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viernes, 15 de julio de 2016

«Tú antes escribías poesía, y si antes escribías poesía era porque antes eras algo más parecido a poesía»
Poesía es ser en esencia, sin senescencia (ya escrito), es ser y aceptar lo que es ser, la forma en que se es y conocer el límite entre ser poesía y no ser poesía.
Las dos caras del gusto son las dos caras del papel y de la cinta, las subidas y las bajadas, y a ver cómo descifras la poesía cuando solo quede prosa.
Mira, no es tan complicado, los humanos somos grises, y en escalas de grises tendemos hacia el blanco y hacia el negro; yo no iba a ser menos, y como tal tengo el blanco y tengo el negro, todo escondido en el puño. Pero jugando a hacer poesía se me olvida qué es serlo, y al final acabó con las manos cerradas y los ojos más aún, sin saber que encontraré cuando abra las palmas y extienda los dedos.

Bajo control

El día que me vaya, espero que ninguno de todos vosotros se arrepienta de nada. 
He pensado esto tantas veces que ya no estoy segura de que alguien lo haya escuchado, porque tengo que aceptar que a veces lo pienso tan fuerte que lo grito.
El día que me vaya, espero que tú tengas claro que te he admirado de forma plena durante muchos años de mi vida, y que, aunque nunca he dejado de hacerlo, tengo que decir que cada vez lo hago en menos medida; conforma ha ido pasando el tiempo, partes de mi admiración han pasado de lamentarse por el temor de no ser nunca como tú a la tranquilidad de saber que nunca seré como tú. Cuando me eches de menos espero que entiendas que el control que crees tener sobre mí no es más que un fantasma y que tu obsesión por el orden no puede atravesar mi piel. 
Cuando no esté, espero que tú, y precisamente tú, seas quien más me eche de menos porque te he decepcionado tantas veces que el orgullo académico no va a ser nunca suficiente. Sé que te gustaría que fuera de mil otras formas (fíjate lo que te digo, no de otra forma, sino de mil otras), muchos menos y mucho más de todo, pero no puedo remediarlo. Espero que algún día entiendas que todas tus opiniones sobre mí son erróneas en prácticamente todas sus dimensiones: no me guían las pasiones que crees que lo hacen, no me gustan las cosas que crees que me gustan y soy capaz de hacer muchas menos cosas (y muy diferentes) a las que piensas; mi vida no es esa espiral que crees, pero no por eso es una línea bidemensional.
Cuando esté lejos, espero que tú, que has sido siempre, desde que mis recuerdos son nítidos, la persona que más he querido, entiendas un poco más las cosas. Me gustaría que valoraras ciertas cosas y, más que nada, que reestructuraras tu pirámide de valores, de orden y prioridades. Ojalá que algún día estés en mi piel y te veas sometido, y te aplasten y sientas la impotencia de que siempre te manden callar, y entonces entiendas que mi actitud no solo se debe a mis cojones. También espero que todo eso no te haga pensar que la mejor opción es, entonces, callarte y agachar la cabeza: lucha, siempre, sin importar el contexto.
Tú sobrevivirás bien, porque sé que te mantendrás. Pero espero que llegues a entender el verdadero enfoque de todos los problemas que te he contado y solo entonces imagines todo lo que no te he contado y por qué nunca lo he hecho (o nunca lo haré). No sé, tú no tienes la culpa pero eres parte de mi epicentro, y contra eso no hay remedio alguno que puedas poner, solo soy yo la que puede hacer que el terremoto se mantenga a raya.
Cuando no esté, espero que tú no me eches de menos más allá de lo poco dilatado que es el tiempo, pero espero que un día antes de dormir entiendas que no somos iguales, que no puedes compararnos y mucho menos equipararnos, y me da igual que eso me deje a mí por debajo; solo quiero que entiendas de una vez por todas que la sal y la pimienta, por muy complementarias que puedan llegar a ser entre sí y puedan hasta confundirse, no son lo mismo, y no puedes esperar que la sal sea picante (por mucho que pueda parecerlo si se abusa), ni que la pimienta sea salada, por mucho que abuses. Ya ves,con las personas es igual, y aunque ahora mantengas el cerebro en ese punto y te parezca inamovible, espero que con el tiempo aprendas a ver los infinitos círculos concéntricos que existen.

Hemos vuelto a las andadas, hemos vuelto a ver el sol

Según la teoría heliocéntrica, aceptada en un convenio de cerebros superiores como cese de las discusiones de si el ombligo del cuerpo se corresponde con el del mundo, que el sol es estrella única y multigravitacional capaz de atraer hacia sí cuerpos enormes con capacidad propia de movimiento, los cuales a su vez ejercen fuerzas atractivas sobre sus propios astros; en este punto entran en juego la Tierra y la luna. La Tierra, antivoluntariosa pero dinámica, gira en torno al sol sin otra opción que la de salir disparada de órbita, y lo mismo le ocurre a la luna, subordinada por su tamaño a la Tierra y al sol. Pero, ¿qué pasaría si la luna no hubiera elegido ser así de pequeña? ¿y si escapara de su mano es no emitir luz como el sol? ¿quién iba entonces a explicarle a la luna que en torno a ella no giran otros planetas, ni siquiera otros astros?
Los caminos al sol son suaves, calientes hasta la llama, y valientes quienes corren.  Pero cuando el sol se pone en un hemisferio terrestre y el otro se ve obligado a conformarse con la luna, la tierra huye del rechazo y admira otras pequeñas estrellas y su brillo (y su rollo) y entonces aumenta aún más la veneración que siente al sol y sigue girando, convirtiendo su destino en un infierno placentero, un castigo meno a severo. 
"Qué trágico es vivir a tu sombra"