.

.

martes, 28 de enero de 2014

Celui-lá ne mérite pas d'être sur térre.

Se nos pasan los días, así, hablando, uno a uno, hablando, noche tras noche y mañana tras mañana, hablando. Sin prisa, sin tensiones, ligero, poco a poco. Porque al fin y al cabo así es como se hacen las cosas, despacio y sin miedo, con cautela, como caminar por la orilla de la playa. A cada momento más desnudos de palabras, porque ya no las necesitamos para tener calor; recorriendo esa curva mortal y atacando por no ser matado, siempre al natural. Sé que no tengo que forzar nada porque es fácil, porque hablando se nos van los días, y vienen otros, y nacen desesperados los domingos que se acaban porque después el lunes nos dará asco, pero serás la primera persona con la que hable; y asi la mierda es menos mala.
Pueden decir que tal, que cual, pero hablando se entiende la gente y hablando es como funcionamos.
Las palabras inducen a error, sin embargo de tanto hablar deducimos el contexto y a estas alturas ya no fallamos, ni hay error posible; ¿como encubrir el misterio si con solo mirar arriba se ve el mar? No me hace falta hablar, pero poco a poco, avanzamos, hablando. No hay malinterpretaciones porque de hablar aprendes a prevenir, y a guardarte de no equivocarte, y al final bajas la guardia con la seguridad de que no hay daga que rompa el entendimiento, porque a base de hablar hemos aprendido a esquivarlas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario