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viernes, 16 de agosto de 2013

Ya se ha convertido en arte recordar como olvidarte

Cuando lo vivido te atormenta y corta el filo de tus expectativas solo puedes vivir con ansiedad. Ansías un futuro, una vida, una tranquilidad que te fue arrebatada por el fantasma de la peor versión de ti mismo. No puedes lanzarte a nadar en este mar que algunos incautos llaman mundo si ni siquiera sabes como flotar. Cuando estás tan ciego que no puedes ver que lo mas sencillo es lo imposible y que lo más difícil es sencillo. Déja tu mente en blanco, destensa cada músculo de tu cuerpo y deja que el mar bañe tu piel; al principio sentirás el cosquilleo del agua en tu pecho, pero después será muy reconfortante. Abre las piernas, suelta esa tensión que te atormenta y escucha bien el rumor de las olas que te balancean; ya estás flotando. ¿Fácil, eh? Pues algo tan simple puede llegar a ser imposible de hacer porque es una manera de abandonar. Es una forma de dejar que la marea te trague y te atrape en sus fauces; es renunciar a nadar. Si naciste para ser un pez lo sabrás, pero si naciste para ser un águila sentirás que nunca consigues llegar a donde deberías. No importa lo que seas, no hay tiempo para analizar los pros y los contras. Acepta que eres un pez y sé el más rápido. Acepta que eres un águila y alza el vuelo. Acepta que eres un cerdo y revuélcate en estiercol.

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