.

.

viernes, 27 de diciembre de 2013

Me hice hueco hincando los codos hasta construir mis castillito grano a grano, junté un poco de orgullo de aquí y de allá, hasta pedí a mis amigos un poco prestado del suyo, y logré levantar unas escaleras hasta las estrellas, hasta donde nada me hiciera daño. Los comentarios eran soberbios, las intencionas malas, y el equilibrio entre los cortes y la ironía, perfecto. Llegué a una técnica que hasta tú habrías admirado si no hubieras sido tú en esa situación. Ahora el orgullo ha quedado reducido a polvo, dime como devuelvo el que me dejaron. Como vuelvo a subir sin escaleras, sin ayuda de ningún tipo (que no aceptaría aunque me la ofrecieran). Es increible lo fácil que te ha sido volver a llevarme a tu terreno, volverme frágil como el cristal. No puedes borrar el tiempo, y no lo has hecho, pero has borrado sus estragos, es impresionante. A cada día que pasa desde que tuviste esa gran idea me siento más pequeña y me parece que otra vez vuelvo a ser yo la que se echará a luchar porque la impaciencia me está matando y no sé como frenarla; que voy sin rumbo y de hoyo en hoyo, dando palos de ciega y rompiendo todo aquello a lo que me acerco. No sé que hacer, ni que sentir, ni que creer, ni que aceptar. No sé como avanzar, como decidir, ni de donde sacar el valor. No sé de donde obtener el instinto suicida para meterme tan de lleno como necesito; que palabras elegir para no parecer cobarde. Antes podía agarrarme a ese clavo ardiendo, podía consolarme, pero tenías que echar agua y dejarme sin recursos. Nunca diré nada con más rabia, pero ni te imaginas lo que te he echado de menos, aun cuando aun no te habías ido. Estoy perdiendo la cabeza, estoy segura, pero necesito elegir, necesito... quiero... Sé. Se me cuelan esos acentos invertidos en las palabras en medio de todos mis intentos de no insultar a las palabras y me acuerdo de ti, y me río, y hasta hace nada dejaba de reirme sabiendo que estaba perfectamente bien; ahora no ne puedo reir, me da miedo caer otra vez. Me costó demasiado empezar a salir, aun cuando le dije a todo el mundo, incluido a ti, que ya estaba fuera. Pasito a pasito, golpe a golpe, entre un par de personas más y yo nos llevaremos este secreto a la tumba, pero ya estaba casi fuera, me faltaba muy poquito. A pesar de haber visto y haber oido todo lo que he visto y oido, estaba casi fuera, pero aun dentro. Y te has asomado, me has pisado los dedos y estoy abajo otra vez, casi al fondo. Espero que la clave esté en ese 'casi' para empezar a subir otra vez.
Mañana no lo sé, pero hoy quiero decirte todo esto a la cara, una señal, no me hace falta más. Claro que es la una de la mañana y no puedo, pero más trasnocha la luna y nadie le dice nada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario