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domingo, 28 de septiembre de 2014

All about that bass

Yo era joven, ¿qué puedo decir? No, espera, no quiero excusarme, es una decisión que en algún momento me pareció la mejor, y eso es motivo suficiente. Supongo que si esa era la mejor el resto tampoco debían ser muy buenas, pero ahora da igual. ¿Qué más da? Mira, no me comas la cabeza que bastante me la rallo yo intentando limar las esquinas; yo la quiero esférica y convexa, pero las malditas palabras no dejan de rebotar y desgastarla. Ellas se redondean como se redondean las piedrecitas planas del río que llegan al mar, las pule la erosión de mi mente con cada choque de ideas; y golpe a golpe se me hace vieja la musa, la inspiración y toda la tropa. Es que no lo entiendes, hoy por la ventana se me han escapado tres palabras, y maldita sea me he quedado en blanco, más blanco que los gatos que se camuflan en la nieve. "¿Qué ventana?" te preguntarás; verás, tengo un par de recovecos secretos entre la esfingomielina del cerebro que comunican con la boca, y a veces cuando suspiro se me escapan los secretos en silencio, las ideas por el aire sucio de mis pulmones. Las palabras bonitas solo se me pierden cuando hace tanto frío que echamos vaho en las respiraciones, es que el frío me pone tonta aunque no me guste nada. Hay que ver, siempre me voy del tema, ¿qué te estaba contando? Mira, da igual, fuera lo que fuera no iba a conseguir explicarme, mejor deja que se funda en mi mente y se muera en mi boca antes de salir, porque como la abra y lo suelte va a ir por ahí asesinando corazones y no estamos como para purgas.

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