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domingo, 4 de mayo de 2014

I'm learning how to live life on my own

A lo mejor es una falta de respeto abusar de la prosa, y del verso y de todos los recursos literarios que algún día alguien con complejo de poeta barroco inventó, y sería mentir si dijera que no me importa (porque respeto las palabras y sus técnicas más que a nada) pero lo haré de todas maneras, aceptaré mi pena con gusto si es el precio a pagar.
Me muevo como las letras, sin un fin y sin saber quien se me va a pegar al lado, y a la vez parte de un todo, con un objetivo fijo e inmutable. La plenitud no existe, es solo un farol que solemos adornar con los clásicos que todo el mundo conoce: los "y solo cuando..." y los "créeme que entonces juro por los vientos que...". Tengo el tiempo dividido y optimizado, y en las respiraciones que me he guardado para hacer textos me he impuesto la necesidad de hacerlo de forma pura y sin adornos, me he propuesto volver al "escribir por el placer de escribir" y nada más, sin más sentidos ni tergiversaciones. Solo eso. Los minutos que se unen en horas como se unen los fosfatos a las adeninas son solo mediadores en el espacio en el que habito, y como tales no tienen más función que la de apresurarme y empujarme poco a poco, ser esa mano que, aunque cueste reconocer, todos necesitamos. Me construyo sobre los ideales que me forman, y así sucesivamente entro en el ciclo de mis días, comprimiendo algunos tiempos y expandiendo otros hasta sacar 25 horas. Hay quien dirá que exagero, que tanto estudiar me va a acabar volviendo loca como le pasó a Don Quijote, y para ellos no hay respuesta. Solo pienso que los malos humores, los despertares, las noches que más que noches son siestas... Todo, todo merece la pena si al final has adquirido armas. Cuando era más joven solían decirme que mis estudios serían mi preparación para la guerra de la vida, y creo que ahora sé que no se referían a ganar dinero y sobrevivir. Al fin y al cabo, voy a pasar la mayor parte de ella con un papel bajo los dedos, y ya estoy segura que no pararé hasta saber que no es sangre sino tinta lo que fluye, asi que mejor te dejas de mentiras y de juegos y me cedes el honor, que mis semanas son mías le pese a quien le pese.

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