda toca ponerse serio. Las palabras abren muchas puertas, pero no estamos en el cielo ni en el infierno, y a veces hay que ir un poco más allá y dejarse la piel. Tu punto débil está en que, realmente, soñabas con humo, con artes tan eternas como tu respiración, poco más bien. Flaqueabas siempre a la hora de la verdad, y ahora no te queda nada. Nada a lo que aferrarte y seguir jugando. Te conozco, aunque creas que no lo hago, te conozco casi tan bien como ella cree hacerlo, y al final tu cabeza (tan sensata a veces...) te ha dejado fuera de juego. Sé, aunque tú no quieras reconocerlo, que empiezas a ver que lo único que ella hace es seguirte la fantasía, y tú necesitas a alguien que te de caña, por decirlo de alguna manera vulgar. Podrías haber sido grande, pero al final no has crecido, o eso parece desde fuera. En tu cabeza se estaba muy agusto, pero de repente decidiste echarme a patadas, me hiciste daño, y cuando intenté volver a cogerte de las manos para repetirte que yo era incapaz de guardar rencor de ningún tipo, me empujaste y me dejaste tirada. Hace mucho que dejé de reconocerte en tus actos, pero ahora has perdido la cabeza, la capacidad de ser enorme.
Ahora eres mediocre, y, engáñate cuanto quieras, pero ya no aspiras a lo que antes. Ni a su sombra.

viernes, 13 de junio de 2014

Mrs everything

No lo entiendes. Nadie lo entiende. Intentais enamorarla con regalos de oro y está ya hasta las tetas de poetas de bragueta y ascensor que persiguen lo mismo. Le hablais de amor como si fuera un ideal, y ella odia enamorarse, creedme, es mi amiga, lo sé mejor que nadie. Aquí casi nadie la ha visto ser ella misma sin disfraces ni plastas en la cara, porque es un tesoro, un cofre al que hay que abrir con sumo cuidado. Es ella, única e intocable, frágil y difusa, con límites borrosamente definidos. Contorneada y marcada, más pura que la luna. Más puta que la luna. Blanca, como una figura alabable, hecha de principios cosidos bien fuerte a la piel.

viernes, 23 de mayo de 2014

El día que no pueda más, voy a matarte.

Si corres es porque yo te doy la ventaja de estar seguro de que yo iré detras, si no no sé a cuento de qué ibas a hacerlo. Si corres solo, luego habrás de volver de una u otra manera, y es trabajo en vano. Pero no es asi, corres porque cuando frenes cansado del trayecto y te des la vuelta para calibrar distancias yo estaré llegando icondicional, con ese "no matter what" que tanto te gusta aunque nunca lo digas; y acompañado la vuelta siempre es mejor, lo entiendo.
Si echaras a correr con dudas, serían ellas las primeras en correr, dejándote a ti clavadito en el suelo con tu porte y tus maneras. Claro que cuando divisas el camino y evaluas los posibles daños siempre sueles arrepentirte y te sientas, es normal, yo también lo haría; por eso precisamente te digo que no pienses, que la mitad de las cosas tienen más sentido sin sentido; pero nunca me haces caso. Tú solo corres cuando te hierve la sangre, eres el claro ejemplo de la claridad y la seguridad en esos momentos: corres aunque no merezca la pena, aunque parezca que vas a tener que volver solo, aunque las distancias sean grandes. Y a pesar de que crees que lo has decidido solo como una persona adulta, tu Pepito Grillo ya te ha susurrado previamente que no vas a estarlo. Te lo suelta bajito y a suspiros para que no lo oigas del todo, para que puedas decir que lo hiciste porque quisiste, pero permíteme decir que el peor silencio no es el de la nada que se oye, el peor es el de las palabras que no se oyen, porque no deben ser oidas.

jueves, 22 de mayo de 2014

Situación actual: musa en busca y captura, nervios okupas, pecho contra pared.

miércoles, 21 de mayo de 2014

Prosa contra los herejes I

A favor de un mañana mejor, siempre mejor, y mirando hacia delante, el único determinante temporal que nos ofrece un verdadero contexto sin rencor, la posibilidad de ver más allá de los horizontes que nos marcan, porque asi es imposible amar.

sábado, 17 de mayo de 2014

Te voy a enseñar lo que escribo como quien se enamora

Te voy a enseñar lo que escribo como quien se enamora. Voy a mostrarte poco a poco y a medias pequeñas muestras de mí administradas con cuentagotas, porque al fin y al cabo mis creaciones no tienen explicación. Con el tiempo verás que soy cambiante y estática a la vez, comprenderás mi carácter y aprenderás a predecirme. Entenderás todas mis reacciones cuando me conozcas.
Te voy a enseñar lo que escribo como quien se enamora. Quiero decir que voy a confiar en ti hasta presentarte todo lo que me da miedo, hasta gritarte bajito que necesito que me ayudes. Y voy a confiar en que no huyas, en que aceptes que soy carbón y en que no ataques mis puntos débiles. Con esto quiero llegar al punto de dejarte claro de que voy a desnudarme de vergüenza, de ruidos y de capas de cebolla, que voy a permitirte verme como soy, y que ahí no voy a esperar nada.
Te voy a enseñar lo que escribo como quien se enamora hasta tocarte el alma de persona a persona, sin importar más, sin saber si quiera si yo a ti te conozco. Voy a apostar por ti, y voy a dejar que sepas como amanezco y como atardezco, y como me quemo. Voy a depositar en ti la parte tropecientas de mi tesoro, y si sales corriendo dejándome arruinada y a la intemperie no voy a reprocharte nada, porque verás que, realmente y de verdad, no soy rencorosa. Verás que me olvido, que no elijo mis ataques, que pido perdón por mí y por todos mis compañeros y que también suelo equivocarme con la confianza y el interés, y luego me hago de cemento.
Te voy a enseñar lo que escribo como quien se enamora porque esto que hago es para mí, tan íntimo y preciado que tienes en tus manos la potencia para aniquilarme. Pero confío en que no lo hagas.
Te voy a enseñar lo que escribo como quien salta y se deja, quien sangra y no sufre, como quien se suicida y vive; y, más que nada, te voy a enseñar lo que escribo como quien se enamora.

miércoles, 14 de mayo de 2014

En la postguerra, la opulencia era la clave. Las mujeres canosas y con más lustros que el sol salían a la calle con la finalidad de ser vistas enjoyadas, con todas sus alajas como si fueran medallones de soldado; las mujeres ancianas que comían pan y sardinas y tenían racionalizado hasta el aire. Los mediantes y los contactos incorpóreos, personas que no existían en realidad más allá de su cabeza, pero daba igual porque hasta un mes podrían haber pasado sin comer con tal de poder lavar ese traje de seda que tanto caché les había dado años atrás. Hoy en día, sus hijas y las hijas de sus hijas salen al sol en tacones, con trajes de falda y chaqueta y su mejor pintalabios pulseado con la misma razón: aparentar apariencias, valga la redundancia. Orgullosas, altivas y caprichosas, nostálgicas de un pasado en el que su estilo era lo último y nadie imaginaba un fin de año sin sus básicos. Nadie imaginaba un París innovador, ni siquiera una Florencia cambiante. Nadie esperaba que el Quijote pasara de moda, ni que muriera Franco, y mucho menos que superáramos el año dos mil. Nadie aceptaba el cambio democrático que Adolfo Suarez planteó, y muchas fueron las bocas que quedaron mudas cuando las mismísimas cortes franquistas aceptaron la propuesta transitoria. Pocos esperaban que el rey fuera un asesino, o la reina una cornuda, o que una mujer pudiera optar al trono español. Y a pesar de todo, las señoras siguen saliendo al sol por las tardes como si fueran plantas que necesitan la energía lumínica; salen a lucirse y a dudar del color de un futuro que tan extraño y difuso se presenta, ante un presente que nadie esperaba y con odio hacia la generación que otra vez pretende cambiarlo todo. La generación "antinatural" -dicen- que dará un vuelco al mundo como vienen haciendo las antepasadas siglos atrás. Pero claro, ante la posibilidad dinámica de los días, poco les queda que hacer esas señoras que no han trabajado más que clandestinamente, que han asumido su papel de mujer sumisa y dependiente, a esas mujeres a las que tanto les ha costado llegar hasta donde están ahora y llegan justo cuando cambian las reglas del juego.

domingo, 11 de mayo de 2014

Antes de nada, promete que no contarás nada a nadie: lo que te voy a contar es una neura resultado de un momento de debilidad y puede que mañana me arrepienta. Pero mañana será tarde, hasta dentro de unos minutos será tarde, porque no será ahora; asi que voy a aprovechar este ahora y su tremenda banda sonora de piano para confesar que no creo que pueda hacerlo, que me da mucho miedo fallar y que digan lo que digan, me falta confianza y me sobran motivos. Me falta tiempo, me faltan formas, me falta concentración, me falta fe, me falta café y me falta el alma. Me falta espacio, capacidad, fuerza. Y me sobra sueño, miedo y necesidad. Estoy segura de que me arrepentiré de esto, pero soy un todo o nada, y si fallo no creo que pueda rectificar. Me falta aplomo, porte, concentración, maneras; me falta la vida para estar orgullosa de mi. Me falta confianza.
Me faltan guerras; me sobran armas. O puede que sea al revés.

Desde que estoy en segundo de bachiller soy menos yo, más yo.

Desde que estoy en segundo de bachiller soy en mi casa siempre la primera en levantarse y la última en acostarse. Soy la última en apagar la lamparita y recoger los trastos, en pasearme y comprobar que todo está en orden: todas las ventanas cerradas si es invierno y todo ventilado si es verano. Soy la que menos duerme, la que menos descansa, la que más viajes hace de un lado para otro, la que menos tiempo pasa en mi casa, la que encuentra más atractivo en los sillones del tranvia. Desde que estoy en segundo de bachiller soy, de mi familia, la que menos lee, la que menos ve la tele y la que menos uso hace de internet.
Desde que comenzó este año me he familiarizado con el café de todos los colores, con mi escritorio y con el tacto del papel. Desde que estudio biología sé que mi memoria es increible, y que el cuerpo humano es apasionante. Desde que doy química he comprobado que el entendimiento llega a límites inexplorables. Y desde que estudio matemáticas sé mejor que nadie que los días tienen 30 horas para mí (o al menos eso creo).
Se que soy la que menos tiempo pasa en pijama, la que menos momentos tiene en la cama. Pero soy también la que más sueña. La que más presión tiene sobre sus hombros, la que más se exige a sí misma. Desde que estoy en segundo de bachiller veo el futuro tan cercano que me asusta, pero no por eso me acobardo, ni me asusto ni me escondo, simplemente aprovecho que estoy despierta y sueño como nos enseñaron de pequeños. Este año tengo la sensación de que ya no soy la misma, de que puedo con un millón de cosas de las que el año pasado me habría creído incapaz, y además puedo con todas a la vez. Sin pausas, sin 'breaks', nada. "Ya descansaré cuando me muera" como filosofía del año más duro y más satírico que hay. Bueno, los habrán más duros, estoy segura de ello, pero ahora estoy preparada; y el año pasado no habría podido decir lo mismo.

domingo, 4 de mayo de 2014

I'm learning how to live life on my own

A lo mejor es una falta de respeto abusar de la prosa, y del verso y de todos los recursos literarios que algún día alguien con complejo de poeta barroco inventó, y sería mentir si dijera que no me importa (porque respeto las palabras y sus técnicas más que a nada) pero lo haré de todas maneras, aceptaré mi pena con gusto si es el precio a pagar.
Me muevo como las letras, sin un fin y sin saber quien se me va a pegar al lado, y a la vez parte de un todo, con un objetivo fijo e inmutable. La plenitud no existe, es solo un farol que solemos adornar con los clásicos que todo el mundo conoce: los "y solo cuando..." y los "créeme que entonces juro por los vientos que...". Tengo el tiempo dividido y optimizado, y en las respiraciones que me he guardado para hacer textos me he impuesto la necesidad de hacerlo de forma pura y sin adornos, me he propuesto volver al "escribir por el placer de escribir" y nada más, sin más sentidos ni tergiversaciones. Solo eso. Los minutos que se unen en horas como se unen los fosfatos a las adeninas son solo mediadores en el espacio en el que habito, y como tales no tienen más función que la de apresurarme y empujarme poco a poco, ser esa mano que, aunque cueste reconocer, todos necesitamos. Me construyo sobre los ideales que me forman, y así sucesivamente entro en el ciclo de mis días, comprimiendo algunos tiempos y expandiendo otros hasta sacar 25 horas. Hay quien dirá que exagero, que tanto estudiar me va a acabar volviendo loca como le pasó a Don Quijote, y para ellos no hay respuesta. Solo pienso que los malos humores, los despertares, las noches que más que noches son siestas... Todo, todo merece la pena si al final has adquirido armas. Cuando era más joven solían decirme que mis estudios serían mi preparación para la guerra de la vida, y creo que ahora sé que no se referían a ganar dinero y sobrevivir. Al fin y al cabo, voy a pasar la mayor parte de ella con un papel bajo los dedos, y ya estoy segura que no pararé hasta saber que no es sangre sino tinta lo que fluye, asi que mejor te dejas de mentiras y de juegos y me cedes el honor, que mis semanas son mías le pese a quien le pese.

viernes, 2 de mayo de 2014

Querida mini-yo pensante:

Cuanto tiempo a la sombra, hola otra vez. Te he echado mucho de menos, hablar contigo ha sido a veces lo mejor, dejarte hablar, más bien. Perdóname por haberte amordazado, por haberte acallado y haberte obligado a guardar silencio en mi cabeza para dejar sitio a esas reacciones químicas inacabables. Lo siento, pero tienes que entenderme: yo no me olvido de ti, ni de la importancia que tienes en mi cordura, no te olvides tú de darme las largas de vez en cuando, aunque sea muy de vez en cuando, para recordarme quien soy, quienes somos, quien eres. Cuando empecé a escucharte me asustaba todo lo que decías, todo lo que yo decía, pero mis manos se movían sin permiso ni piedad, no podía frenarte. El material de tus palabras es pesado, suave como la seda y contundente como el odio que tienes tan a ratos. Te tengo dicho que dejes en paz a esa parte vengativa que hay en mi, que te limites a tu papel, el de soltarme y susurrarme en el lobulo palabras y frases, pero tú sigues aliandote con otros componentes. Ya me la liaste cuando te uniste a una parte tan idéntica a ti que se te hizo la lana un ovillo, aprende a controlarte. Ya me hiciste perder los nervios y la compostura cuando me gritabas tan alto que me hacías llorar y querer taparme los oidos (y la cabeza) para no oirte. Aprende a doblegarte y hazme un poco de caso. Sé que pasarás de mis palabras y seguirás torturándome cuando peor me venga, pero quiero una tregua porque sé también que pronto voy a necesitar que colabores.
Au revoir
Tu jefa.

viernes, 25 de abril de 2014

Supongo que hay que saber separar, saber poner un límite y no pasarse, porque la ralla marca una barrera invisible que no conviene cruzar. Dejemos a un lado las minucias del día a día, los chistes y todas las anécdotas, hasta esas veces en las que nos insultamos con picardía; y al otro los problemas externos, las preocupaciones que se nos escapan y todas las situaciones que recaen sobre nosotros. Al menos sobre mí, porque puedes contar conmigo, pero créeme que es mejor que no me conozcas completamente. Mi cabeza es infinita, y nunca sabrás suficiente. Puede parecer que sabes perfectamente como soy, pero puede también que yo me deje ser previsible. Las palabras me atormentan ¿sabes? En el peor sentido que te imagines, lo hacen, y es la peor tortura de quien tiene ese poder. Yo me plasmo, y me destruyo, y me cambio. Mis palabras siempre estarán a tu disposición para decírtelo todo: lo que quieres oir, lo que necesitas oir, lo que te conviene oir y lo que no quieres oir. Palabras sinceras, quiero decir. Pero creo que es preferible que no indagues en mis problemas ni en mis preocupaciones, porque son horribles. No sabes lo que es ser yo, pensar lo que pienso, creer lo que creo, vivir rodeada de quien me rodea, y todos sus hilos interconectados. No sabes lo que es la responsabilidad escapándose entre las agujas del reloj, y el tremendo después. No me conoces. Solo un par de personas lo hacen.
Creo que es mejor que te quedes a un lado. Si cruzas al otro estoy segura de que saldrías corriendo, y me costaría soportar eso.
Me es muy difícil decir 'te quiero'. Más de una vez lo he tenido tenue entre la lengua pero casi nunca he podido simplemente decirlo, aunque lo sienta, qué se le va a hacer. Simplemente creo que te agobiaría con ellos, que te alejarías. ¿Sabes otra cosa? No quieres saber como soy en realidad. Soy gris, y se me han mezclado las partes blancas y puras con las negras e infinitas. Conoces de mí lo que es cognoscible, y nada más, nunca creas que has cruzado. Si lo hubieras hecho no estarías aqui, porque realmente soy una persona complicada y difícil.

miércoles, 23 de abril de 2014

Now I've said too much

¿Por qué siempre acabo pidiendo perdón? Rogando por compasiones que no me corresponden ni me pertenecen ni ne hacen gracia, ¿por qué tengo que andar con las cadenas de los otros? Se me da la vuelta el negro y el enfado pasa de mano en mano hasta enterrar, y me pesa el orgullo como una bola que no me renta arrastrar. Demasiado esfuerzo para unos brazos ya cerrados, demasiados 'no' para los necesitados 'si'. Me cansa rogar y pedir, no merecen la pena porque siempre me como toda la mierda de la misma manera. ¿Pero y yo qué culpa tengo esta vez? Un día me pelearé con alguien porque al lunes no le de la gana abrir el chiringuito de la semana. Me duele la cabeza y los problemas más me gritan.
Me conoces, y tú. Me teneis bien calada, me conoceis tan bien que hasta por mí podriais hablar. Pero no, mejor no, mejor aprovechar la facilidad de callar y pedir y atacar. Eso no se hace. Así no van las cosas.
¿Y yo qué he hecho esta vez?

sábado, 19 de abril de 2014

Cobarde

Tú, si tú, eres un cobarde. Un jodido cobarde que no sabe querer nada ni a nadie, un cobarde celoso y sin agallas que no se atreve a sacrificarse. Eres un cobarde por tratarla asi, por no ver lo que vale, por hacer que viva con miedo, por no ver lo que se merece. No la mereces.
Eres un cobarde. Por no cuidarla, por no sacrificarte de vez en cuando, por no saber dar, por no saber mantener una relación, por no ver que te quiere más que a nada. Eres un cobarde con suerte
Eres un cobarde por no ponerte serio, por no aceptarla, por reprocharle, por hacerla derramar lágrimas que no te mereces. Por huir siempre de todos los problemas, por ser de piedra cuando ella sufría por temas ajenos, por no preocuparte de si ha pasado esa gripe. Por abandonarla. Por dejarla. Y ora vez. Y más cobarde por tomártelo a broma. Por no tranquilizarla, por volverla loca y hacer que esté perdiendo la cordura y la razón, por sacar lo peor que hay en ella.

Por no quererla, eres un cobarde por ser como eres con ella y espero que te pudras en la peor de las vidas, porque es lo que te mereces.

Te odio.
Te odio por hacer lo que haces, por ser como eres.

martes, 1 de abril de 2014

I'm so tired of being here.

Me he arrancado la piel tira a tira y la he dejado secar para que reluzca, y me habeis hecho desgarrame para nada.
Hoy brindo por el respeto.
Por el que me teneis.
Por el que me exigís.
Por el que me demostrais.
Por el que creeis.
Por el segundo y el cuarto, que brillan por su ausencia.
Por lo hipócritas que sois.
Por los que saben perder.
Por los que no.
Por vosotros, que estais en medio como los jueves del copón.
Por la lluvia ácida, que derrita los barrotes de la cárcel en la que habeis convertido mi universo y desgrane el cristal de mi ventana para que puedan colarse los rayitos de sol en todo su esplendor;para que cale y acidifique las paredes, y el suelo, y el papel.
Por tus creencias.
Vuestras creencias.
Por las mías.
Ah no, por las mías no.
O sí.
Por las mías.
Porque hoy quien brinda y bebe soy yo, y el que no acepte eso no merece ver el sol.

lunes, 24 de marzo de 2014

If you're in, you know I'm in.

http://www.youtube.com/watch?v=wvRkZiBFR2Y&feature=youtube_gdata_player

No entiendo por qué en las películas todos los entierros son en un día de lluvia y con todo el mundo mojándose. ¿Acaso no mojan ya suficiente las lágrimas? ¿no calan por dentro las ganas de llorar? Me parece una metáfora demasiado satírica, las nubes deberían dejar a la gente llorar a sus muertos en paz.
El tiempo debería dejarme llorar y descargar esta rabia por la vida que se ha vuelto contra mí y ha intentado derribarme tirando uno de los pilares que me sostenía; este odio por ese dios al que ella tan ciegamente se aferraba, me gustaría poder hablar con ella para que me dijera que hay ahí arriba, para que me dijera si sigue amando tanto al supremo que la ha tenido dos meses sufriendo y al final me la ha quitado en un aliento y sin que yo estuviera ahí. Dios no existe, y si lo hace, no merece ser alabado, ni rezado, ni idolatrado.
En un entierro, el día debería permitirme echar este dolor que, al más puro estilo de Miguel Hernández, de me agrupa en el costado y que por doler me duele hasta el aliento, el parpadear. Debería permitirme gritar en la puerta de su casa todos los días que le queden y regocijarme con el recuerdo de una yo con diez años menos montando en bicicleta y riendo con ella, con su fantasma, con el de su risa. El tiempo podría permitirme recordar nítidamente las tardes cosiendo, las bufandas que me ha arreglado y todos esos juegos que nos hemos inventado, y debería tener la decencia de no arrancarme ni un detalle, porque son míos.
El karma, el destino, goku, un puñado de fuerzas interactuantes o lo que haya ahí arriba deberían dejar que me sacara el pecho y me estirpara el alma, porque asi no quiero estar, porque asi no puedo estat. Deberían darme la fuerza que me han quitado, porque juro que la usaría para seguir adelante, pero la cuenta me sale a deber, y eso es una injusticia.
Necesito que este día se pare para mí, que me deje sentarme sola mientras todos están quietos y llorar como hace años que no lloro, desde dentro, con suspiros y quejidos; necesito romperme la voz a gritos, y el pecho a golpes, y la barriga a bocanadas de aire, para sentir asi que tengo la vida que a ella se le ha escapado. La tenía cogida con hilos de seda, deseosa de que se le fuera, de poder irse de aqui, pero hoy necesito que este día me deje ser egoísts, porque yo la quería conmigo un par de añitos más. Siempre un poco más, porque con una abuela una vida es poco y yo apenas le he saboreado 18 años.
Ahora que sé lo que necesito, me habría gustado poder pedirle a este día que no llegara nunca, porque ella creía en mí y yo iba a hacerlo, iba a ser lo que quiero para que estuviera tan orgullosa de mí como lo está de mis mayores.
A este día de primavera que pintaba del color del humus le diría que fuera bueno y guardara las apariencias, que ya estoy lo suficientemente calada

domingo, 23 de marzo de 2014

Sin color y sin sentido, sin muertos y sin heridos.

De carne a azul, de cielo paso a hierba y después, si me queda sangre, entonces llego al rojo. Paso por el sol, por los nubarrones y por el arco iris entero, pero vaya, que me sonrojo.

Las palabras que se llenan las he dicho sin hablar, y sin hablar me he quedado cuando quería gritar.

Me he dejado por el camino la vergüenza y los colores como quien se deja la vida o un bolso, y sin querer, al final me sonrojo.

domingo, 16 de marzo de 2014

Ebrios de lúceros

Ahora es cuando todo va extremadamente bien, o extremadamente mal, depende de si eres un loco o un suicida.
Ya me haces escribir.
Tardes que me saben a ti, domingos calados porque están llenos hasta las trancas de minutos que se dilatan por sacar tiempo de donde no lo hay, pero se saca. Lunes cansados y ansiosos por descansos entre párrafos que entran de memoria; martes imposibles entre trabajo y clases particulares (dadas por un lado y recibidas por el otro) donde ni maestros ni alumnos coinciden, porque no sería posible. Miércoles cortos entre las cinco y las siete, y jueves gemelos a los martes. Viernes semieternos y tardíos, nocturnos pero compensantes. Sábados benditos, benditos sábados enteros, y volvemos a empezar. No vamos como deberíamos, ni como recomiendan, ni del derecho ni del revés; vamos. Y ya está. ¿Y para que complementar una frase tan simple? Luego nos liamos al analizarla, asi que mejor la dejamos así y hacemos una estructura oracional perfecta mientras me tumbo a tu lado y te escucho.
"Me siento desnuda", pero aunque vaya vestida, ¿cómo iba a esconderge algo si a veces parece hasta que me lees la mente? Sé que me entiendes aunque tú no lo entiendas, y sé que lo sabes aunque no sepas decirlo.
He de decir que ese miedo que me invade y me corroe cada vez que empiezo a sentie sería mortal si no fueras tú, pero lo has aplacado en el segundo asalto, y ya no acecha, ni me molesta, ni me quita el sueño, y supongo que te estaré agradecida siempre por ser el primero en hacer eso.
Dicen que esto es raro, que se veía venir pero que nadie esperaba que luego nos mojaran las horas, pero y a mi qué más me da.
Yo me siento ómoda, y que vengan las nubes si tienen que venir porque estoy agusto, y, chulo, que agusto se está cuando se está agusto.

miércoles, 5 de marzo de 2014

Cuando Max le dijo a Liesel que escribiera no se refería nada en especial. Sinplemente le pasó en un aliento el arte milenario que le marcaba en su naturaleza judía, y Liesel pasó a ser un poco menos "buena joven alemana" a cambio de una gran tortura.
Cuando estoy tan aprisionada que mi mundo me parece pequeño veo las paredes venirse abajo, y ya ni escaparme me salva, porque el arte que nace de mi cabeza no es arte, y de escribir me canso porque de anhelar espero que surjan esas chispas para que todo cobre un poco de sentido. En esta locura cuerda que me aferra ya no me queda nada donde agarrarme y no caerme, así que simplemente floto, simplemente escribo, simplemente pierdo el tiempo en encrucijadas que no me dejan volar, pero a las que me ato desesperadamente. Ansia de libertad que no dejo salir, ganas de desmadre a las que temo, pies que me queman por correr, corazón que los frena por cobarde. Hace mucho tiempo que cambié mis papeles y lo hago sola, sola con mis letras y mis frases sin sentido, mis deja-que-te-cuente-que y millones de historias que nunca acaban y mueren en el hastío que separa boca y mente. Me encerré cuando empezó a haber peligro y tuve miedo, lo reconozco, pero no por eso me asusto, ni huyo, ni echo en cara, porque ahora que he crecido y puedo salir no pagaría por volver a estar como he estado. Qué tortura debe de ser entenderse a uno mismo y escribir sin piedad, qué tortura el comprenderse, qué tortura el conocerse. Cuanto orgullo caducado, cuantos mundos separados. La traición me cortó, y cosí puntada a puntada con hierro fino un nuevo hilo. Mis peores miradas ahora van con diana, y dardo a dardo envenenado me descargo un poco más. Pero qué desgracia el no escribir, qué desgracia no tener papel, qué desgracia saber que lo básico sigue igual. ¿Cómo vamos a avanzar si no nos movemos, si a cada pasito que damos adelante nos empujan para atrás? La locura los domina, los corroe y los incita a eso que los peores llaman pecado; "reprímete, desvergonzado" gritan una y otra vez, y su parpadeo constante les invade, les ataca, porque hasta el más cerrado parpadea, y pierde minutos al final.
Malsonante es este ruido que no cesa, y no sus palabras.
Malsonante es el presidio de las voces que nos chillan.
El va y ven, el frenesí y el cosquilleo que quiero guardar en un tarrito, porque se avecina tormenta y tendré que limpiar después.
El misterio.
El "entre líneas"
El después.
El "continuará"
El "fin"
El "nunca más"

domingo, 16 de febrero de 2014

Pero las cosas cambian

El café en la esquina de la mesa ya es una constante, café de cafeteras para siete que a mi me dan para tres. Supongo que los tiempos han cambiado.
Los bolis de colores me traen recuerdos, memorias y dibujos encendidos, alegres y simples, inocentes; me traen recuerdos de un pasado mejor en el que Pereza aún era Pereza y no existía Leiva, de cuando las paredes eran blancas y los pijamas rosas. Pero los tiempos han cambiado.
Nunca he visto mi habitación sin rejas, y si lo he hecho juro que no me acuerdo (lo que a efectos prácticos viene a ser lo mismo, asi que a mí me vale). Nunca he visto mi escritorio sin libros, aunque fuera aquel de Juddy Moody que tanto me gustaba y que leí siete veces en un año. Ni mi armario ordenado, ni las páginas de mis libros dobladas. Supongo que sí, que los tiempos han cambiado, pero mis costumbres siguen ahi.
Las palabras pequeñas me recuerdan a los años en los que comencé a escribir historias, siempre de princesas y bailes. Esos años en los que Pandemonyum sonaba en mi casa hasta rallar a mi madre, pero con una cena en El abanico de cristal todo volvía a estar bien.
La verdad es que el café en mi casa siempre ha sido una constante. Mi madre lo lleva hasa en sus ojos, y mi padre no pierde la costumbre de prepararlo antes de irse a trabajar a las siete de la mañana y dejarlo con una nota que versa "Cargado, como a ti te gusta; te quiero" sabiendo que por las mañanas yo nunca tomo café. A mi hermano nunca le ha gustado, y es gracioso que sea un reflejo tan idéntico a mí cuando solía decir que yo nunca bebería café. Supongo que los tiempos están cambiando.

domingo, 2 de febrero de 2014

Me he dado cuenta de que me mareo navegando. Nunca he montado en barco, pero he notado el corazón flotando por mis venas en una cáscara de nuez, contando sus batallitas de amor y presumiendo de sus victorias.

miércoles, 29 de enero de 2014

¿No decías que iba a nevar? ¿y la nieve? Las tormentas, la lluvia, ¿dónde? Esto ya roza lo absurdo y así andamos, cojos de emociones y cuerdos de tanto creer que estamos locos, encerrados en el manicomio de nuestraa cabezas; paredes cóncavas donde rebotan los intentos de arte. Ahi encerrado te has perdido. Tú, sí tú; y yo, si yo. Pero yo por mi camino, paralelo y distinto al tuyo. Cargadito se recados, cargadito de canciones; entre los "ven" y los "voy" que te contestan todos menos yo. Que te he mirao', y me he liao', y me la han liao' con tanto cambio y tanta revolución, y tan pocos actos. Que no, que me he liao', y me la han liao'. Pero no es mi culpa, te lo prometo chulo, que te has vuelto moderno, no es mi culpa. Yo solo vine a probar y me he perdido. Tú que sabes de las marismas, háblame del mar. Yo ya lo he visto, pero de tu boca me suena todo mejor, asi que descríbeme como se lanzan las olas de cabeza a la arena como me lanzaba yo de pequeña, y cuéntame como escupe el agua llamaradas de fuego blanco, háblame del humo. Pero hazlo tú, no me dejes seguir hablando.
Joder que lejos estamos, ¿no? Y yo aun con estas pintas, si es que no aprendo. Ayúdame a peinarme, por favor, que le vida ha venido a fastidiarme y me ha revuelto los rizos. ¿Cómo voy a ponerlos en su sitio ahora? Creo que los voy a acabar dejando a su libre albedrío, total si vamos a acabar en el mismo sitio.
Venga chulo, dame la mano y andemos, pero no como los enamorados (que eso no existe), más como si confiaras en que yo te puedo guiar antes del acantilado.

martes, 28 de enero de 2014

Celui-lá ne mérite pas d'être sur térre.

Se nos pasan los días, así, hablando, uno a uno, hablando, noche tras noche y mañana tras mañana, hablando. Sin prisa, sin tensiones, ligero, poco a poco. Porque al fin y al cabo así es como se hacen las cosas, despacio y sin miedo, con cautela, como caminar por la orilla de la playa. A cada momento más desnudos de palabras, porque ya no las necesitamos para tener calor; recorriendo esa curva mortal y atacando por no ser matado, siempre al natural. Sé que no tengo que forzar nada porque es fácil, porque hablando se nos van los días, y vienen otros, y nacen desesperados los domingos que se acaban porque después el lunes nos dará asco, pero serás la primera persona con la que hable; y asi la mierda es menos mala.
Pueden decir que tal, que cual, pero hablando se entiende la gente y hablando es como funcionamos.
Las palabras inducen a error, sin embargo de tanto hablar deducimos el contexto y a estas alturas ya no fallamos, ni hay error posible; ¿como encubrir el misterio si con solo mirar arriba se ve el mar? No me hace falta hablar, pero poco a poco, avanzamos, hablando. No hay malinterpretaciones porque de hablar aprendes a prevenir, y a guardarte de no equivocarte, y al final bajas la guardia con la seguridad de que no hay daga que rompa el entendimiento, porque a base de hablar hemos aprendido a esquivarlas.

Pensemos.
¿Qué tienes para ofrecerme? Si no es el mundo, no me interesa; viniendo de ti hasta el aliento es poco, y visto que no puedes con las adversidades, tampoco conmigo.
En paz.
En guerra.
No, en guerra no.
Ten, te regalo mi escopeta.
Me retiro, porque soy mejor que eso.
No hay bandera blanca porque la ausencia de guerra no es paz, ni la hay porque retirarse no es rendirse.
¿Quieres creer que has ganado? Adelante.
¿Quieres cederme la victoria? Muy bien, pero no la voy a aceptar porque no me interesa.
Estoy a flote.
Mientras tu nadas por no hundirte agarrado a ese peso que te ahoga, yo estoy a flote.
Que pena da el verte ahi, con lo que has sido. ¿Y esos brazos que iban a socorrerte? Empujandote, eso es.

miércoles, 22 de enero de 2014

Es simplemente como se deja ser

"-Descríbela.
-Lo intentaré.
Es gracioso buscarla porque no importa donde la encuentres, tendrá respuesta y buena cara para cualquier situación. Es madurez sin madurar, infantil siempre, seria al final; se le van las cosas de las manos y echa a correr detrás hasta atraparlas, y la frusta todo lo que se le escapa cuando no puede más. La encontrarás siempre disponible, agobiada pero malabarista con las horas para jugar con tus emociones, cambiando los ritmos del latir; se hace de día sin amanecer cada vez que se ríe a carcajada limpia y se le desangra la vida en los labios. Es paciente, con un oído tranquilo y unos gestos que la descubren, es un amigo más cuando la necesitas y una mujer hecha y derecha si asi se la requiere. Es indomable por las almas, controlable por el momento; le puede la elegancia cuando toca y la comodidad cuando puede. Es caracter, es mal humor cuando hay algo para discutir y rabia cuando saca su lado protector. Es personalidad, creo que es la mejor de las maneras para hablar de ella. Ha creado su propio rollo, sus maneras y sus formas, con un poquito de aqui y de allá se ha inventado a sí misma con la ayuda de todo aquel que la conoce y hoy es una mezcla realmente explosiva. Además es preciosa, no me meteré en ese campo porque tú mismo puedes entender a qué me refiero si solo dedicas un segundo a mirarla. Si me preguntaras directamente por ella me quedaría completamente en blanco porque su cabeza es un universo tan grande e indescriptible que cualquier adjetivo sería erróneo; es una realidad cambiante en equilibrio y armonía con los mundos. Los mundos que crea y los que descubre cuando sale de la cama dispuesta a ganar a todos. A mí ya me ha ganado, no le costó mucho; un par de años y ya me había marcado."

domingo, 12 de enero de 2014

Blindness

"Nadie cree que puedas hacerlo. Nadie te ve tan débil, ni tan fuerte. Nadie te ve tan valiente para hacerlo. Nadie confia en que llegues a hacerlo y, por tanto, a nadie le preocupa que lo hagas. No esta bien que lo hagas, y lo sabes, y lo saben, pero no hay de qué preocuparse porque nadie cree que puedas hacerlo. Porque eres tú, y tú no haces eso.
O si.
No, tú no haces eso, tú eres lista y lo sabes, y no lo harás. No decepcionarás a nadie, no caerás, no lo harás. Siempre hay algo más, y tú lo encuentras; y todos saben nada puede contigo, que pueden hacerte agachar la cabeza, pero siempre la levantas y sonríes. Todos saben que nada puede contigo. Todos lo intuyen. Todos lo creen. Nadie lo sabe. Todos lo entienden, y todos te ayudan, porque a nadie se le pasa por la cabeza que lo hagas, y no lo vas a hacer, porque eres tú y va en contra de tu naturaleza. Y cuando todo es negro no puedes más, pero todos saben y esperan expectantes que salgas con más fuerza, y que eso será lo único que harás."

Hoy, en medio de todo el caos, la pequeña se me ha acercado y me ha preguntado "Prima, ¿qué es vivir?" y la respuesta me ha parecido tan obvia que no he podido responder.
Al principio he pensado en decir, como buena mujer de ciencias que soy, que vivir es que te lata el corazón, pero no me ha hecho falta ni decirlo en voz alta para darme cuenta de la locura que iba a decir. "Vivir" se acerca más a notar que te late el corazón, a sentirlo golpear; a buscar razones para oir el martilleo. Cerrar los ojos y simplemente escuchar.
Pero sabía que, con nueve años demasiado recientes, no me iba a entender, asi que he decidido cambiar mi táctica. "Vivir" es no morir, he pensado para empezar a construir una base lógica, pero aun estando vivo puedes sentirte muerto. El concepto que buscaba para decirle a mi prima se me escapaba entre las manos, eran tan difícil y a la vez tan sencillo equivocarse que andaba con pies de plomo. Era similar a correr en busca de algo, hacia una meta que puede que aun no haya encontrado, asi que he intentado hacerselo entender.
-Verás- le he dicho calmada- desde que nacemos somos alguien. Alguien que se dirigirá hacia algún lado y con algún fin. Por ejemplo, tu prima, quiere estudiar, y descubrir, y se mueve hacia la carrera que le gusta con la motivación suficiente para estudiar todos los días.
-Y perseguir a McFly, ¿a que sí?-le brillaban los ojos.
No me estaba entendiendo. He asentido sonriendo y he vuelto a empezar. Le he preguntado qué quería ser de mayor, pero aun no lo sabe.
-Tu prima va a estar siempre cerca aunque esté en la otra punta del mundo, aunque parezca que no, va a estar siempre aqui, ¿sabes que eres mi prima favorita no? Cristina, todas mis primas mayores me han mimado de pequeña, me peinaban, me vestian y me pintaban, y me dejaban subirme a sus tacones, y siempre quería ser como ellas. Hoy soy como ellas, muy alta y con la misma expresión. Algún día tú tendrás rasgos míos, y mientras vivamos podrás hablar conmigo como cuando me cuentas tus charlas con tu novio. Vivir es eso, es crecer y aprender prima, es saber que no estás solo nunca.
Silencio. Creo que esa vez lo había hecho bien.
-Mis deberes que ahora te parecen imposibles acabarán siendo para ti pan comido. Y sabrás a que dedicar tu vida. Tu vida, eso que vas a pasar.
-Pero aun me queda- y no he podido evitar reirme.
-Claro que te queda, ¡eres muy pequeña!
Es muy pequeña y me ha preguntado qué era vivir. Vivir es esperar, es arriesgar y ganar, es aprender. Vivir es muchas cosas. Pero ninguna es la definición que ella estaba esperando.
-Vivir es acostarte cada noche sabiendo que cuando te levantes al día siguiente vas a tener que ganártelo todo sin ayuda de nadie.
-Mis amigos y mi mamá y mi papá me ayudan con los deberes y con la comida y a secarme el pelo. Y el abuelo me ha enseñado los números romanos, y me regala libros, como tú. Tú me dejas libros y me cuentas cuentos, y me enseñas inglés. El primo juega conmigo al futbol y me enseña cosas... Si que me ayuda todo el mundo.
Que lista era cuando se ponía.
-Pero en los exámenes estás sola, todos podemos prepararte pero luego eres tú la que estudia.
-Me puedo copiar...- En ese momento ha soltado una carcajada y se ha tapado la boca, ya no era tan inocente.
-¡Eso no se hace!
-Ya... Pero por si acaso.
-Pues vivir es lo mismo. Cuando tengas problemas eres tú la que elige.
-Yo no quiero tener problemas.
-¿Y que quieres tú?
-Quiero estar siempre contenta.
-Te aburrirías...
El resto de la conversación dio vueltas sobre lo bien que vivían las sirenas, asi somos.
Yo quería enseñarle que "vivir" es más que estar vivo, es sentirse vivo. Querer estar vivo.
-Entonces, ¿qué es vivir?
-Vivir es bailar, Cristina, como bailamos tú y yo los domingos por la tarde en vacaciones encerradas en mi habitación con los labios pintados y llenas de joyas.

domingo, 5 de enero de 2014

La piel de guitarra.

No entraré al trapo, ni hoy ni nunca, ni ningún otro día de madurez premeditada, porque creo que nos debemos mucho. Las lenguas dicen que no, que ni en paz ni en deuda, que ni una cosa ni la otra; las versiones que yo soy la mala, y que tú eres el ogro, o que yo la princesa y tu el principito. Que hablen, que siempre tendré oídos.
Me hierve la sangre verme como la bruja por quien cuenta la historia.Sí, soy la bruja para todas las bocas capaces de ver y narrar, pero no para la suya, que me debe tanto, empezando por fidelidad rota y llegando hasta cariño.Sin embargo tú... no entraré al trapo.
Molesta sentir que todos los ojos están puestos en ver si caes o no caes, pero es que esta vez eres tú quien los ha llamado a todos, no te quejes. Esta vez es a ti a quien deberían de quemarle las horas conmigo, y los consejos, y los abrazos que no nos hemos dado. Pero no te quema, sé que no lo hace porque ese calor no se puede disimular.
¿Recuerdas cuando me viste llorar en verano? Esas si que te quemaban, lo vi en tus ojos, lo sentí en el abrazo en el que nos despedimos, lo oí aunque no lo dijeras. Esa noche te sentiste impotente y se que me habrias matado alli en medio para quitarme esa tristeza que me estaba comiendo por dentro, que de todo hacíais por verme reir. Sé que te quemaban porque sabías el por qué.
Pero ya no echas de menos mi risa, ni mi inmadurez, ni todo lo que un día tanto nos hizo conectar. Ese puente que nos unía fueron las palabras, y las palabras mismas son las que ahora nos alejan. Hablar contigo era como hablar con tu alma, era indescriptible como llegué a conocerte, todo lo que llegué a saber de ti con solo leerte; y dejé que me conocieras de la misma forma, de la forma más bella que existe, mis textos, mis pedacitos de cielo y de infierno. Te dibujé mis paraísos y podría describir los tuyos a raiz de la respuesta que me diste.
Pero las historias cuentan que has cambiado, que te han cambiado. La culpan a ella, te culpan a ti, culpan al tiempo. Yo no paso mi culpa a nadie: yo decidí echar el freno de manos y quizás aposté demasiado esperándote. Porque no nos queda tiempo. Vemos el minutero moverse y lo dejamos correr, ¿por qué no me has dejado calar? No se me han ido las ganas de ti, de nosotros, de esa conexión. Ni se me han ido las ganas de abrazarte. Porque yo sigo siendo yo, la misma que se perdió en Granada, la que llevaste a la catedral en verano, a la que viste llorar y a la que hiciste repetir con orgullo que se quería. Soy yo, con mi manías y mis prontos, mis fobias y mis filias; pero no se quien eres tú, no se si has cambiado ni en qué te has convertido. Sincerente, no se ni en quien te quieres convertir, pero ya no encuentro rastro de mi amigo; solo tus textos me recuerdan (a veces) que sigues siendo la misma persona, aunque sepa que eso no es verdad.

miércoles, 1 de enero de 2014

Asi fue como te conocí, ha sido un dejà vu muy grande, como si todo volviera a empezar. Ojalá pudiera empezar de cero y hacer que nada ha pasado, porque es lo que más me gustaría.
Y ni que decirse tiene que un "estás muy guapa" no habría estado de más, porque te recuerdo que estar va asociado al tiempo, finito, mientras que es el ser el que denota infinidad ilimitada; no te he pedido que uses el 'ser' te he insinuado que uses el 'estar', pero no importa.