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jueves, 29 de diciembre de 2016

Pensaba el almirante que el capitán se había vuelto de raso, que había colgado las medallas para ser otra vez soldado. Olvidaba el almirante, siempre hecho a la burguesía, que un capitán es capitán siempre, y lucha y aguanta cuando el barco tira a la tormenta.
Cuando llegan las olas y voltean la realidad, y lo inundan todo, sabe el capitán que su lugar está con su barco, cabeza abajo en la arena y con los pulmones encharcados. Y cuando el sol lo despierte y carcoma la arena de los mástiles y la tela de las velas, sabe un buen capitán que de nada sirve lamentarse o enfadarse, que su objetivo ha de ser el de reparar su barco, y cuidarlo porque es lo que lo salva del mar ahí fuera.
Me pido capitán.

viernes, 4 de noviembre de 2016

No te conozco, pero hemos tenido relaciones muy estrechas, casi sin espacio diría yo. Muy físico, muy animal, muy natural; un momento de locura, pero da igual. La cuestión es que más allá de un día y una noche y aparte un fin de semana, no te conozco, tenemos la confianza de dos extraños que se sienten cómodos, con labia, con gracia, toda la confianza que se puede tener cuando yo he sido yo y tú has sido tú durante aquel día y aquella noche y luego ese fin de semana. Sin embargo, tengo esa increíble sensación de las cosas que se saben sin saberse que tú y yo podríamos habernos llevado muy bien, podríamos haber sido esa clase de amigos que se entienden, y lo creo porque aún sin conocerte se mucho de ti, igual que tú de mí. 
No te conozco más allá, pero sé que me gustaría conocerte como la confianza deja, saber de ti y saber por qué, porque sé que podría entenderte realmente bien.
No te conozco, pero aún sin conocerte no somos extraños, y la cercanía nos sentaría muy bien.

viernes, 15 de julio de 2016

«Tú antes escribías poesía, y si antes escribías poesía era porque antes eras algo más parecido a poesía»
Poesía es ser en esencia, sin senescencia (ya escrito), es ser y aceptar lo que es ser, la forma en que se es y conocer el límite entre ser poesía y no ser poesía.
Las dos caras del gusto son las dos caras del papel y de la cinta, las subidas y las bajadas, y a ver cómo descifras la poesía cuando solo quede prosa.
Mira, no es tan complicado, los humanos somos grises, y en escalas de grises tendemos hacia el blanco y hacia el negro; yo no iba a ser menos, y como tal tengo el blanco y tengo el negro, todo escondido en el puño. Pero jugando a hacer poesía se me olvida qué es serlo, y al final acabó con las manos cerradas y los ojos más aún, sin saber que encontraré cuando abra las palmas y extienda los dedos.

Bajo control

El día que me vaya, espero que ninguno de todos vosotros se arrepienta de nada. 
He pensado esto tantas veces que ya no estoy segura de que alguien lo haya escuchado, porque tengo que aceptar que a veces lo pienso tan fuerte que lo grito.
El día que me vaya, espero que tú tengas claro que te he admirado de forma plena durante muchos años de mi vida, y que, aunque nunca he dejado de hacerlo, tengo que decir que cada vez lo hago en menos medida; conforma ha ido pasando el tiempo, partes de mi admiración han pasado de lamentarse por el temor de no ser nunca como tú a la tranquilidad de saber que nunca seré como tú. Cuando me eches de menos espero que entiendas que el control que crees tener sobre mí no es más que un fantasma y que tu obsesión por el orden no puede atravesar mi piel. 
Cuando no esté, espero que tú, y precisamente tú, seas quien más me eche de menos porque te he decepcionado tantas veces que el orgullo académico no va a ser nunca suficiente. Sé que te gustaría que fuera de mil otras formas (fíjate lo que te digo, no de otra forma, sino de mil otras), muchos menos y mucho más de todo, pero no puedo remediarlo. Espero que algún día entiendas que todas tus opiniones sobre mí son erróneas en prácticamente todas sus dimensiones: no me guían las pasiones que crees que lo hacen, no me gustan las cosas que crees que me gustan y soy capaz de hacer muchas menos cosas (y muy diferentes) a las que piensas; mi vida no es esa espiral que crees, pero no por eso es una línea bidemensional.
Cuando esté lejos, espero que tú, que has sido siempre, desde que mis recuerdos son nítidos, la persona que más he querido, entiendas un poco más las cosas. Me gustaría que valoraras ciertas cosas y, más que nada, que reestructuraras tu pirámide de valores, de orden y prioridades. Ojalá que algún día estés en mi piel y te veas sometido, y te aplasten y sientas la impotencia de que siempre te manden callar, y entonces entiendas que mi actitud no solo se debe a mis cojones. También espero que todo eso no te haga pensar que la mejor opción es, entonces, callarte y agachar la cabeza: lucha, siempre, sin importar el contexto.
Tú sobrevivirás bien, porque sé que te mantendrás. Pero espero que llegues a entender el verdadero enfoque de todos los problemas que te he contado y solo entonces imagines todo lo que no te he contado y por qué nunca lo he hecho (o nunca lo haré). No sé, tú no tienes la culpa pero eres parte de mi epicentro, y contra eso no hay remedio alguno que puedas poner, solo soy yo la que puede hacer que el terremoto se mantenga a raya.
Cuando no esté, espero que tú no me eches de menos más allá de lo poco dilatado que es el tiempo, pero espero que un día antes de dormir entiendas que no somos iguales, que no puedes compararnos y mucho menos equipararnos, y me da igual que eso me deje a mí por debajo; solo quiero que entiendas de una vez por todas que la sal y la pimienta, por muy complementarias que puedan llegar a ser entre sí y puedan hasta confundirse, no son lo mismo, y no puedes esperar que la sal sea picante (por mucho que pueda parecerlo si se abusa), ni que la pimienta sea salada, por mucho que abuses. Ya ves,con las personas es igual, y aunque ahora mantengas el cerebro en ese punto y te parezca inamovible, espero que con el tiempo aprendas a ver los infinitos círculos concéntricos que existen.

Hemos vuelto a las andadas, hemos vuelto a ver el sol

Según la teoría heliocéntrica, aceptada en un convenio de cerebros superiores como cese de las discusiones de si el ombligo del cuerpo se corresponde con el del mundo, que el sol es estrella única y multigravitacional capaz de atraer hacia sí cuerpos enormes con capacidad propia de movimiento, los cuales a su vez ejercen fuerzas atractivas sobre sus propios astros; en este punto entran en juego la Tierra y la luna. La Tierra, antivoluntariosa pero dinámica, gira en torno al sol sin otra opción que la de salir disparada de órbita, y lo mismo le ocurre a la luna, subordinada por su tamaño a la Tierra y al sol. Pero, ¿qué pasaría si la luna no hubiera elegido ser así de pequeña? ¿y si escapara de su mano es no emitir luz como el sol? ¿quién iba entonces a explicarle a la luna que en torno a ella no giran otros planetas, ni siquiera otros astros?
Los caminos al sol son suaves, calientes hasta la llama, y valientes quienes corren.  Pero cuando el sol se pone en un hemisferio terrestre y el otro se ve obligado a conformarse con la luna, la tierra huye del rechazo y admira otras pequeñas estrellas y su brillo (y su rollo) y entonces aumenta aún más la veneración que siente al sol y sigue girando, convirtiendo su destino en un infierno placentero, un castigo meno a severo. 
"Qué trágico es vivir a tu sombra"

sábado, 7 de mayo de 2016

Llevo ya un tiempo pensando, en que quizá te deba el contarte esto. Sea como sea, los dos sabemos que nunca iría a hablar contigo y charlar, por lo que esta es la justicia menos poética pero más justa de todas las que se me ocurren.
Llevo un tiempo acordándome de ti; no me preguntes por qué pero te veo en gestos de la gente. La semana pasada sin ir más lejos había un chico que se movía exactamente como tú cuando estabas de pie maquinando dios sabe qué, y cuando lo vi de perfil desee no tener que saludarte ante la certeza (casi inminente) de que eras tú. Sin embargo no eras tú.
A veces me acuerdo de sitios en los que estuvimos, paso por ellos y nos veo como fantasmas, como imágenes casi palpables de cuando nos gustaba estar juntos. 
Y te recuerdo con algún tipo de nostalgia; no te echo de menos ni echo en falta nada de lo que era mi vida contigo, pero después de tanto tiempo y tantos sentimientos más allá de ti y tu rencor y tu venganza y tus cuchillos, aún conservo buenos recuerdos contigo. Esto no es ningún tipo de disculpa o excusa, ni siquiera quiero volver a verte o poder hablar contigo, esto es simplemente una esquina de la bandera blanca que saqué (y luego rompí) en señal de agradecimiento por esa milésima parte que no fue tan mala.,

lunes, 2 de mayo de 2016

Lo más obvio que he heredado de ti es el carácter, la tozudez y esa manera de no querer dar mi brazo a torcer (curioso que en puntos de vista demasiado opuestos). De ti he sacado la rabia, la fuerza contenida en las palabras, la desmesura del no pensar y dejarse llevar al hablar, el sentimiento de culpa en el silencio y el orgullo demasiado alto para aceptarlo o pedir perdón y aceptarlo. 
De ti he heredado los gestos; y no sólo literalmente -he heredado cada arruga de tu cara habida y por haber-, sino también metafóricamente. He heredado tu ironía cortante, tus cuchillos lanzados a doble filo y todas las maneras que delatan lo que pienso como si mi cara fuera un libro abierto.
He heredado el carácter, el descontrol.
Pero también la fuerza que desprendes cada vez que hablas, el poder de convicción que tienes y esa forma de hacer que cualquier problema tenga otro punto de vista. De ti he sacado esa fuerza que pensaba que sólo tú tenías cuando te veo llegar por las noches con los ojos medio cerrados y de repente te veo renacer para ayudarme cuando me ves agobiada. Esa fuerza para seguir cuando no puedes más, para enfrentarte a la vida y poder, y sacar siempre energía de los momentos que dejarían exhausto a cualquiera. Me has enseñado a tenerla, a mirar hacia arriba cuando estoy tan ahobiada que sólo sé llorar, a mirar con los ojos bien abiertos, a cerrarlos y a decirme a mí misma que yo puedo, y poder. De ti he sacado el coraje para defender mis opiniones, el poco control para no saber agachar la cabeza ante lo que no veo justo y la educación para hacerlo bien. He heredado las ganas de saber, y sobre todo he aprendido a tener paciencia.
Gracias por ser siempre mi mayor fan, por creer en mí aún cuando solo soy polvo y cenizas, por ver ese fuego que puedo llegar a crear. Me has enseñado a no conformarme, me has dejado ser libre e independiente, equivocarme cuando estaba segura de que tenía la razón.  En mi está el resultado de una vida llena de porqués sin respuesta pero con un constante ánimo a encontrarla, con una esperanza plena para buscarla. 
Gracias por lo bueno, gracias por lo malo, gracias por todos los días y todas las noches, por la paciencia que has tenido y la que aún te queda por tener.

lunes, 11 de abril de 2016

No me atrevo a decírtelo, pero me haces falta. No sé si normalmente me entiendes cuando hablo, cuando a expensas de las consecuencias intento decir todo lo que pienso, pero sé que sabes que escondo mucho, que a pesar de las barreras que ya hemos tirado hay muros que son enormes, infranqueables. 
A veces necesito que me ayudes, que me digas esa verdad que sé que está ahí, latente, siempre invisible, porque a veces me muerdo la lengua por no gritarte en la cara que la sinceridad no es ningún pecado para el alma. Una muestra, una ráfaga, una grieta, algo, rómpete un poco y enséñame la incandescencia. 

martes, 5 de abril de 2016

A esto no se le puede llamar transparencia. Nos une tanto que no nos une nada en la intimidad. 
El punto en el que el temor a quejarse prevalece por no parecer victimista no es una buena señal, y es peor aún si tienes en cuenta que a cada problema ni si quiera se le intenta poner solución.
Qué cojones nos ha pasado.

sábado, 2 de abril de 2016

"Me gustas con los ojos cerrados"

Y no es que no me gustes por fuera o que tu aspecto no encaje con la belleza -sweet-, lo que ocurre aquí es que la expresión "me gustas" encierra cánones y sentimientos que me provoca tu interior.
Intentaré explicarme mejor.
Me haces fuerte; cada momento que archive para el recuerdo contigo en mi baúl enriquece la fortuna que significa la pureza, las ruinas de mi pecho consumido son un poco menos negras cada vez. Me gusta tu forma de ser, y me gusta más cuando se junta conmigo porque me hace sentir segura, ¿dónde están los monstruos ahora? Cada tontería y cada gesto provoca que te elija s ti, a ti, a ti; que me haces brillar. Brillar significa destacar (como cuando te ríes muy alto y todo el mundo te mira, a mí me vale). 
Por cada cosa y niñez me gustas, pero no me gustas de esa forma física y pasional en la que se gusta la gente; me gustas en el mero sentido de la palabra, en el de "atracción más allá de". Me atrae tu forma de ser, pero no de esa forma en la que se atraen los amantes que se completan, sino como lo hacen los hermanos; hay vínculos que no se pueden clasificar. Me gusta decir que me gustas y confundir al mundo, porque tú no me gustas -sweet-, y sin embargo me gustas. 
Que ridiculos suenan los que se empeñan en extrapolar el sentimiento: si la pasión va de la mano de la piel y no hay pasión, entonces queda lo real y no lo efímero, que es lo de debajo de debajo de debajo de la epidermis. Y ahí es donde estás tú.

viernes, 25 de marzo de 2016

Acción poética en prosa

Es una verdadera pena que tú no sepas como hacerlo, y es una verdadera ironía -de las de diccionario además- que gracias a eso yo sepa perfectamente cómo hacerlo y, más importante aún, cómo no hacerlo.
Gracias por tanto y por nada.

domingo, 13 de marzo de 2016

Forgive; for give. Forget; for get.

Y cuando te hayas ido me quedaré con las ganas de decir "que te voy a echar de menos" y la certeza que provoca la típica duda cuando si no lo he dicho antes será  por algo. Ese algo mora en la barriga, y ha ocupado el espacio de las orugas, así que no hay mariposas, ni ganas para echar. No hay espíritu ni alma, así que me quedaré sin nada, porque nada hay ahora mismo que pueda quedarme cuando te hayas ido; nada que me pertenezca por derecho, y no sé si me explico. Lo que nos une no es puro, hay partes de mí que no puedes -que jamás podrás, de hecho- ver, y eso implica un desentendimiento entre nosotros que no tiene límite ni fin, no tiene sentido pero está (o sea, que no está).

jueves, 10 de marzo de 2016

Jo-der tío, jo-der.

Me reitero en ese comentario incoherente, vehemente, insistente. No es que no pueda evitarlo, es que no tengo por qué hacerlo. Reprimir solo conlleva al acúmulo, y en el pecho ya pesan demasiados "no" que he tenido -hemos tenido- que convertir en sorpresa. Esta vez no voy a callar, me gusta esa circunstancia. Me gusta ese amago, me gusta esa pose y me gusta esa forma de sonreír y de insinuarte. Me gusta esa incitación a todo lo que no puedo hacer. Sigue haciéndolo, sigue.
Porque yo me reitero en ese joder deletreado y silabeado poco a poco al no poder decirlo todo de una.

martes, 8 de marzo de 2016

A ver cómo te lo explico. Me pone muy nerviosa que me miren a los ojos, y puedo que lo haya dicho antes, pero a ti, exclusivamente por ser tu, te dejaría mirarme todo el tiempo del mundo y sin la necesidad de nada más porque tú, tú exclusivamente, supiste verme aquella mañana. Supiste mirarme y arriesgar, y apostar por mi, y eso no ocurre normalmente; no podía dejar que perdieras. A ti, que me miraste las manos antes que la cintura, y los ojos antes que los labios, y no apartaste la mirada hasta el último milisegundo, cuando yo ya iba a rendirme y a cerrarlos. A ti, que bailaste con todas tus ganas y las mías te dejaría mirarme a los ojos y decirte así que tengo ganas, porque así es como se entiende la gente. 
A ti te diría que esto no es poesía, que la verdadera poesía es mirar como tú me miraste aquel día y decirme todo lo que me dijiste, porque después de eso no hay abismo que se escape.

lunes, 22 de febrero de 2016

Con la sangre de hojalata

Algún día seré independiente y me iré. No me refiero a otra casa o a otra ciudad, ni siquiera a otro país (aunque nunca se sabe), hablo de irme de forma general.
Irme significa alejarme de ti, de vosotros. Irme significa volar en aras del tiempo y dejar que me echeis de menos; pero no volver. Significa dejar que llegue ese momento para poder mirar hacia atrás y dejar que me olvidéis, todos vosotros.
Algún día creceré y me iré, y crecer no significa madurar ni aprender, ni tan siquiera terminar todos mis proyectos de vida sin acabar. Crecer significa llegar a ser quien planeo ser para que al final no veáis en mí ningún rastro ni reflejo de lo que vosotros sois. No quiero que me reconozcáis.
Algún día entenderé lo que es el interés de verdad, y solo entonces me olvidaré de todos esos compromisos que disfrazáis.
Con respecto a ti, algún día te voy a plantar cara y voy a soltar todas las palabras que me obligas a tragarme, todas esas injusticias que haces conmigo por mucho que me quieras. Algún día voy s ser la persona más valiente del mundo y te voy a retar a que me digas que estás orgulloso de mí. Y a ver quién pierde más entonces. El día que menos te lo esperes me habré convertido en una mujer de verdad y te diré todo, todo.  Te diré que odio ser como tú, que lucho cada mañana por no andar como tú, por no pensar como tú en esos aspectos generales que componen la vida. A veces cierro los bares y me repito que no estoy hecha para explotar, pero entonces me late el pecho y me palpita esta ansiedad desmedida que me causa está guerra que libramos, esta guerra que más que guerra es una pena. Y la tengo yo toda guardada.
A ti poco queda ya que no te haya dicho. La verdad es que tu estela será la primera y a la vez la última que pierda. Solo espero hacer las cosas en la vida a mi manera, sin tu fantasma detrás repitiéndome que no es suficiente. Sin embargo sé que en mi último suspiro de vida, el espejo me recordará que soy más como tú de lo que puedo aceptar; pero yo no soy como tú. Siento de verdad haber sido tan rebelde en algunos aspectos, siento haber sido en ocasiones sincera de verdad, siento haberte hecho llorar tantas veces, pero yo no he elegido ser así. Lo has hecho muy mal conmigo, en ocasiones muy bien, pero no me compensa. Lo siento, pero algún día me iré y no me volverás a ver nunca de la misma manera que me ves ahora. 
Siempre tiendo a dejar para el final lo más importante porque en el fondo soy una cobarde. De ti es de quien más me duele todo. Yo confiaba en ti, confiaba en la persona que eres y que serás, confiaba en que tú no me dieras la espalda. Pero eres más como ellos que como yo, y eso no es culpa tuya. Me duele no poder decir de ti lo mismo, nunca voy a dejar de echarte de menos porque tú eres más de lo que nadie ha sido o será nunca jamás en mi vida, pero no puedo seguir con este bucle que es tu vida conmigo. Lo siento más que cualquier otra cosa en el mundo, pero también me iré de lo que hoy somos tú y yo. 

viernes, 5 de febrero de 2016

Cariño, ya no quiero bailar.

Entre todas mis dudas y mis brumas dime, ¿estarás ahí cuando me falte el aire y sienta que no puedo respirar por la nariz? ¿Sabrás que decir cuando yo me quedé callada? En mis silencios más oscuros, ¿podrás encontrarme? Si escondo mi voz, ¿reconocerías mi olor a ciegas?
Me pregunto si sabrás que decir cuando te cuente toda mi realidad, pero esta vez de verdad y sin secretos. Qué dirías si supieras lo que hago a escondidas, lo que a tientas me absorbe la energía. Supongo que no sabrías qué hacer;
Qué decir;
Qué pensar;
Cómo actuar.

jueves, 4 de febrero de 2016

Y al final

Me voy a acabar ahogando.
Yo sola un poquito.
Entre todos el resto.
Y con un empujón , de cabeza al fondo. Qué bonito tiene que ser caer de pie -ser un gato- y ver en el fondo negro que se ciñe sobre los ojos, sobre la cintura, el pecho y los tobillos y reposa sobre los hombro. Ojalá tuviera fluorescencia, y pudiera emitir en el visible (estoy segura de que ya emito en el infrarrojo).
Esto no es una advertencia, mucho menos iba a ser una amenaza, mis declaraciones de libertad hoy van firmadas en nombre del miedo que le tengo en realidad a ser completamente libre. 

domingo, 31 de enero de 2016

Otra cosa es que no sople.

"Y te has vuelto cristal. No te has hecho de cartón, ni de plástico, ni tan siquiera de piedra; tú aún sientes. La cuestión es que dejas que esos sentimientos te atraviesen y traspasen como la luz pasa por las ventanas, y haces que solo la roca más dura puede rayarte y dejar marca en ti; pero no es verdad. Te falta un último empujón, aún eres arena en algunas partes. Arena débil, frágil y poco cohesionada; arena vulnerable. Y un soplido en el ángulo correcto podría derrumbarte. Pero tranquila, no diré nada."

sábado, 30 de enero de 2016

UComo el estado alterado.
Como una pérdida del equilibrio,de ese estado estacionario al que me había llevado el balanceo de los domingos y el revés de los lunes.
Como la vergüenza.
Como el dolor de estómago en lo más profundo.
Como las ganas de llorar sin fundamento.
¿De dónde nacen?

Como perder.
Como no ganar.
Que no es lo mismo.
Como aprender, y desaprender para afianzar.
Como la ausencia de sueño en ausencia de insomnio.
Como dormir con el sol porque la luna te ha robado el alma.
Como los poetas.
Como sangrar -y desangrarse-.

Como vivir a tu sombra -joder, qué presión-.

viernes, 22 de enero de 2016

Ahora que los champanes me saben a aguarrás

Y no lo ves, tú nunca ves, o eso o hacer ojos ciegos se te da mejor que ponerlos. Dulce pecado de lo consciente maniatado y preso que grita por gritar, por poder decir y chillarte a la cara las cuatro verdades que se esconden en cada forma que tengo de mirar.
Pero no lo ves, tanto tiempo observando y no lo ves, o no lo quieres ver.
Sigue lloviendo, siguen cayendo piedras, pero te sienta bien el paraguas que te regalé, espero que resista mucho tiempo más y no te salpique lo que sea que manche.
Por no ver, no ves caer la noche pero podes ver amanecer; cómo ibas a ver la belleza del respirar si aún no has aprendido a escuchar. Te cierras a la noche y pides a un ser extremo que te abra las puertas, que te ilumine el camino, pero cuando tiro de las cortinas me ordenas que te deje seguir durmiendo. No, tú no ves nada, y las personas ciegas no pueden sentir de forma pura. Has manchado de negro el lienzo blanco que te ofrecí de tanto cerrar los ojos, de apartar la vista, de sembrar sombra donde solo había hueco para el negro de las letras grabadas. 
Sigue sin ver. Sigue en tu ceguera de sentidos. Sigue en tu rincón, pero no esperes que algún día acepte tu ayuda.
Te necesito ahora, y no me vale un después.

jueves, 14 de enero de 2016

Un día te voy a escribir, a secas, y ese día me van a faltar letras, abecedarios e idiomas para poder escribirte bien. Ese día no va a haber poeta que me haga competencia, porque cuando decida escribirte no habrá técnica o lírica que valga, solo instinto -animal-.
Un día voy a sacar todo el fuego y todas las piedras que he ido observando y recogiendo y las voy a transformar en sonidos inaudibles, incomprensibles y lentos, y sonarán solo en mis labios, solo entre mis dedos. Ese día escribiré que el mundo había estado incompleto hasta el momento en que decidí escribirte.
Un día me armaré de paciencia y te explicaré que escribirte no es escribir para ti, que es escribir sobre ti, y eso debería considerarse un delito. Por eso dile a tu cabeza, corazón, que cierre toda neurona sensitiva, y dame la espalda, porque no quiero juicios no tribunales, y porque escribirte es la tentación.
Un día voy a escribirte y voy a escribirme para que entiendas y comprendas, y no te preguntes el qué.
Algún día me voy a sentar y voy a gritar y voy a dejar que todo lo que llevo dentro salga y baile en torno a ti y te observe u se amolde a tu forma, y solo entonces retorne a mí como hacen las musas cuando llega el frío, y me aten hilos a las muñecas y las hagan crear.
Nacer.
Existir.
Y las hagan moverse a un son autómata, libre de culpa.

martes, 5 de enero de 2016

No es que esté en el mejor momento, y lo cierto es que veo la cima muy lejos, pero estoy bien, tranquilos, que no cunda el pánico.
La palabra mágica es esa, bien, y las alarmas bajan, los miedos desaparecen, porque "bien" está terriblemente lejos de "mal" (¿no?). La verdad es que podría estar mucho mejor, pero todo es cuestión de perspectiva, así que no hay peligro. Qué fácil es alejar el pánico de los días tranquilos de todo el mundo, cuántos algoritmos que juegan a camuflarse entre sí. Hay demasiadas formas de pretender, de esconder, de mentir, de ahogarse y desesperar, de desear que todo pare y terminar con lo que sea que juega entre el estómago, el pecho y la cabeza.
A veces ese algo se escapa por los ojos, quienes ingrávidos y febriles se inundan y desconfían, y se encierran en la piel que los rodea, dejan que se barra el polvo que les sirve de excusa y empujan hacia el interior lo que nunca debería haber salido.
La oscuridad no ha sido creada para ver la luz, y mucho menos para enfrentarse a ella.
La boca es frontera infranqueable, los labios aduana ilegal. A veces ese algo toma forma sensualmente y viaja por conexiones indómitas hasta llegar a la barrera, y entonces seduce y sale, y huye, e intenta correr tan rápido que hay que usar la artillería; y traerlo de vuelta con un mordisco, castigo a lo que nunca debió abrirse.
En las fórmulas comunes hay tantas mentiras como en cualquier novela de los noventa, y la habilidad de camuflarlas es la verdadera magia. No, verás,  no hablo de ese camuflaje que aflora pequeñas, muestras de miedo, hablo del camuflaje camaleonico, de adiestrar a los ojos para que sonrían y mientan al compás de las comisuras. No se si me explico.
No me importa, estoy bien.

domingo, 3 de enero de 2016

No quiero una explicación, ningún por qué que solo traería más quebraderos. Solo quiero saber si es seguro, porque si de veras lo estas, ¿dónde me deja eso a mí?  Y peor aún, ¿dónde deja eso a todo mi esfuerzo? No es fácil, lo hago con gusto y siempre seguiré haciéndolo así, pero es tarea ardua; tú eres la más ardua tarea.
He creado en mi mente -en todo mi mundo de papel y tinta- un pedacito, un rincón dedicado a todas las medallas que gano contigo. Cada reconocimiento, muestra de orgullo o mejoría, cada pequeño signo de cariño; supongo que sí que soy un poco infantil, pero me encantan todas esas prqueñas cosas que dosificadas son el cielo y mejor que ningún paraíso de libro. Sea como sea, he reservado un pequeño hueco en el que cuelgo con orgullo todo lo que gano, todo lo que significa ser yo contigo. Y no es que quiera presumir de ello -lo tengo tan escondido que jamás podrías encontrarlo, ni tú ni nadie-, pero no es agradable que condecores a quien no lo merece, a quien ve las batallas desde el palco. Yo no quiero ningún palco, no quiero escudos ni armaduras, ni arma alguna con la que poderme defender, estoy bien en la primera línea, pero coja de confianza y manca de silencios, quiero todas mis medallas en mi pared. Y no es que las quiera por el hecho de querer, las quiero porque si existen, me corresponden.
Y si consideras que son de cualquier otro soldado, que al menos sea de raso; la burguesía deriva de los hipócritas.
Que venga a luchar mis batallas. A escuchar oído al suelo cada paso, y que se desvele maquinando. Que venga y que construya, porque destruir está "mal visto", y que luego recoja todos sus anillos y cuide bien sus manos, porque cuando se camina por tus desiertos no hay nadie que te asista.
Y dile a todo el mundo que esto no es una exigencia, es un grito al intentar ser hasta tus manos para evitarte las heridas y no poder desatarte la venda que te anuda los ojos y la garganta; una súplica ante la necesidad de que veas que yo lucho porque tú eres una de mis causas, y me sobra todo lo demás.

Pedacito de infierno, complejo mundo.

A mil metros bajo el suelo, a niveles catastróficos. Más allá del núcleo y hasta el otro extremo.
¿No es eso la superficie?
Cambia de punto de vista. Es tan profundo que aunque lo buscarás jamás lo encontrarías. Aunque supieras qué estás buscando, podrías pasar por al lado y no verlo.
Supongo que hablo de los pensamientos callados y todo eso que ni si quiera se piensa por el miedo a tener que admitir que la recta es más cuesta arriba de lo que debería. Nadie debería tener que esconder ni echar a correr tras de todo, y mucho menos dejarse los pies huyendo de todo lo demás.
Por eso está escondido, lo he enterrado tan profundo que a penas recuerdo el lugar; y cada día lo siento más profundo.
A mil metros bajo el suelo, a niveles catastróficos.