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viernes, 18 de enero de 2013

Y ahora vete.

No se si alguien lo entenderá, pero intentaré explicarme lo mejor que sé, lo mejor que las palabras que conozco me permitan.
Snape amó siempre a Lilly porque ella supo ver lo bueno en él. Lo mucho o poco que hubiera de bueno en Severus, Lilly lo vió. Lilly lo miraba a lo ojos, esos oscuros ojos negros como la más profunda oscuridad, y veía a través de él. Nunca se fijó en su pelo grasiento ni en su nariz ganchuda tantas veces mencionados, Lilly estaba enamorándose de Snape, de sus palabras y sus sonrisas cuando llegó James y sacó lo peor de él. En ese justo momento, cuando la parte de Snape que era tan oscura como sus ojos afloró, Lilly se asustó. Y fue a parar a los brazos de James. Severus nunca dejó de amarla. Nunca. Y eso es verdaderamente heroico.

Y yo no soy el segundo plato de nadie.

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