.

.

domingo, 15 de septiembre de 2013

Estaba pensando en escribirte una canción, pero no me sale

Ningún ritmo encaja con tu andar y ninguna letra podría hacerte justicia. Siempre como una llamada de socorro has estado ahí, sexy a rabiar, rabiando hasta matar. Nunca imaginé que llegara a tener la necesidad de escribirte palabras como estas, pero cuando más débil y pequeña te sientes es cuando más fuerza me transmites.
Cuando éramos enanas, siempre has sido tú la valiente; en tu piscina con ocho añitos siempre eras tú la que nunca tenía miedo a nada, la que se capuzaba conmigo cuando se acercaba una abeja y la que me decía que con ella podía estar tranquila. Y siempre lo he estado desde ese momento. La mejor filosofía de vida, la tuya. Tus sonrisas contagiosas, tus frases siempre inoportunas. La persona que más veces me ha visto llorar, la que con 3 años le decía a su madre que la esperara detrás de la palmera en el colegio. Siempre has sido tan misteriosa... Me costó aprender a descifrar tus palabras hasta que aprendí que tus mejores 'te quiero' van en miradas.
¿En qué momento has dejado que te enamoren? Pequeña, te advertí que sufrirías y te prometí que lo haría contigo. He juntado todos los golpes que nos hemos dado juntas y he descubierto que hemos pasado más tiempo en el suelo que en la cima; por eso ahora toca volar. ¿Acaso no ves lo tremendamente impresionante que eres? Deja que te juzguen y huye cuando sientas que te ahogan, yo estaré en ese lugar en el que tanto hemos llorado. Me llevaré alcohol para echarte en las heridas como cuando éramos pequeñas, pero será distinto. Sé que crecerás y triunfarás, aunque nadie llegue a saber tu nombre, para mí siempre serás una estrella; y cuando seamos viejas y feas, por muy lejos que estemos ten presente que al lado de la luna estamos tú y yo. Si por mí fuera, hasta las estrellas te envidiarían, siempre brillando más que ninguna. Podría afirmar con toda seguridad que en los peores momentos tu risa ha sido la mejor solución. En la amargura, en la desesperación, en la impotencia, en la decepción, en el dolor y hasta en las enfermedades. Tu risa acompañada de un "vamos a beber y a olvidar". Lo que nunca has sabido es que a cada copa que bebíamos nos acercábamos un poco más a eso de lo que intentamos huir, la verdad. Hoy nos toca ser valientes y luchar estando sobrias y, como siempre, juntas. Hoy voy a pasar del típico 'si tú saltas, yo salto' porque lo que quiero no es morirme contigo, sino vivir hasta hartarnos. Todos mis buenos recuerdos te incluyen, ¿por qué iba a cambiar eso ahora? Hoy quiero decirte que te admiro, que tienes dos pulmones de repuesto para cuando te falte el aire, dos brazos para abrazarte cuando no puedas dormir, dos piernas para echar a correr contigo o para poner zancadillas a quien te esté jodiendo; que tienes media parte de mi alma y de mi mente en ti y que yo tengo lo que a ti te completa, que te entiendo y tus problemas me duelen, que tus heridas me queman. Hoy quiero recordarte que tus cicatrices también me marcan y que por ti perdería todo lo que tengo. Perdería la música, las palabras y mis libros; perdería el placer de escribir, los abrazos y todo lo que te hiciera sufrir. Me dijeron que un día llegaría a querer a alguien más que a mí misma y no me pareció difícil porque ya sabes que nunca me he querido mucho, pero hoy sé a que se referían.
Prometí recordarte todo lo bueno que hay en ti cada vez que cayeras para asi lograr que rieras como has hecho siempre que has acabado en el suelo. No dejes que este golpe absorba toda tu esencia cual dementor, monta un buen 'Patronum' y aleja a todos los fantasmas que te atormenten; y recuerda que me tienes ahí, cubriéndote la espalda. Hoy quiero hacerte ver que esto es solo una caída más y que al fin y al cabo "eres Tamara y no aguantas más de tres días sin caerte", luce tus hazañas con orgullo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario