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viernes, 9 de agosto de 2013

This is how you remind me.

Sin ningún atisbo de delicadeza, puedes verle retorcerse entre las sábanas hasta crear una contorsión con su cuerpo con la única finalidad de estirar todos los músculos que lo forman. Músculos bien cuidados y entrenados, no por ello exageradamente desarrollados. Cuando estire los brazos y se abra en toda su grandeza sentirás la seguridad que transmite sin estar aun despierto; será cuestión de tiempo que sientas su poder cuando abra los ojos. Si tienes el placer de poder contemplar la inmensidad de tu espalda sabrás que puedes perderte en ella, y que morirías contando cada punto en el que podrías acariciarle y hacerle estremecer de placer. Sus piernas se te harán eternas, y ni dedicando toda tu vida a pensarlo podrías imaginar todo lo que esas dos pequeñas han recorrido, todo el peso que han cargado y las veces que le han pedido a gritos al resto de su ser que parara. Pero él nunca lo ha hecho, nunca ha cedido a la debilidad de no poder más; iría en contra de todos sus principios. Quedarías completamente hipnotizada si dedicaras más de un minuto a analizar esa cara de ángel que luce mientras descansa; irónico teniendo en cuenta que domina las armas más peligrosas jamás inventadas, las palabras. Sus ojos desvelan lo que es en verdad, fuego puro y caliente, mas estarás perdida si los posa en ti; por eso admíralos cuanto quieras ahora que están cerrados. El porte de sus labios, rígidos y elegantes a la vez que relajados, esos labios por los cuales estarías dispuesta a olvidar todo lo que sabes. No intentes contener los escalofríos, una vez que le hayas visto su imagen te perseguirá hasta en sueños.

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