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domingo, 22 de diciembre de 2013

Crónicas de madurez, capítulo dos.

-Quedarte mirando su foto no va a solucionar nada, haz algo, tienes que actuar.
-Pero no quiero hacerlo.
-Oh sí, deja de engañarte porque si que quieres.
-Ya, ya sé que quiero, sé perfectamente lo que quiero, pero es que me lo han prohibido.
-¿Quienes?
-Mis amigas, y ellas me conocen mejor que nadie... No quieren que vuelva a pasarlo mal.
-Y tú tampoco quieres pasarlo mal, pero sabes que ahora puedes hablarle, que puedes recuperarlo y puedes volver a tener confianza, sabes que como esperes un poco más puede que se canse. No es esterno, y su paciencia tampoco.
-Pero he sido débil mucho tiempo, ahora es momento de ser fuerte.
-Hablarle no es ser débil, él lo hizo.
-Y no me lo esperaba.
-Factor sorpresa. Ahora te toca a ti. Te comportaste de manera que a él le quedara claro que te ha hecho daño, y sabes quelo viste arrepentido.
-Lo echo de menos, y él lo sabe.
-Claro que lo sabe, y también sabe que te ha costado la vida estar sin hablarle.
-Pero también me conoce, me conoce como pocas personas lo hacen y sabe como tiene que hablarme para que caiga.
-¿Quieres dejar de ser tan retorcida? A lo mejor te echa de menos. A lo mejor solo quiere que lo perdones y poder volver a contarte con guiños que es gilipollas.
-Lo es.
-Lo sabes, lo sé, lo sabemos, pero todps tus amigos lo son, no puedes decirle que no por eso.
-No quiero volver a llorar.
-Él tampoco.
-Pero...
-Nada
-No lo entiendo, lo veo como un niño pequeño, indefenso y sincero.
-¿Qué más quieres?
-Dejar de tener miedo. Necesito tiempo, sé que lo necesito, pero tengo miedo de que ya no esté ahi cuando haya tomado una decisión. Sé que necesito tiempo pero no quiero necesitarlo. Quiero verlo y abrazarlo porque lo he echado de menos...
-¿Y qué te lo impide? ¿el orgullo?
-Yo no tengo de eso.
-¿y bien?
-La voz contraria a ti, esa que en vez de defenderlo lo condena.
-¿Y qué vas a hacer?

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