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lunes, 30 de diciembre de 2013

He recorrido este camino tantas veces que ya podría decir que es nuestro. De tu casa a la esquina, de la esquina a mi garaje y de mi garaje a mi casa.
Las palmeras del jardín nos han visto crecer, y han visto más de mí que cualquier pared. Nos han visto hacer este camino de tantas formas que somos las más famosas para ellas. En chanclas, en zapatillas de deporte, en tacones o descalza; en vestido, en bañador, en vaqueros y medio desnuda. Me han visto borracha, en pleno uso de razón, adormilada; llorar, reir, tirarme al suelo de la risa, jugar al escondite, correr, traer, llevar. Hay momentos con mochilas, con maletas, cargadas de libros, con folios, apuntes, bolsas, comida, bolsos, regalos, tartas, cigarros.
Y ese banco... Poco queda que no haya oído.
17 años en una calle, ¿crees que hablarían si alguien preguntara por una tal tú o una tal yo?

Me niego a estar y reivindico el ser.

Me niego a pasear por pasear, a caminar por París de la mano de alguien. Que no, que me enfrento a los enamorados que se desenamoran y al ambiente tan cargado de emoción; "la ciudad de l'amour" en la que caminaré sin nadie a mi lado, pero no sola, siempre llevo encima lo que soy y lo que no como la cola de un vestido de novia.
Esta noche me niego a los brazos que no arropen, e invoco al sentimiento que nos falta. Nos, no me. Me niego a un yo y a un tú y a un él y a un ella, esta noche somos un nos. Lucho contra los consejos que se quedan cojos y no dicen nada y por las frases de ánimo más simples y sinceras.
Esta noche paso de estar guapa, y de serlo, y de las que lo son; paso del 'lo eres a tu manera' y todos sus primos hermanos, paso de los "soy" y los "estoy" a los "me siento". También paso de sentirme en el ámbito de ser, y de estar y no sentir, de estar ausente, de sentir estando lejos, de ser sin serlo, de siendo un ser que no es; paso de no ser algo que no sea lo que soy, del "sé tu misma" y de todos los que adornan.
Me niego a bailar sin saltar y a moverme sin ritmo, sin música. Que me saquen toda la sangre del cuerpo y me envasen al vacío, que no dejen ni una gota en mí que me delate, que me supuren y me maten, que entre humanos no me gusta vivir. Quiero que me canten, a mí, que no deje el viento de soplar cuando yo eche a correr a la quinta dimensión donde se crea lo que pensamos por las noches; que descuelguen todos los ascensores porque me vuelven loca, literalmente.
Bah, me niego a contradecir, a negar y a debatir. Claro que quiero luchar, pero me niego a defender mis ojos cuando tú nunca vas a poder ver lo mismo que yo como yo y porque yo nunca voy a poder mirar con los tuyos. Mi verdad es solo mía, pero la tengo en plazo de alquiler porque me niego a meterme en temas que no comprendo.

viernes, 27 de diciembre de 2013

Me hice hueco hincando los codos hasta construir mis castillito grano a grano, junté un poco de orgullo de aquí y de allá, hasta pedí a mis amigos un poco prestado del suyo, y logré levantar unas escaleras hasta las estrellas, hasta donde nada me hiciera daño. Los comentarios eran soberbios, las intencionas malas, y el equilibrio entre los cortes y la ironía, perfecto. Llegué a una técnica que hasta tú habrías admirado si no hubieras sido tú en esa situación. Ahora el orgullo ha quedado reducido a polvo, dime como devuelvo el que me dejaron. Como vuelvo a subir sin escaleras, sin ayuda de ningún tipo (que no aceptaría aunque me la ofrecieran). Es increible lo fácil que te ha sido volver a llevarme a tu terreno, volverme frágil como el cristal. No puedes borrar el tiempo, y no lo has hecho, pero has borrado sus estragos, es impresionante. A cada día que pasa desde que tuviste esa gran idea me siento más pequeña y me parece que otra vez vuelvo a ser yo la que se echará a luchar porque la impaciencia me está matando y no sé como frenarla; que voy sin rumbo y de hoyo en hoyo, dando palos de ciega y rompiendo todo aquello a lo que me acerco. No sé que hacer, ni que sentir, ni que creer, ni que aceptar. No sé como avanzar, como decidir, ni de donde sacar el valor. No sé de donde obtener el instinto suicida para meterme tan de lleno como necesito; que palabras elegir para no parecer cobarde. Antes podía agarrarme a ese clavo ardiendo, podía consolarme, pero tenías que echar agua y dejarme sin recursos. Nunca diré nada con más rabia, pero ni te imaginas lo que te he echado de menos, aun cuando aun no te habías ido. Estoy perdiendo la cabeza, estoy segura, pero necesito elegir, necesito... quiero... Sé. Se me cuelan esos acentos invertidos en las palabras en medio de todos mis intentos de no insultar a las palabras y me acuerdo de ti, y me río, y hasta hace nada dejaba de reirme sabiendo que estaba perfectamente bien; ahora no ne puedo reir, me da miedo caer otra vez. Me costó demasiado empezar a salir, aun cuando le dije a todo el mundo, incluido a ti, que ya estaba fuera. Pasito a pasito, golpe a golpe, entre un par de personas más y yo nos llevaremos este secreto a la tumba, pero ya estaba casi fuera, me faltaba muy poquito. A pesar de haber visto y haber oido todo lo que he visto y oido, estaba casi fuera, pero aun dentro. Y te has asomado, me has pisado los dedos y estoy abajo otra vez, casi al fondo. Espero que la clave esté en ese 'casi' para empezar a subir otra vez.
Mañana no lo sé, pero hoy quiero decirte todo esto a la cara, una señal, no me hace falta más. Claro que es la una de la mañana y no puedo, pero más trasnocha la luna y nadie le dice nada.

domingo, 22 de diciembre de 2013

'Tómame de los pies a la cabeza porque quiero ser la lava que derrame tu volcán de miel, bésame, tápame la boca con tu boca porque quiero arder'

A un lado el mar y al otro el desierto. O me ahogo o me deshidrato, ¿qué está pasando? ¿y ese clima mediterráneo tan suave y placentero al que estoy acostumbrada? Que me devuelvan todo el rollo de noches cortas y días largos, temperaturas templadas y precipitaciones escasas. Yo nací en la costa y comí arena, que me traigan las costumbres.

'What's worth the fight it's always worth the prize'

Crónicas de madurez, capítulo dos.

-Quedarte mirando su foto no va a solucionar nada, haz algo, tienes que actuar.
-Pero no quiero hacerlo.
-Oh sí, deja de engañarte porque si que quieres.
-Ya, ya sé que quiero, sé perfectamente lo que quiero, pero es que me lo han prohibido.
-¿Quienes?
-Mis amigas, y ellas me conocen mejor que nadie... No quieren que vuelva a pasarlo mal.
-Y tú tampoco quieres pasarlo mal, pero sabes que ahora puedes hablarle, que puedes recuperarlo y puedes volver a tener confianza, sabes que como esperes un poco más puede que se canse. No es esterno, y su paciencia tampoco.
-Pero he sido débil mucho tiempo, ahora es momento de ser fuerte.
-Hablarle no es ser débil, él lo hizo.
-Y no me lo esperaba.
-Factor sorpresa. Ahora te toca a ti. Te comportaste de manera que a él le quedara claro que te ha hecho daño, y sabes quelo viste arrepentido.
-Lo echo de menos, y él lo sabe.
-Claro que lo sabe, y también sabe que te ha costado la vida estar sin hablarle.
-Pero también me conoce, me conoce como pocas personas lo hacen y sabe como tiene que hablarme para que caiga.
-¿Quieres dejar de ser tan retorcida? A lo mejor te echa de menos. A lo mejor solo quiere que lo perdones y poder volver a contarte con guiños que es gilipollas.
-Lo es.
-Lo sabes, lo sé, lo sabemos, pero todps tus amigos lo son, no puedes decirle que no por eso.
-No quiero volver a llorar.
-Él tampoco.
-Pero...
-Nada
-No lo entiendo, lo veo como un niño pequeño, indefenso y sincero.
-¿Qué más quieres?
-Dejar de tener miedo. Necesito tiempo, sé que lo necesito, pero tengo miedo de que ya no esté ahi cuando haya tomado una decisión. Sé que necesito tiempo pero no quiero necesitarlo. Quiero verlo y abrazarlo porque lo he echado de menos...
-¿Y qué te lo impide? ¿el orgullo?
-Yo no tengo de eso.
-¿y bien?
-La voz contraria a ti, esa que en vez de defenderlo lo condena.
-¿Y qué vas a hacer?

Me cuentan que tienes ganas de tormenta, que salen las estrellas y les tienes envidia porque tú también quieres estar fuera toda la noche. Me cuentan que susurras a las nubes para que se enfaden y descarguen su ira sobre los mortales, que has adiestrado a los rayos y caerán; y los truenos moverán montañas. Me cuentan que provocas, que amasas y preparas, que hierves, cueces, fries y enfrias, que planeas maremotos con el parpadear de tus ojos. Que conoces el nombre del viento y lo llamas todas las noches y por eso siento frío cuando me develo y te pienso. Me cuentan que creces, que te escondes y maquillas, que falseas tus piedades y que asi no hay quien te alcance. Me cuentan que vas por delante, o eso crees, que te quedas atrás, o eso crees, y que en un futuro tocarás el cielo, y eso último lo creemos los dos. Me cuentan que me enamoraste y que no salgo ni a pasos fuertes, que corro y no me muevo y que sigues ahí. Me cuentan que, a pesar de todo, tienes ganas de tormenta.

jueves, 19 de diciembre de 2013

"Mírame"

Me gusta la palabra mirar porque refleja lo que más admiro. Me gusta el complejo sentimiento que esconde una mirada y me gusta el parpadeo que las crea. Abordar los ojos de las personas en el día a día es fácil, ¿qué me dices de invadirlos por popa? Un guiño, una mirada con descaro y hasta una que acabe de ser liberada con sed de sangre. La pregunta correcta no es plantearse un por qué, sino un por qué no. La verdad es que una sola mirada basta para matarme y mandarme de cabeza al infierno; y a ver quien me trae de vuelta entonces. Mi mal humor momentaneo, mis rencores, todo lo que me forma a diario, todo está en mis ojos, esos que maldigo cada mañana por no ser un poco menos chocolate, menos café. Mírame a los ojos y escucha; al principio serán marrones sin más, pero se tornarán rojos como el fuego que prende con las horas, y cuando sientas su calor los oirás contarte la historia de mi vida. Ese recuerdo muerto de cuando tenía cinco años, la ilusión de la navidad, mis poesías sin rima ni métrica y los abrazos que he cazado entre mis manos por guardar las formas. Si aún no te has quemado aprenderás a verme sonreir en la seriedad con solo mirarme, eso que a día de hoy no pueden hacer más de cinco personas. Los verás llorar sin derramar una lágrima, bostezar y susurrar, protestar por los de arriba y dormir por los de abajo.

miércoles, 18 de diciembre de 2013

Por favor, deja de intentar pensar con el pene, que no se te da bien.

Te dije que tenía miedo de las alturas y me obligaste a acercarme al borde del mirador, "para enfrentarme al mar" alegaste. Te dije que me agobiaban las cosquillas y me acorralaste haciéndome reir hasta llorar, "para aprender de la risa" dijiste. Te confesé que tenía miedo de perderte y te alejaste; ¿para qué? Esta vez no hay razones, por lo que aparentemente veo. ¿Ha sido por ella? Si ha sido así, dímelo por favor, necesito saber qué ha pasado; tú sabes mejor que nadie la inseguridad que me dio la incertidumbre hace ya nueve meses, y ahora has tenido el valor de causarla. Fantástico, estoy abajo por ti. No era problema tuyo lo que yo sintiera o dejara de sentir, no tenías por qué preocuparte porque no estaba en tu mano, nunca aceptaré que te alejaras por esa razón porque creí que la amistad estaba por encima del resto de problemas. ¿Cuantas veces he acudido a ti cuando estaba en problemas? ¿y viceversa? En todas esas circunstancias el mundo daba igual, solo éramos tú y yo con palabras de razón, de orgullo, de cariño, de completa y absoluta sinceridad. Sin fantasmas ni barreras, sin por qués que fastidiaran la seguridad. Esta vez te has ido, y supongo que para no volver, pero ya no me preocupa porque no te echo de menos y es en parte gracias a ti. Gracias a ver que te doy igual, a haber perdido tu mirada y tus palabras y el derecho a tus secretos, a ver que para ti el perder mi confianza no era nada; gracias a comprobar que para ti un alejamiento sin razón y sin despedida no ha cambiado tus ritmos nocturnos. Yo, que tantas noches me he desvelado pensando en un motivo, en un problema al que darle situación, ¿tanto te dolió que dejara de ser su amiga? ¿tanto, cuando tú tantas veces me has repetido que no debía anteponer a nadie a mí mismo? No te creo. Lo peor es que me has hecho ser egoísta; he cogido miedo a abrirme tanto a una persona en tan poco tiempo, a creer que conozco a alguien y a no tener ni idea en realidad, me has hecho odiar lo que admiraba de ti. Ahora creo en la falsedad con mucha más fuerza; si cerrara los ojos, ¿quien me asegura que en vez de guiarme como estaba segura que habrías hecho hace cuatro meses no me pondrás la zancadilla? Eres como la nieve, helado pero caliente con el tiempo, dañino y doloroso; pero vencible, débil y vulnerable, que te acerquen una chispa y serás agua, líquido y moldeable.

viernes, 6 de diciembre de 2013

Nunca podrás decir que te has cansado de estudiar o estarás llamando directamente a la muerte. Cada paso aprendes algo, hasta al cruzar la calle afianzas ese que aprendiste con apenas un año de vida. En tu mente hay espacio para todo, no intentes jamás cerrarla.
Sé que te agotan mis metáforas, repetitivas y hara redundantes, pero dime qué harías tú si fueras yo y quisieras escribir lo que no entiendes y buscas aprender. Cuando el aire me huele a café sé que una larga noche viene, o una ración de cotilleos en un bar, o una confesión ahogada en sorbos. Por eso cuando el aire huele a café no puedo hacer otra cosa que cerrar los ojos y aprender de lo vivido. Los distintos tonos de rojo me pertenecen en mi cabeza. No puedo, ni quiero, poseerlos, pero cada pequeño matiz es un cambio. Desde ese rojo cuero apagado al rojo pasión más encendido. Y sé que te hago aborrecer el fuego, pero sé que algún día quemaré.

jueves, 5 de diciembre de 2013

Cartas a un bolso

Pobre alma hechizada, no la puja ni el diablo. Mueve su cuerpo como bailando al día a día, persigue sueños y aspira a ser querida; tranquila, yo también quiero que me quieran pero aspiro a ser más mía que de nadie. A repartir mi alma en pedacitos y entregarlos a buen recaudo. Repartirlos todos entre mis amigoa y guardar uno para mí y otro para quien me quiera. Para aquel dispuesto a lidiar mis batallas. Lo guardo porque sé que algún día no tendré que pensar en nada. ¿Qué guardas tú? ¿En cuantas partes has dividido tu alma? La has regalado y ahora le perteneces. Si la rompe, te acabas. El noventa por ciento de mis textos eran suyos, ya era hora de darte tu momento de gloria, ya te toca que te piten los oidos.
Punto y aparte.
Nos veremos en un tiempo.
Ya sabes quien soy.

"Simular suicidios verbales cuando sus voces siempre gritaron bien fuerte. No finjas su muerte"
Siempre me ha gustado dejarlo todo salir y ver como creaba sin ser casi consciente. Leer eso que sé que he escrito porque lo recuerdo pero que no recuerdo haber pensado. Leerme por primera vez. La sensación de entenderme sin llegar a entender por qué justo en ese momento he escrito justamente eso. La armonía conmigo misma de entender cada detalle, tan pocas veces logradas.
Y llegó el momento en que comencé a dejarla caer confiando completa y ciegamente en su capacidad de saltar y salir. Yo lo hacía, ella también podía. Me despisté, ¿qué más puedo decir? Cuando fui a por ella la encontré casi en las manos con aquel tono de voz que tanto le gustaba. No a mí, a mi yo que sale cuando escribe. La encontré inmadura como una niña de primaria y tímida como si fuera nueva en esto. La encontré victimista y encarada contra el mundo. Cuantas veces hizo que moría de amor... Que bonita expresión, lástima que tuviera que ser tan literal. Reconozco que recuperarla no me ha sido fácil, he perjurado varias veces que esta guerra con ella sería eterna y cuando colaborábamos, solo hacíamos palabras. Palabras y nada más. Yo le acorté la correa y ella echó a correr, claro que solo nos salían palabras, cutres y mediocres además. Reconozco que me costó encontrarla cuando se escondió y me declaró la guerra. Reconozco que me costó ser sincera. Reconozco que me costó hacer que volviera. Reconozco que fue lento y costoso. Pero reconozco de la misma manera que ha merecido la pena. ¿Qué haces que no has echado a correr detrás de esos momentos? Nunca entenderé como alguien con metas ha dejado huir a su voz sin siquiera despedirla con una muestra de cariño. No finjas su muerte, está ahí y no quieres reconocer que la has perdido. Una pena que se nos haya hecho tarde.

-A esa luchadora que mira al frente,
que le escribe a la vida y a su gente.
Esa que habla y piensa, y llora y siente cada vez que el sol sale sin su permiso.
A esa-

A veces te mataría.

Otras simplemente querría atarte a una silla y obligarte a ver las cosas pasad sin poder intervenir. Te condenaría al silencio.
"Otras en cambio, te quiero comer. Me estás quitando la vida"

lunes, 2 de diciembre de 2013

"Ojalá tengas 100 hijos, todos como tú"

Si yo fuera tú, lucharía por poder volver a ganar. Lucharía por no perder. Lucharía por recuperar, por poder acarrear con las consecuencias de mis actos en lugar de darles la espalda y sonreirle al otro lado de la vida. Lucharía por ser omnipresente y mantener la retaguardia, por responder a todos los ataques y por ser quien era feliz siendo. Por no perder lo que tanto me costó ganar, por lo que simplemente vino a mi y yo eché a patadas. Lucharía por no sacrificar nada. Por no decepcionar a nadie.
Si yo fuera tú, lucharía contra todo lo que tú luchas, y podría, pero no podría cargar con el peso en los hombros de saber que si tú fueras yo no podrías con el mundo. Lucharía por la verdad, por la dignidad, por la sinceridad y la valentía que nunca has tenido pero que un momento fingiste tener. Si yo fuera tú, me habría despedido antes de irme, porque siempre me han enseñado que antes de salir de un sitio se dice 'adios'. Me debes una explicación, y si fuera tú me la habría dado. Valoraría como oro lo que me queda, y lo que tuve a pesar de despreciarlo. Algún día me echarás de menos, lo sé, y cuando quieras saber qué es de mi aunque solo sea por curiosidad, podrás encontrarme. Y me verás. Y cuando recuerdes lo amigos que fuimos no podrás acabar la historia porque cerraste el libro sin final y me obligaste a grabarlo a escondidas. Te sentirás frustrado al ver con claridad como acabó todo y no te diste cuenta. Y si sí que te has dado cuenta, te arrepentirás de no haber sido eso que esperas. Puede que nunca llegues a necesitarme, no estoy diciendo eso, pero te acordarás de mi, al volver del trabajo, al salir de un examen o en medio de un viaje; igual que puede que yo te recuerde. Pero te recordaré sabiendo que si yo hubiera podido ser tú, no me habría decepcionado.

domingo, 1 de diciembre de 2013

Pa'lante, como los de Alicante

La cabeza alta, no entres a su juego. Eres una guerrera, se espera que seas madura. ¿Qué tal las notas? Si son inferiores a una media de 8, algo va mal, pero hay tiempo de corregirlo. ¿Eso que oigo es una queja? ¡silencio he dicho! Acállala sea como sea, se espera que aguantes todo lo que venga. ¿Acaso no ves que te están probando? Solo te ponen a prueba, tienes que superarlas todas, es lo que se espera. Péinate anda, la coleta no te favorece, dibuja una línea en tu ojo y tapa las imperfecciones, las señoritas siempre van presentables. Un momento, ¿como señorita? ¡tienes que ser tú misma! No, pero arréglate y camina erguida. Ah, y no hables mal, ni expreses gusto por la música catalogada como 'ruido'. Tienes amigos en tu familia, tus padres van a estar ahí si los necesitas, pero procura no necesitarlos por si acaso. Trabaja esos modales. Y esa redacción. Y ese orden. Más. Más. Sigue estando imperfecto, ¿no lo ves? Es que no sirves para nada, como no empieces a hacer las cosas BIEN no vas a llegar a ningún lado. Ahora mismo no te mereces nada, ni el aire que respiras; o cambias o desapareces.
Tienes que saber que hoy en día la capacidad de debate es primordial, pero no te atrevas a usarla, nunca llevas la razón. No, nunca. Eres una egoísta, lo siento pero no vales nada como persona. ¿Aunque eres maravillosa eh? Le diré a todo el mundo que eres la mejor, porque la imagen que tengan de ti es la única que vale.
Empieza a forjarte un futuro. Necesitan que seas lo que tienes que ser a cada momento, siempre lo que falta. Se espera que cubras las carencias. Estudia lo que quieras, vive como deseas y sé feliz. No, pero vamos a ver, no a tu manera, sé independiente y feliz, sí, pero estudiando medicina y haciendolo todo como mamá te ha enseñado. Te perdonan que no seas médico porque la rama que has elegido también les hará sentirse orgullosos, pero reprime esas ganas de vencer. Luchas por sobrevivir, porque te repito que eres una guerrera, fuerte y cortante como un cuchillo pero delicada como las alas de una mariposa.
Déjate de juegos. Has perdido amigos y momentos con tus padres y aquí sigues, en el pie del cañón; ya no hay camino ni oportunidad para dar la vuelta.

"Tú siempre en tu trono; yo siempre en la trena"

Insensato, cuando des media vuelta no te asustes de ver lo desolado que lo has dejado todo. Te advierto, porque aun me queda fe en lo que un día fue arte. Girarás, y esa media vuelta será la misma que me dabas cuando bailábamos, o al menos lo será en esencia. La misma media vuelta que dabas para ignorarte y escucharme en silencio; mentías muy mal. Siempre dando medias vueltas y nunca una entera. Me preguntabas si realmente era una guerrera y si estaría dispuesta a librar una guerra de indepencia. Ya sabes mi respuesta, lo he dicho muchas veces. Tú, en idea, en esencia, en materia, en la niebla. Me dijeron nosequé de la poesía difusa y, caramba, empecé a rimar palabras. Que sí, que atardece y amanece, y anochece y tu lo ves, y yo lo veo, pero tu todo lo evitas, segundo a segundo, rodeo a rodeo. Poco a poco, siempre en la sombra, te mueves de una manera tan sútil que te mataría y aun asi, tu lo esquivarías. A pasos pesados, lentos esta vez, creo qu ya no puedes más, que los hombros se te van a caer de tanto llevarlos en alto. 'Reflexivo, la acción recae eobre el individuo' Y TANTO QUE RECAE. Crees que te comes la cabeza y en realidad te estás comiendo por dentro, te consumes más rápido que un cigarro y hueles aun peor. La carga de estar vacío te va a partir en dos como no dejes de engañarte. La plenitud es un motor, no un objetivo. Y tus maneras... Bueno, más que incorrectas cabría juzgarlas de insatisfactorias. Que repugnante tiene que ser ir en contra de tus ideales por seguir al viento, que nunca va a parar a recogerte. Te dijeron que hay que tener amigos hasta en el infierno y te hiciste amigo del diablo. Ahora que lo has traicionado sufrirás el poder del fuego. Y cuando ardas, verás que las llamas son rojas.