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jueves, 5 de diciembre de 2013

Cartas a un bolso

Pobre alma hechizada, no la puja ni el diablo. Mueve su cuerpo como bailando al día a día, persigue sueños y aspira a ser querida; tranquila, yo también quiero que me quieran pero aspiro a ser más mía que de nadie. A repartir mi alma en pedacitos y entregarlos a buen recaudo. Repartirlos todos entre mis amigoa y guardar uno para mí y otro para quien me quiera. Para aquel dispuesto a lidiar mis batallas. Lo guardo porque sé que algún día no tendré que pensar en nada. ¿Qué guardas tú? ¿En cuantas partes has dividido tu alma? La has regalado y ahora le perteneces. Si la rompe, te acabas. El noventa por ciento de mis textos eran suyos, ya era hora de darte tu momento de gloria, ya te toca que te piten los oidos.
Punto y aparte.
Nos veremos en un tiempo.
Ya sabes quien soy.

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