.

.

sábado, 1 de noviembre de 2014

Tú de mí y yo de nadie (hablamos de amor, aunque no hablemos ni sintamos ni pensemos ni sepamos)

Al principio nos escondíamos en los portales como cautivos, como asesinos que se esconden de la ley; pero no estábamos haciendo nada malo. Nos escondíamos como los enamorados sin estarlo, y cuando lo estuvimos no intentamos esconderlo, aunque tampoco lo proclamamos. Cuando se nos gastó el amor y se nos fueron los trucos pasamos a intentar aparentar que todo estaba bien, presos de los silencios y del dolor de un corazón que poco a poco se rompe y se muere de sed. Podría decir que me desangré por ti, pero tú me pedías agua, y solo eso sienta bien cuando llega el tiempo de necesidad. Como una cobarde podría decir que hice todo lo que pude, pero si tú nunca dejaste de quererme, sería una infamia por mi parte intentar quitarle el polvo a mis pecados en lugar de rezarlos y rogar penitencia; penitencia a mi conciencia. 
Cuando las cosas empezaron a ponerse difíciles puedo prometerte que intenté mantenerlo todo en mi manos, abarcar cuatro objetos en cada dedo, haciendo malabares para poder con todo. Pero te quise, te quise demasiado como para mentirte, así que no espero que me perdones, ni que me entiendas, solo espero que sepas que nunca hice nada con mala intención. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario