.

.

jueves, 24 de diciembre de 2015

No llego a imaginar cuáles serán tus islas.
Diría que una de ellas es la honradez.
Me gustaría pensar que otra soy yo.
Y sé que puedo decir que otra es el sacrificio.

Te debo las memorias, todas mis crónicas de madurez que maquillan que en el fondo no sé nada, no tengo nada que enseñarte; y poco queda que puedas aprender de mi. No me tengas nunca como un espejo, tú eres la mejor versión de mí que hay en todo aquello en lo que pudieras querer seguirme.

¿Sabes? En cierta medida escribo para ti. No pretendo darte ninguna lección, pero soy tu mayor fan en la vida y necesito sentir que algún día podrás entenderme.
Al infierno las medidas, yo escribo para ti.
Yp creo para ti, y creo en ti.
Creo en ti, en todos tus fantasmas y creo en todo lo que quieres ser. Creo en mirarte desde abajo y protegerte aunque llegues a ser más grande que yo.
Creo en tu corazón y en tu pecho aún pequeño, y creo en todo todo todo lo que imaginas y compartes.

Por encima de todo y de todos, yo estoy orgullosa de ti. Mírate, eres tandiferente a todos que me cuesta buscar lo que nos une.
Te debo esfuerzos, y me gustaría contarte que, a pesar de todo, algún día podrás mirar atrás. No habrá tópicos que valgan, pero cuando recuerdes y hurgues en lo viejo, pásame como las páginas de los libros que finges leer para que mamá te deje tranquilo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario