.

.

viernes, 6 de diciembre de 2013

Nunca podrás decir que te has cansado de estudiar o estarás llamando directamente a la muerte. Cada paso aprendes algo, hasta al cruzar la calle afianzas ese que aprendiste con apenas un año de vida. En tu mente hay espacio para todo, no intentes jamás cerrarla.
Sé que te agotan mis metáforas, repetitivas y hara redundantes, pero dime qué harías tú si fueras yo y quisieras escribir lo que no entiendes y buscas aprender. Cuando el aire me huele a café sé que una larga noche viene, o una ración de cotilleos en un bar, o una confesión ahogada en sorbos. Por eso cuando el aire huele a café no puedo hacer otra cosa que cerrar los ojos y aprender de lo vivido. Los distintos tonos de rojo me pertenecen en mi cabeza. No puedo, ni quiero, poseerlos, pero cada pequeño matiz es un cambio. Desde ese rojo cuero apagado al rojo pasión más encendido. Y sé que te hago aborrecer el fuego, pero sé que algún día quemaré.

No hay comentarios:

Publicar un comentario