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martes, 10 de septiembre de 2013

It was the heat of the moment

Había una vez un 'había una vez' sin historia; una ciudad sumida en la desesperación causado por la borrachera de esperanza, ojos vendados, cintas de seda, locuras disfrazadas de cordura, un sí permanente a las negaciones de los de arriba. Demasiada confianza en la suerte cuando el azar no existe, Dios no juega a los dados. Un dios en el que muy pocos creen y al cual se agarran con los ojos cerrados, ¿qué poder tienes realmente cuando solo acuden a ti los más hipócritas? Un destino, el karma, cuentos sin contar e infancias cada vez más cortas. Buscan oro en las afueras sin parar mirar alrededor; todos son diamantes en bruto y sin pulir. La rutina se ha perdido en sí misma y ya no se reconoce ni en el trabajo, la gente anda confusa y ya no hay verano ni calor.
Y en una esquina la revolución. Han crecido y han corrido, ahora quieren ir más allá y volar. Les repiten que no tienen alas y que sus pies nunca se separarán del suelo más de 2 segundos sin ayuda de algún objeto y se lo tomaron al pie de la letra. Cerraron los ojos y volaron, imaginaron, crearon; sed de libertad, impaciencia, un soplo de esperanza en medio de un viento de engaño. En ellos no hay mentiras, en ellos no hay ni una sola buena intención, en ellos no ha palabras de sabiduría. En ellos hay historias, planes e ideas, pensamientos y sentimientos camuflados en frases zalameras. La fuerza de un puño en sus lenguas, aunque les taparan la boca seguirían gritando. El calor del momento hará que todo estalle y nadie podrá pararlos.

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