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lunes, 11 de abril de 2016

No me atrevo a decírtelo, pero me haces falta. No sé si normalmente me entiendes cuando hablo, cuando a expensas de las consecuencias intento decir todo lo que pienso, pero sé que sabes que escondo mucho, que a pesar de las barreras que ya hemos tirado hay muros que son enormes, infranqueables. 
A veces necesito que me ayudes, que me digas esa verdad que sé que está ahí, latente, siempre invisible, porque a veces me muerdo la lengua por no gritarte en la cara que la sinceridad no es ningún pecado para el alma. Una muestra, una ráfaga, una grieta, algo, rómpete un poco y enséñame la incandescencia. 

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