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miércoles, 4 de noviembre de 2015

Me gustaría que simplemente cerraras los ojos y escucharas lo que te tengo que decir. Sea mucho o sea poco, que dejaras a la subjetividad volar y solo juzgaras la duración , y nada más; sin ir más allá que el eco de lo que pudiera o pudiese contarte y lo que todo eso podría calar. Que dejaras que todo tu mundo se balanceara y supieras mantener el equilibrio, porque cuando el mío se viene abajo, me gustaría que cerraras los ojos y escucharas.
Ahí no te pediría la opinión que tanto odias darme, solo necesitaría que me escuchases y te dejaras envolver por el aire bohemio al que huele la desesperación. Y es que al fin y al cabo los ideales son humo, y cuando no nos queden ni cenizas querrás prender, prender a base de llamas imaginarias todo otra vez; pero no nos quedará carbón, ni hogazas ni paja.

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