.

.

jueves, 9 de abril de 2015

A mi yo de ayer, lo siento si no soy lo que quisiste ser.

A mi primer yo, a mi primera huella, mi primer resquicio de conciencia; permíteme adelantarte que no vas a ser profesora, y tampoco se va acabar el mundo si suspendes ese examen de conocimiento del mundo. Ten paciencia, algún día entenderás que hay lagunas mucho mayores que confundir las fases de la luna, algún día tus dolores dependerán de ella más de lo que hoy te imaginas. No hagas caso a lo que te dicen, a nada de lo que te dicen. Hoy eres la más alta de todas, pero cuando crezcas habrá gente que te alcance y te supere, no siempre vas a mirar a todo el mundo desde arriba. No hagas caso tampoco a esos comentarios que solo buscan herirte, por ese lado tienes que dejar de mirarlos a todos desde abajo. Tu físico debería ser ahora el menor de tus problemas, así que olvida todo lo que te repiten día tras día, porque se cansarán.
A la evolución de aquello que un día fui le diría que se deje llevar, que ahora que las ciencias comienzan a atraerle no se agobie; algún día descubrirás que quieres ser, y te aseguro que lo vamos a lograr. Mi querido yo de doce años, relájate. Deja de presionarte, sé que nada ha parado aun y que todo parece estar en auge, pero esos que hoy te insultan serán en un futuro aquellos que menos te importarán. Olvídate de ese rubio, en el presente actual está muy perdido, y aunque no lo imagines, solo quiere reirse de ti; aléjate de los que se acercan a ti con malas intenciones. Pronto te pondrán el aparato, y te darás cuenta de que esos dolores de cabeza son fácilmente solucionables con unas gafas. No te odies por darte cuenta de todo eso a la vez, en un año y medio tendrás una boca perfecta y acabarás por ver que tus labios son una de las cosas que más te gustan (y prepárate para el rojo).
Querida yo de catorce años, necesito que sepas que tú y tu sombra del siguiente año, y del siguiente, sois la causa del yo que soy hoy. Necesito que sepas también que eres la más fuerte de todas, y que tú puedes con todo lo que venga; porque te digo que lo que está por venir hasta que te gradúes va a ser duro. Prepárate para tu primer no, el más serio y el peor hasta ahora, prepárate para descubrir lo que el mundo quiere que seas, lo que la sociedad espera que seas. Antes de nada, tú no eres eso. No eres una de esas mujeres que anuncian, así que, por favor, no llores delante del espejo, ni se te ocurra dejar que esa idea que sé que tienes ahora mismo en la cabeza tome más forma. ¿Me oyes? No, esa no es la solución, así que haznos un favor y no lo hagas, porque cuando en unos años vuelvas a pensar en esa opción, de repente lo verás todo mucho menos claro y caerás en la tentación de hacer alguna tontería. Conforme vaya pasando el tiempo te acostumbrarás a llevar gafas, así deja a un lado la idea de que no te quedan bien porque te dan un toque intelectual increíble; como tú. Escúchame bien, ahora mismo eres increíble, y te repito que una de las versiones más fuerte de nosotras mismas, asi que sigue adelante con cada proyecto que te propongas. Sé que ahora mismo cada crítica te parece un mundo, pero dentro de un tiempo dejarás que todo pase, y aunque siempre vas a tener clavado lo que te dicen, poco a poco te dolerá menos. Sé que puedo parecerte pesada, pero no sé como hacerte ver que ninguna niña de quince años debería esperar parecerse a una de veinte.
Ahora que has salido del colegio y todas esas veces que se han reído de ti te parecen lejanas, lo que quiero es advertirte que el mundo que te espera no es mucho mejor. Siento parecerte pesimista, pero créeme que en ese momento yo habría preferido que alguien me diera esta dosis de verdad. La gente que conozcas, lleva cuidado, muy poca gente se quedará contigo aparte de la que ya arrastras. Empieza a valorar de verdad a esa gente que te ha acompañado hasta ahora, y por favor, dile a Tamara que se aleje de ese tal Pedro. Cuida bien a tus amigos, pues cuando crezcas no tendrás palabras suficientes para agradecerles toda esa vida que llevais compartiendo.
Tengo poco que advertirte a ti; espero que sepas que esta vez te hablo de ti, de cerca y al oido, y que no le hablo a ningún otro rastro de nosotras. Tienes que parar de hacer eso, de verdad, tienes que dejar de odiarte, de echarte en cara todas esas cosas y, más que nada, tienes que dejar de repetirte que nunca vas a ser suficiente; porque ya me lo repito yo por todas vosotras. Óyeme, ahora te sientes más pequeña -y más grande- que el resto, y lo sé, pero es de vital importancia que te levantes y dejes de llorar por las noches como una niña, que te duches y lo olvides todo, y mañana vayas a clase como si nada. Y, más que nada, que no vuelvas a hacerlo.Confío en ti, no me falles; y deja de presionarte.
Nos vemos en poco menos de dos años, procura mantener lo poco de esencia que ya posees, y aprende a respetarte un poco más. Recuerda, la normalidad es la mejor daga, así que improvísala lo mejor que puedas y que nadie vea.

No hay comentarios:

Publicar un comentario