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miércoles, 22 de mayo de 2013

"Y solo al hacerlo supe que siempre había podido, pero nunca había querido"

A cada paso el suelo quemaba más. Estaba helado, pero las llamas le quemaban las plantas de los pies bajo la goma de las zapatillas. Un impulso nervioso recorría toda su pierna hasta llegar hasta su pecho.
"Más rápido, más, más. Un poco más. Puedes más."
Pronto sus pasos eran lentos para descargar su adrenalina, y tenía que dejarla salir, o esta llegaría hasta su corazón, más rápida que la sangre. Podía sentir los brazos nerviosos, sus puños en tensión, los gemelos contraídos, locos por estirarse; cada vez que tomaba aire, su torax se inflaba un poco más, y no podía explicar el por qué de los gritos de su cabeza.
"Más rápido, más, más, más, más"
Cada paso era un infierno, una muerte lenta y dolorosa. Su cuerpo le pedía a gritos libertad, pero su cabeza hacía oídos sordos a todo. Pero no podemos acallar nuestros pensamientos. Podemos aislarnos de todo menos de nuestros deseos, de nuestras verdades y de nuestra conciencia. Como el adulto que pretendía ser, se obligaba a doblegar esas ganas que le insistían y le martirizaban, esos susurros en medio de la noche que nunca le dejaban dormir. Eran como cuchillos en su sien, como plumas en su espalda; agujas en sus muslos y un continuo cosquilleo en sus comisuras.
"Más, más, más, solo un poco más, más rápido. MÁS."
La mirada perdida en una expresión que apagaría cualquier llama interna; pero el fuego ardía. Ardía en su interior y avivaba su orgullo, en un continuo despertar a la realidad.
"Más, más...MÁS, MÁS."
Su cabeza subía y bajaba ya a un ritmo imposible de controlar, el aire entraba y salía por su boca como si de eso se tratara todo, como si le fuera la vida en ello.
"Más."
Los labios firmes, tensos, en una fina linea. Ni un atisbo de sonrisa. Ni una de lado, nada.
"Más..."
Los nudillos rojos de tanto apretar los puños, sentía que los dedos no le responderían su estiraba las manos.
"MÁS..."
No quedaba ni una esquina de su piel que no estuviera en tensión. Los escalofríos ahora eran sacudidas. Los susurros se habían convertido en gritos que nadie podía oir, gritos que le desgarraban la garganta; mas sus cuerdas vocales no llegaron a vibrar.
"UN POCO MÁS..."
Su respiración entrecortada era ya lo único que podía oir.
"¡MÁS!"
Un pequeño impulso, tan solo un salto; lo necesario para parpadear y correr. Correr como nunca antes. Sentía los muslos doloridos, y le costaba permitir que sus brazos se movieran a su antojo; no llegó a abrir los puños. Sus piernas describieron la órbita perfecta, y su pecho, terso, rebosaba satisfacción. La cabeza siempre alta, pero en ese momento más alta que cualquier rascacielos, más alta que cualquier escalera capaz de llegar a la luna.
Y solo cuando corrió y descargó todo ese dolor que le quemaba por dentro, se heló. Un sudor frío le recorrió la espalda siguiendo la linea marcada por su columna, a pesar de saber, que ya no era el mismo. Era ese frescor placentero que se siente al masticar menta, al bañarse en el mar. Ese frescor que le hizo sentirse libre como nunca antes, libre para ordenar su cabeza y encontrar la valentía para domarse a sí mismo. Nunca se contuvo, mas solo él conoció la clave para esclavizar la libertad.

lunes, 6 de mayo de 2013

¡Luchad! ¡Luchad! Solo unos pocos llegarán al final y saborearán el dulce sabor de la satisfacción. Aquí no hay punto medio, o odo o nada. Si juegas, dí adios a tu cordura. Aquí no existe la sensación de conformidad, aquí todo el mundo quiere tener el mundo a sus pies. No hay rencor, ni piedad ni misericordia; juegas para matar las ilusiones del resto. Has venido a un lugar en el que la mayoría se queda con la miel en los labios. Impasible como el hielo. Frío. Arde. Aquí no puedes olvidar que el hielo también quema. Más caliente que el infierno, pero todo lo contrario a cálido. No importa lo que fueras antes; llegados a este punto solo importa lo que eres ahora. Aquí todos empezamos desde un mismo punto, todos tenemos que buscarnos las maneras para subir. Pero no te entretengas en admirar el trasero de quien tengas delante, o los de detrás te darán porculo. Ateno. Activa la retaguardia. Has venido a un lugar donde no se duerme, donde has de aprender a cerrar los ojos y a seguir pendiente de cada pequeño movimiento que ocurra a tu alrededor. Tus oídos serán tus únicos amigos. Deja que tus manos te descubran la realidad. Has venido a un lugar donde no se sueña. Aquí no hay ilusiones, solo ambiciones y aspiraciones. No valen los "empujoncitos", si decides jugar lo harás hasta que mueras. Hasta ser solo un alma perdida. Pero créeme, si llegas hasta el final, ningún sueño o meta te parecerá imposible. No habrá muro que no puedas derribar ni barrera que no puedas salar
Te pararán los pies; te saldrán alas.