.

.

miércoles, 15 de mayo de 2019

B A C K to the night we met

Otra vez, pero muy diferente.
Los viejos reyes de la filosofía decían que las situaciones pueden cambiar todo sin percibirlo, que a veces cuando queremos darnos cuenta ya no reconocemos el contexto.   You
are 
gone.

No sé si le he fallado -a ella, que me observa y me espera paciente mientras la alcanzo, mientras me convierto en ese espejismo-, pero definitivamente lo hemos conseguido; todas. La niña pequeña que le dijo a aquel que “le ayudaría”, la pre-mujer que le dijo a él que “sentía no poder quererlo como él la quería a ella (que era mucho, pero mal)”, la mujer que se liberó y se acostó con quien quiso “con miedo a las explicaciones” y el fantasma de quien te conoció a ti y firmó con tinta invisible el contrato de juego; la que vendió lo que le quedaba de orgullo a un precio tan bajo que recuperarlo no ha sido nada fácil.
No se si les estoy fallando a todas ellas y a la mujer que algún día espero ser al haber llegado hasta aquí con esta ayuda, pero por el momento prefiero pensar que lo importante es haber llegado. 
Porque es así, he llegado.
La otra noche fue una de las del fondo de la longitud de onda; “estás igual de espectacular que siempre, porque lo eres”. Y me cayó hasta una eternidad.
No necesito compromiso, ni necesito palabras que lo líen todo más bajo la careta de resolver, pero este plus me ha abierto los ojos mucho más rápido de lo que esperaba. Estoy convencida de que podría haber acabado llegando a este punto igual sin este extra -porque estoy segura de que ella me habría mirado como quien te juzga duramente, y ni en los peores momentos me habría dejado caer en ninguna de las tentaciones que pudiera haber tenido- pero esto ha sido como pasar de caminar a correr una maratón. Y he llegado.
Jamás te pediré que me devuelvas nada de lo que me has quitado -que no ha sido poco, aunque no te hagas la más mínima idea, para mí esto ha tenido muchas más implicaciones de las que pueda parecer a simple vista- porque ya no lo necesito. He generado todo ‘de novo’, y no quiero nada de lo que pudiera tener antes, porque se hizo frágil cuando te conocí y se fue resquebrajando hasta que me rompí. 
Pero me he arreglado, sola o con algo de ayuda, me he recompuesto.
“Tienes una personalidad tan magnética que cuesta creer que te doblegues ante nada ni nadie”
Quédate lo que conserves aún, quédatelo de recuerdo porque he salido de la parábola y, aunque ya no haya ningún tipo de riesgo, no quiero volver a ese punto; ya no por el peligro, sino por amor propio. 
No quiero más palabras vacías.
Todo bajo control, más que nunca.
Todo bajo control, perfecto para volver.
Reset (esta vez no acabaré con puntos y comas porque no creo que tenga más que decir).