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lunes, 18 de febrero de 2013

Que yo se que la sonrisa que se dibuja en mi cara tiene que ver con la brisa que abanica tu mirada.

Verde otra vez. Lo fué, lo alejé. Vino y lo eché. Me costó toda mi fuerza de voluntad, pero lo eché. Intentó volver, pero con todo la rabia que tenía, le cerré las puertas en las narices. Y ahora, justo cuando no miraba, ha vuelto. No es mismo verde, ni siquiera en los mismo ojos. Ahora son otros ojos. Otra mirada completamente diferente. Pero verde otra vez.

sábado, 16 de febrero de 2013

The beauty of your heart.

Y al final se dio cuenta de que no merecía la pena esperar, porque él no iba a acudir. Él no era ningún príncipe. De nadie. Mucho menos de ella. Y al agachar la cabeza, no se le cayó la corona, sino que se le metió el flequillo en los ojos.

jueves, 14 de febrero de 2013

You see I've forgotten if they're green or they're blue

Fueron verdades como puños que dolieron como puñetazos. Fue combate que jugué y perdí. Pero volvería a recibir todos esos puñetazos a cambio de conservar siempre la sensación de fuerza al saber que ya se ha ido y que no va a volver. Nunca.

viernes, 8 de febrero de 2013

Never shamed but never free.

Ve y pregúntale a la luna por qué se esconce cada vez que llega el sol; pregúntale a las hojas por qué te ceden su verde cuando llega el invierno. Porque la verdadera respuesta a todo eso no está en el ciclo lunar o en el movimiento de rotación. Ni siquiera en complejas reacciones químicas naturales que alteran los pigmentos que dan color a las hojas. La verdadera respuesta se encuentra en el mismo lugar que tus sonrisas. Ese lugar guardado bajo llave del cual pocos escapan muy de vez en cuando.
¿Y qué me dirías si te dijera que no? ¿Qué pasaría si te rehuyera? ¿Si no te devolviera las sonrisas, ni te mirara a los ojos, y luego a los labios? ¿Que harías si ya no me gustara hablar contigo a menos de 5 centímetros de distancia o si ya no sonriera como una gilipollas cada vez que giras la cabeza y conviertes cada frase en una pregunta abierta a toda respuesta? ¿Que harías entonces? ¿Dejarías de hablarme? ¿Cambiarías tu tono de voz? ¿Guardarías las distancias? No sé que harías tú, pero yo no te diría que no. No porque sea una de esas personas que se cuelgan de alguien y se obsesionan y no se sueltan, sino porque no me da la gana volver a pasar el tiempo llorando. Yo no lloro por cualquiera. Lloro con facilidad, pero no pro cualquiera, no te confundas. Lloro cuando paso más de cinco minutos seguidos riendo sin a penas poder coger aire, aunque no son muchas las personas que me han viso llorar mientras me río. Tampoco son muchas las personas que me han visto reir mientras lloro. Esas son las que me han visto llorar desconsoladamente, por nervios, por no saber qué coño hacer en ciertas situaciones o, simplemente, porque llorar es a veces lo único que me sale. Siempre me estoy yendo del tema, prométeme ojos verdes que no dejarás de guiñar un ojo cada vez que te rías, y yo prometo no decir no.