.

.

domingo, 16 de marzo de 2014

Ebrios de lúceros

Ahora es cuando todo va extremadamente bien, o extremadamente mal, depende de si eres un loco o un suicida.
Ya me haces escribir.
Tardes que me saben a ti, domingos calados porque están llenos hasta las trancas de minutos que se dilatan por sacar tiempo de donde no lo hay, pero se saca. Lunes cansados y ansiosos por descansos entre párrafos que entran de memoria; martes imposibles entre trabajo y clases particulares (dadas por un lado y recibidas por el otro) donde ni maestros ni alumnos coinciden, porque no sería posible. Miércoles cortos entre las cinco y las siete, y jueves gemelos a los martes. Viernes semieternos y tardíos, nocturnos pero compensantes. Sábados benditos, benditos sábados enteros, y volvemos a empezar. No vamos como deberíamos, ni como recomiendan, ni del derecho ni del revés; vamos. Y ya está. ¿Y para que complementar una frase tan simple? Luego nos liamos al analizarla, asi que mejor la dejamos así y hacemos una estructura oracional perfecta mientras me tumbo a tu lado y te escucho.
"Me siento desnuda", pero aunque vaya vestida, ¿cómo iba a esconderge algo si a veces parece hasta que me lees la mente? Sé que me entiendes aunque tú no lo entiendas, y sé que lo sabes aunque no sepas decirlo.
He de decir que ese miedo que me invade y me corroe cada vez que empiezo a sentie sería mortal si no fueras tú, pero lo has aplacado en el segundo asalto, y ya no acecha, ni me molesta, ni me quita el sueño, y supongo que te estaré agradecida siempre por ser el primero en hacer eso.
Dicen que esto es raro, que se veía venir pero que nadie esperaba que luego nos mojaran las horas, pero y a mi qué más me da.
Yo me siento ómoda, y que vengan las nubes si tienen que venir porque estoy agusto, y, chulo, que agusto se está cuando se está agusto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario