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martes, 8 de diciembre de 2015

Me lo debes

Son cosas que me debes solo a mí, pero me las debes al fin y al cabo.
Me debes tardes cortas, noches largas y amaneceres bonitos, y me debes esa paz que tantas veces te he cedido. Me debes ese aura que emanas de forma natural.
Me debes más abrazos de los que me vas a poder dar nunca -tu natursleza te lo impide- y me debes más caricias de las que tus falanges te permiten en libertad de movimiento, y se quedan en el aire. Hablando de aire , me debes más respiraciones cargadas de gases irrespirables, me debes alvéolos contaminados y partículas que tengan que ser barrridas oor cilios, me debes vivir intensamente. Me debes más besos de los que me has dado, me debes en especial ese que se esconde en tu comisura derecha cuando sonríes y se que he hecho algo bien; y me debes más verdad que realidad. Sinceridad, me debes dolor y me debes tanto que nunca saldremos de esta deuda.
Me debes tiempo, tiempo para mí y ser yo como soy contigo, y me debes dejar que te mire de reojo sin que te des cuenta más a menudo, porque en esa cara de concentración se esconden más secretos que en la ciencia. Me debes un vistazo, dejar que te mire como miro al microscopio, y me debes más detalles que los que tienen tus pupilas en su límite con el iris. Me debes todos esos tonos y me debes la nubleza de la mirada taciturna que adoptas.
Me debes ser tú, y ser yo, y me debes un plural eterno que lleva demasiado tiempo en formación y en acción. Me debes la causa, y me debes el efecto. Me debes más letras de las que jamás me vas a escribir, me debes más de las que incluso yo te voy a dedicar, pero nos debemos ritmo, y nos debemos complicidad.
Nos debemos la música que somos cuando lo hacemos bien. Porque cusndo lo hacemos bien, joder qué bien lo hacemos.

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