.

.

jueves, 31 de enero de 2013

Eat it, eat it, eat it.

Es muy raro, contigo nunca me salen las palabras. Con él escribí miles y miles de folios, todos manchados de lágrimas. Con él escribí miles y miles de entradas, y solo el teclado es consciente de como me temblaban los dedos al describir el verde de sus ojos. Con él encontré miles y miles de canciones con las que llorar, miles y miles de canciones cuyas letras me recordaban lo que estaba pasando. Pero contigo... No me salen las palabras, siento repetirme. Lo he intentado, de verdad que lo he intentado, pero contigo nunca hay nada que escribir. Contigo siempre quedará la fricada de saber que siempre nos quedarán Harry Potter y el Señor de los anillos. Posiblemente Star Wars tambien. Y extremoduro. Y el resto de gustos que tenemos en común. Pero nunca hay nada que describir porque eres realmente difícil. No se como describir la sensación de ver como le haces una limpieza bucal. Solo se que dentista no voy a ser.

viernes, 18 de enero de 2013

Honestamente, te daría un par de consejos.

¿Va en serio? ¿Otra vez? Tengo la sensación de que no sabes lo que haces, simplemente haces y deshaces a tu antojo. Deshaces, te arrepientes y rehaces, pretendiendo ver que está como al principio, aun sabiendo que no es así. Te quedas quieto cuando es el momento de hacer, y cuando te das cuenta de tu error intentas deshacer, pretendiendo ver que todo esta bien, aun sabiendo que no es así. ¿Qué haces con tu vida? ¿La haces o la deshaces? Porque no avanzas. Deshaces más de lo que haces, y siempre en mal momento.

Y ahora vete.

No se si alguien lo entenderá, pero intentaré explicarme lo mejor que sé, lo mejor que las palabras que conozco me permitan.
Snape amó siempre a Lilly porque ella supo ver lo bueno en él. Lo mucho o poco que hubiera de bueno en Severus, Lilly lo vió. Lilly lo miraba a lo ojos, esos oscuros ojos negros como la más profunda oscuridad, y veía a través de él. Nunca se fijó en su pelo grasiento ni en su nariz ganchuda tantas veces mencionados, Lilly estaba enamorándose de Snape, de sus palabras y sus sonrisas cuando llegó James y sacó lo peor de él. En ese justo momento, cuando la parte de Snape que era tan oscura como sus ojos afloró, Lilly se asustó. Y fue a parar a los brazos de James. Severus nunca dejó de amarla. Nunca. Y eso es verdaderamente heroico.

Y yo no soy el segundo plato de nadie.