.

.

domingo, 3 de enero de 2016

No quiero una explicación, ningún por qué que solo traería más quebraderos. Solo quiero saber si es seguro, porque si de veras lo estas, ¿dónde me deja eso a mí?  Y peor aún, ¿dónde deja eso a todo mi esfuerzo? No es fácil, lo hago con gusto y siempre seguiré haciéndolo así, pero es tarea ardua; tú eres la más ardua tarea.
He creado en mi mente -en todo mi mundo de papel y tinta- un pedacito, un rincón dedicado a todas las medallas que gano contigo. Cada reconocimiento, muestra de orgullo o mejoría, cada pequeño signo de cariño; supongo que sí que soy un poco infantil, pero me encantan todas esas prqueñas cosas que dosificadas son el cielo y mejor que ningún paraíso de libro. Sea como sea, he reservado un pequeño hueco en el que cuelgo con orgullo todo lo que gano, todo lo que significa ser yo contigo. Y no es que quiera presumir de ello -lo tengo tan escondido que jamás podrías encontrarlo, ni tú ni nadie-, pero no es agradable que condecores a quien no lo merece, a quien ve las batallas desde el palco. Yo no quiero ningún palco, no quiero escudos ni armaduras, ni arma alguna con la que poderme defender, estoy bien en la primera línea, pero coja de confianza y manca de silencios, quiero todas mis medallas en mi pared. Y no es que las quiera por el hecho de querer, las quiero porque si existen, me corresponden.
Y si consideras que son de cualquier otro soldado, que al menos sea de raso; la burguesía deriva de los hipócritas.
Que venga a luchar mis batallas. A escuchar oído al suelo cada paso, y que se desvele maquinando. Que venga y que construya, porque destruir está "mal visto", y que luego recoja todos sus anillos y cuide bien sus manos, porque cuando se camina por tus desiertos no hay nadie que te asista.
Y dile a todo el mundo que esto no es una exigencia, es un grito al intentar ser hasta tus manos para evitarte las heridas y no poder desatarte la venda que te anuda los ojos y la garganta; una súplica ante la necesidad de que veas que yo lucho porque tú eres una de mis causas, y me sobra todo lo demás.

No hay comentarios:

Publicar un comentario