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sábado, 2 de abril de 2016

"Me gustas con los ojos cerrados"

Y no es que no me gustes por fuera o que tu aspecto no encaje con la belleza -sweet-, lo que ocurre aquí es que la expresión "me gustas" encierra cánones y sentimientos que me provoca tu interior.
Intentaré explicarme mejor.
Me haces fuerte; cada momento que archive para el recuerdo contigo en mi baúl enriquece la fortuna que significa la pureza, las ruinas de mi pecho consumido son un poco menos negras cada vez. Me gusta tu forma de ser, y me gusta más cuando se junta conmigo porque me hace sentir segura, ¿dónde están los monstruos ahora? Cada tontería y cada gesto provoca que te elija s ti, a ti, a ti; que me haces brillar. Brillar significa destacar (como cuando te ríes muy alto y todo el mundo te mira, a mí me vale). 
Por cada cosa y niñez me gustas, pero no me gustas de esa forma física y pasional en la que se gusta la gente; me gustas en el mero sentido de la palabra, en el de "atracción más allá de". Me atrae tu forma de ser, pero no de esa forma en la que se atraen los amantes que se completan, sino como lo hacen los hermanos; hay vínculos que no se pueden clasificar. Me gusta decir que me gustas y confundir al mundo, porque tú no me gustas -sweet-, y sin embargo me gustas. 
Que ridiculos suenan los que se empeñan en extrapolar el sentimiento: si la pasión va de la mano de la piel y no hay pasión, entonces queda lo real y no lo efímero, que es lo de debajo de debajo de debajo de la epidermis. Y ahí es donde estás tú.

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