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lunes, 30 de diciembre de 2013

Me niego a estar y reivindico el ser.

Me niego a pasear por pasear, a caminar por París de la mano de alguien. Que no, que me enfrento a los enamorados que se desenamoran y al ambiente tan cargado de emoción; "la ciudad de l'amour" en la que caminaré sin nadie a mi lado, pero no sola, siempre llevo encima lo que soy y lo que no como la cola de un vestido de novia.
Esta noche me niego a los brazos que no arropen, e invoco al sentimiento que nos falta. Nos, no me. Me niego a un yo y a un tú y a un él y a un ella, esta noche somos un nos. Lucho contra los consejos que se quedan cojos y no dicen nada y por las frases de ánimo más simples y sinceras.
Esta noche paso de estar guapa, y de serlo, y de las que lo son; paso del 'lo eres a tu manera' y todos sus primos hermanos, paso de los "soy" y los "estoy" a los "me siento". También paso de sentirme en el ámbito de ser, y de estar y no sentir, de estar ausente, de sentir estando lejos, de ser sin serlo, de siendo un ser que no es; paso de no ser algo que no sea lo que soy, del "sé tu misma" y de todos los que adornan.
Me niego a bailar sin saltar y a moverme sin ritmo, sin música. Que me saquen toda la sangre del cuerpo y me envasen al vacío, que no dejen ni una gota en mí que me delate, que me supuren y me maten, que entre humanos no me gusta vivir. Quiero que me canten, a mí, que no deje el viento de soplar cuando yo eche a correr a la quinta dimensión donde se crea lo que pensamos por las noches; que descuelguen todos los ascensores porque me vuelven loca, literalmente.
Bah, me niego a contradecir, a negar y a debatir. Claro que quiero luchar, pero me niego a defender mis ojos cuando tú nunca vas a poder ver lo mismo que yo como yo y porque yo nunca voy a poder mirar con los tuyos. Mi verdad es solo mía, pero la tengo en plazo de alquiler porque me niego a meterme en temas que no comprendo.

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