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miércoles, 13 de agosto de 2014

A veces, por momentos, hay pensamientos que te hacen pensar que te da igual que nadie te quiera porque no quieres el amor de nadie. No quieres que te entiendan, ni te consuelen, ni que intenten ayudarte, y todo porque sabes que nadie puede, solo tú mismo.
Ya no quiero el cariño diario y parental de un hogar, este ya no es mi hogar.
No quiero, corazón cobarde, que respires antes de hundirte, quiero que sueltes todo el aire justo cuando toques fondo y te abandones, y quiero que dejes de suplicar.
No quiero ser ese one and only, ni el primer buenos días, que al final siempre lo estropeo como los niños pequeños rompen sus juguetes favoritos.

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