Aunque solo fuera de reojo. Una mirada, una sonrisa, un parpadeo, aunque fuera por casualidad. Quizás un gesto mal interpretado, una vuelta, un levantamiento de ceja. Puede que un simple movimiento para ponerse bien el flequillo me hubiese servido. Quién sabe. Tanto tiempo después, no hay manera de saber, no hay forma alguna posible de adivinar que hubiera pasado, que hubiese servido y que no. Ahora solo quedan esas típicas preguntas que siempre comienzan con un "¿Y si...? y un petérito perfecto compuesto del modo subjuntivo. Todos los verbos en presente simple de indicativo son con otra.
Es gracioso en realidad. Todo el curso haciendo chuletas de lengua, para ahora llegar a esto. Pues por mi, pasado perfecto, acción acabada.
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miércoles, 20 de junio de 2012
lunes, 18 de junio de 2012
Even the sun set in Paradise.
Cada vez que ese hombre tocaba el bajo el mundo se acompasaba a sus dedos. El mero hecho de rozar con sus yemas los entrecruzados metales de la cuerda más grave provocaba una vibración que hacía que el mundo entero se calara esperando al siguiente movimiento, expectante. Había nacido para ser una estrella. La primera vez que cogió un bajo y lo tomó entre sus manos, pequeñas, inexpertas, lentas, el universo entero lo acogió y lo nombró nuevo director de la gran orquesta. Cuando él estaba mal, todo a su alrededor se detenía, dejando a medio lo que fuera que tenía entre manos para parar a escuchar la triste melodía que fabricaba. Cada ritmo, cada compás fuera de tiempo y cada nota trasteada hacía que su espíritu le empujara un poco más para perfeccionarla. Empujón a empujón hasta llegar al éxito. Cada salto que daba con un bajo entre sus brazos hacía que el mundo parara cada vez que él estaba en el aire, esperando para cogerle si la pierna le fallaba, para elevarlo cada vez más. Sus dedos recorrían las cuerdas de arriba a abajo como si estas formaran parte de su cuerpo, como si fueran una parte más de su anatomía, como si nadie mejor que él pudiera tocarlas, como si nadie mejor que él supiera como hacerlas funcionar bien. Cuando conectaba el cable al amplificador, la energía fluía por su piel, por cada célula de su piel y, cual superhéroe, todas sus acciones pasaban a ser sobrehumanas. Aunque, bien mirado, él nunca había sido normal. Sus ojos verdes marinos, su pelo rubio peinado de mil maneras, sus labios finos. No, él nunca había sido normal.
domingo, 17 de junio de 2012
Frases zalameras.
"Nadie podría hacerse una idea de lo difícil que estaba siendo para ti todo eso, ni siquiera él, porque era ahora cuando te dabas cuenta de que lo querías más de lo que pensabas"
"Y quererte un poco más? Joder, exagerar cualquier mierda de defecto y hundirlo en mierda no te va a ayudar. Además, yo no he dicho nada, lo has dicho tu solo, y lo peor es que sabes perfectamente que no quiero decir eso, que yo estaba perfectamente hasta que llego él y ala, fiesta, y que si yo hubiera podido elegir, no me habría colgado de nadie, porque estaba bien asi. Y sabes tambien perfectamente que si no me hubiera colgado de él, mi madre posiblemente no hubiera dicho nada, porque si lo dijo fue porque me vio subirme al coche demasiado feliz, y mirando por la ventana cada dos por tres para ver si tu primo me miraba aunque fuera de reojo."
¿Qué? ¿Te sorprende? No lo creo. Posiblemente, solo sean eso, frases zalameras.
"Y quererte un poco más? Joder, exagerar cualquier mierda de defecto y hundirlo en mierda no te va a ayudar. Además, yo no he dicho nada, lo has dicho tu solo, y lo peor es que sabes perfectamente que no quiero decir eso, que yo estaba perfectamente hasta que llego él y ala, fiesta, y que si yo hubiera podido elegir, no me habría colgado de nadie, porque estaba bien asi. Y sabes tambien perfectamente que si no me hubiera colgado de él, mi madre posiblemente no hubiera dicho nada, porque si lo dijo fue porque me vio subirme al coche demasiado feliz, y mirando por la ventana cada dos por tres para ver si tu primo me miraba aunque fuera de reojo."
¿Qué? ¿Te sorprende? No lo creo. Posiblemente, solo sean eso, frases zalameras.
sábado, 9 de junio de 2012
Trought the motions.
-Papá, cuéntame como fue- dijo mirándole con interés.
-¿Cómo fue qué, hijo?- Le respondió mirándole por encima de su periódico, sin apartar mucho la vista de su crucigrama.
-Ya sabes, la primera vez que te enamoraste- Su mirada se desvió hacia el suelo enmoquetado color madera.
-Bueno verás...- Cerró cuidadosamente el periódico, procurando que ninguna hoja se doblase, doblándolo y colocándolo en la mesilla de cristal que había al lado derecho del sillón sobre el que estaba; se quitó las gafas y las dejó encima del periódico y miró muy fijamente a su hijo- Tenía 16 años cuando creí por primera vez que estaba realmente enamorado. Iba al mismo curso que yo, y se paseaba siempre con una sonrisa de triunfadora en la cara, con su grupo de amigas. Era preciosa,- su mirada se iluminó y sonrió con nostalgia- su su pelo era muy liso, como la paja, rubio y brillante, y sus ojos negros como el carbón, como la más grande oscuridad, eran capaces de atravesar hasta a hombre más duro. Vestía de forma provocativa, pero no lo suficiente como para que la insultaran por ello. Sabía exactamente hasta donde podía o debía enseñar. Su novio era de segundo de bachiller, repetidor, 19 años. Medía 1.90, le sacaba dos cabezas a ella, estaba fuerte, mucho, y tenía un aspecto un poco macarra que a ella le encantaba. Decía mucho la palabra "dabuti" que por aquella época era lo más -el hijo rió ante aquel comentario-
-¿En serio?- Preguntó.
-Completamente- soltó un risa breve- Y eso a ella le encantaba, lo veía como un acto de modernismo enorme. Recuero como, a la salida, la entra y en los cambios de hora, iba a su pasillo para verla pasear y oirla reir. Como ya te he dicho, era preciosa.
-¿Que pasó con ella?- Se incorporó y cruzó sus piernas.
-Pues un día, mi mejor amigo por aquella época, Pablo, me aconsejó y logró hacerme lo suficientemente valiente como para hablar con ella. Y lo hice, vaya si lo hice. La esperé en un recreo y le hablé. Con la escusa de que necesitaba ayuda con el inglés, y para pedirle unos apuntes, le pedí si quería venir a casa una tarde. En ese momento se me paró el mundo. Yo ya había hecho mi parte, solo faltaba que me contestara, y esos segundos se me hicieron eternos. Hasta que sonrió con dulzura y dijo "Claro, ¿qué tal esta tarde a las seis?" justo entonces sonreí como un idiota, asentí, y me largué, corriendo, feliz. Todo iba según lo previsto, iba de camino a casa cuando su novio me paró y comenzó a darme una paliza brutal-él gesticulaba imitando los golpes que le atizó mientras su hijo le escuchaba asombrado, con cara de indignación-. Nunca supe por qué lo hizo exactamente, pero supongo que por celos. Solo se que esa tarde, nadie apareció en mi casa para ayudarme con el inglés. El día siguiente ni siquiera me miró, ni me sonrió, ni tampoco nos cruzamos en los pasillos. Ese día, a la hora de la salido se acercó a mi una chica de unos 14 años, de pelo rubio, bufado, en un intento de llevarlo liso fallido, con unos ojos verdes penetrates, expresivos. Sus labios eran finos, y hablaban con timidez. Llevaba algunos libros pegados al pecho, como una colegiala infantil, y antes de hablar, miró a ambos lados como para asegurarse de que nadie nos observaba. Entonces me miró y me contó que era su hermana, y que el novio de esta le había prohibido volverme a hablar o a ver.
-Por dios papá, parece el típico cuento de hadas de amor imposible- suspiró
-No hijo, no. Déjame continuar. Tuvo que repetírmelo un par de veces ya que no la escuchaba. Me quedé embobado mirando aquellos ojos, el temor de que el novio de su hermana la viera reflejado en ellos y me prometí que no dejaría que la tocase. No sabía muy bien como era ella, no la veía mucho, y casi siempre iba mirando al suelo, las pocas veces que la había visto. Pero era, si es que era posible, más bonita que su hermana. Sus rasgos eran menos perfectos, menos meticulosos, pero era como un ángel. Y justo cuando ese pensamiento me vino a la cabeza supe que era ella, y no su hermana. El tiempo pasó, y hablaba cada vez un poco más con ella, sin llegar a ser muy amigos. Me contaba ciertas cosas, sin llegar a darme del todo su opinión. Sin embargo, yo sabía todo lo que callaba, porque sus ojos me lo contaban- Mientras hablaba sus ojos se iluminaban cada vez más. Tras una larga pausa, continuó- ¿Sabes? Nunca supe realmente como era su pelo hasta que le gastaron una broma y acabó metida en la fuente del instituto empapada. Tuvo que cambiarse, pero su pelo acabó secándose al aire libre. Era rizado, y no liso bufado como siempre lo llevaba. Recuerdo que cuando le pregunté que por qué no se lo dejaba siempre asi, me contestó que quería ser como su hermana. Cuando la vi en un chandal viejo, con el pelo mojado y rizado, supe que la quería, y que estaba enamorado de ella.
-Vaya un plasta- Contestó riendo.
-Eh, tú me has preguntado, hijo- Dijo riendo. Seguidamente se levantó, dispuesto a seguir con sus crucigramas.
-Espera, espera, ¿Qué pasó?-
-Verás, el verano llegó, y los abuelos decidieron mudarse, por lo que me cambiaron de instituto. Y no volví a saber de ella. Hasta que en la universidad conocí a tu madre. He de reconocer que cuando la conocí, el sentimiento que tuve fue exactamente igual que el de la chica con ojos verdes. Pero esa vez, me dije a mi mismo que no podía dejarla escapar.
El hijo rió y se levantó, cogiendo su skate y marchándose, poniendose sus cascos y repitiéndose una y otra vez, que si ella le sonreía, el daría el primer paso.
-¿Cómo fue qué, hijo?- Le respondió mirándole por encima de su periódico, sin apartar mucho la vista de su crucigrama.
-Ya sabes, la primera vez que te enamoraste- Su mirada se desvió hacia el suelo enmoquetado color madera.
-Bueno verás...- Cerró cuidadosamente el periódico, procurando que ninguna hoja se doblase, doblándolo y colocándolo en la mesilla de cristal que había al lado derecho del sillón sobre el que estaba; se quitó las gafas y las dejó encima del periódico y miró muy fijamente a su hijo- Tenía 16 años cuando creí por primera vez que estaba realmente enamorado. Iba al mismo curso que yo, y se paseaba siempre con una sonrisa de triunfadora en la cara, con su grupo de amigas. Era preciosa,- su mirada se iluminó y sonrió con nostalgia- su su pelo era muy liso, como la paja, rubio y brillante, y sus ojos negros como el carbón, como la más grande oscuridad, eran capaces de atravesar hasta a hombre más duro. Vestía de forma provocativa, pero no lo suficiente como para que la insultaran por ello. Sabía exactamente hasta donde podía o debía enseñar. Su novio era de segundo de bachiller, repetidor, 19 años. Medía 1.90, le sacaba dos cabezas a ella, estaba fuerte, mucho, y tenía un aspecto un poco macarra que a ella le encantaba. Decía mucho la palabra "dabuti" que por aquella época era lo más -el hijo rió ante aquel comentario-
-¿En serio?- Preguntó.
-Completamente- soltó un risa breve- Y eso a ella le encantaba, lo veía como un acto de modernismo enorme. Recuero como, a la salida, la entra y en los cambios de hora, iba a su pasillo para verla pasear y oirla reir. Como ya te he dicho, era preciosa.
-¿Que pasó con ella?- Se incorporó y cruzó sus piernas.
-Pues un día, mi mejor amigo por aquella época, Pablo, me aconsejó y logró hacerme lo suficientemente valiente como para hablar con ella. Y lo hice, vaya si lo hice. La esperé en un recreo y le hablé. Con la escusa de que necesitaba ayuda con el inglés, y para pedirle unos apuntes, le pedí si quería venir a casa una tarde. En ese momento se me paró el mundo. Yo ya había hecho mi parte, solo faltaba que me contestara, y esos segundos se me hicieron eternos. Hasta que sonrió con dulzura y dijo "Claro, ¿qué tal esta tarde a las seis?" justo entonces sonreí como un idiota, asentí, y me largué, corriendo, feliz. Todo iba según lo previsto, iba de camino a casa cuando su novio me paró y comenzó a darme una paliza brutal-él gesticulaba imitando los golpes que le atizó mientras su hijo le escuchaba asombrado, con cara de indignación-. Nunca supe por qué lo hizo exactamente, pero supongo que por celos. Solo se que esa tarde, nadie apareció en mi casa para ayudarme con el inglés. El día siguiente ni siquiera me miró, ni me sonrió, ni tampoco nos cruzamos en los pasillos. Ese día, a la hora de la salido se acercó a mi una chica de unos 14 años, de pelo rubio, bufado, en un intento de llevarlo liso fallido, con unos ojos verdes penetrates, expresivos. Sus labios eran finos, y hablaban con timidez. Llevaba algunos libros pegados al pecho, como una colegiala infantil, y antes de hablar, miró a ambos lados como para asegurarse de que nadie nos observaba. Entonces me miró y me contó que era su hermana, y que el novio de esta le había prohibido volverme a hablar o a ver.
-Por dios papá, parece el típico cuento de hadas de amor imposible- suspiró
-No hijo, no. Déjame continuar. Tuvo que repetírmelo un par de veces ya que no la escuchaba. Me quedé embobado mirando aquellos ojos, el temor de que el novio de su hermana la viera reflejado en ellos y me prometí que no dejaría que la tocase. No sabía muy bien como era ella, no la veía mucho, y casi siempre iba mirando al suelo, las pocas veces que la había visto. Pero era, si es que era posible, más bonita que su hermana. Sus rasgos eran menos perfectos, menos meticulosos, pero era como un ángel. Y justo cuando ese pensamiento me vino a la cabeza supe que era ella, y no su hermana. El tiempo pasó, y hablaba cada vez un poco más con ella, sin llegar a ser muy amigos. Me contaba ciertas cosas, sin llegar a darme del todo su opinión. Sin embargo, yo sabía todo lo que callaba, porque sus ojos me lo contaban- Mientras hablaba sus ojos se iluminaban cada vez más. Tras una larga pausa, continuó- ¿Sabes? Nunca supe realmente como era su pelo hasta que le gastaron una broma y acabó metida en la fuente del instituto empapada. Tuvo que cambiarse, pero su pelo acabó secándose al aire libre. Era rizado, y no liso bufado como siempre lo llevaba. Recuerdo que cuando le pregunté que por qué no se lo dejaba siempre asi, me contestó que quería ser como su hermana. Cuando la vi en un chandal viejo, con el pelo mojado y rizado, supe que la quería, y que estaba enamorado de ella.
-Vaya un plasta- Contestó riendo.
-Eh, tú me has preguntado, hijo- Dijo riendo. Seguidamente se levantó, dispuesto a seguir con sus crucigramas.
-Espera, espera, ¿Qué pasó?-
-Verás, el verano llegó, y los abuelos decidieron mudarse, por lo que me cambiaron de instituto. Y no volví a saber de ella. Hasta que en la universidad conocí a tu madre. He de reconocer que cuando la conocí, el sentimiento que tuve fue exactamente igual que el de la chica con ojos verdes. Pero esa vez, me dije a mi mismo que no podía dejarla escapar.
El hijo rió y se levantó, cogiendo su skate y marchándose, poniendose sus cascos y repitiéndose una y otra vez, que si ella le sonreía, el daría el primer paso.
lunes, 4 de junio de 2012
Lost and insecure.
La recordaba siempre como había sido. Siempre de esa forma, con poco amor propio, más carencias que otra cosa, más defectos que virtudes, más por disimular que por ser. Siempre asi. Más callada que habladora, y más habladora que callada, todo dependía. Siempre dependiendo. Sonriendo, y llorando, a veces ambas cosas a la vez. Liso o rizado, todo dependía, como siempre. Disimulando, escondiendo, queriendo estar más delgada, intentando parecerlo. Queriendo ser más guapa, siempre envidiando en silencio; mirándose un espejo, a sabiendas de que su reflejo no era lo que esperaba de sí misma. Aspirando a más, siempre un poco más. A veces llegando a veces no. Siempre a veces, casi siempre a medias. Exigiéndose siempre algo más, esperando, perfeccionando, nunca nada estaba perfecto ante sus ojos. Sus ojos, marrón chocolate, marrón coca-cola. Con chispa, como las burbujas, una mirada penetrante, expresiva. A veces, claro está. A veces completamente inexpresiva. Sus expresiones, a veces tan exageradas, a veces leves, imperceptibles. Su percepción del mundo le llevaba siempre a graves errores, grandes caídas y decepciones, por ser como era. "Cursi", solía decirse, romántica, apasionada, enamoradiza y tonta. Sí, le gustaban los vestidos, y bailar cuando nadie la miraba, con el pelo suelto, descontrolado. A veces rizado, a veces no. No se podrían decir grandes cosas de ella, pero tenía sus detalles, a veces buenos, a veces malos. No era grande, claro que no; era normal, del montón, no destacaba, pasaba desapercibida. Lo pasaba mal en silencio al ver como 'él' pasaba por delante suyo sin apenas mirarla, y agachaba la cabeza, para que nadie viera sus lágrimas, o para que nadie viera su sonrisa. Todo dependía, como siempre. Siempre solía decir siempre. Era extraño, como un cuento de hadas sin magia, como un cuento de disney sin moraleja, sin terminar, como si la hubieran esculpido en un marmol feo y áspero y además se hubieran quedado a medio. Así era, y no había más. Nunca hubo nada más excepto ella y ese mundo al que escapaba cuando todos creían que "simplemente escuchaba música". Nada excepto ella y sus recuerdos. Excepto ella y sus deseos.
miércoles, 30 de mayo de 2012
You have to be kidding.
Me fastidia porque ahora lo entiendo todo. Me fastidia por todas las cosas buenas que he escrito sobre ti. Me fastidia porque las pensaba de verdad. Me fastidia porque ahora sé por qué lo hiciste. Y no, no fue por ser una buena persona, ni siquiera por quedar bien, no. Fue simplemente para seguir teniendome detrás. Igual que ahora. Porque lo sabes. Sabes que ella, una de mis mejores amigas, iba a venir a contármelo, y te adelantaste a todos nuestros movimientos. Lo hiciste para que, si estaba algo mejor, volver a lanzarme al fondo. Fue como contármelo directamente a mi, vía ella. Como clavar lentamente un cuchillo en una cicatriz. Si, esa es la mejor manera de describirlo.
lunes, 28 de mayo de 2012
¿Quien te has creído que soy?
Y lo mejor, ¿En serio has llegado a creer alguna vez que me conocías realmente? ¿Crees que me conoces bien por saber que me gusta McFLY, por saber que toco el bajo o que quiero ser bioquímica? ¿Por conocer a mis amigas? No querida no, no tienes ni zorra. ¿Sabes quien es extremoduro, All Time Low, 30 Seconds To Mars, Busted quizás? No. ¿Sabes cual es mi bajo favorito, que canción me gustaría aprender a tocar, que me gustaría poder hacer con una bajo entre las manos? Por si acaso dudabas, ya te digo yo que no. No tienes ni idea de nada, ni siquiera sabes por qué lloro cuando lloro. Te has pasado la vida echándome mierda a la cara, salpicándome con lo tuyo, en la vida te has preocupado realmente por mi. Has logrado que me quiera ir de aqui en cuanto me sea posible. Yo tenía claro lo que quería ser de mayor, y nunca te pienso rechazar lo que no he tenido porque no me lo has podido dar, pero has cambiado muchas cosas de mi. Yo no quería tener hijos -sigo sin querer- pero dudaba en adoptar. Bien, has conseguido que si que quiera, seguramente adoptados. Me has enseñado como hacer que se sientan normales, como controlarles, y dejarles libres a la vez. Como ayudarles, a saber cuando hablar con ellos y cuando no, a anteponer ciertas cosas, y a no rechazarselas nunca. A no hacerles creer en cada discusión que me arrepiento de haberles tenido. A no chafar sus sueños. Me has enseñado a educarlos. ¿Quieres saber como? Oh, eso es muy fácil. Haciéndolo justo al contrario que tú. Siento ser dura, si es que lo estoy siento. Te quiero, no creas que no, pero me has jodido demasiado.
martes, 22 de mayo de 2012
Treparé por tu espalda, hasta llegar a tu cuello, para acariciar tu oído, y definirte lo mas bello.
Hola. ¿Qué tal? Me lo pregunto a mí misma todos los días, pero no refiriéndome a mi estado, ni siquiera al suyo, sino refiriéndome a todo en general. Me he dado cuenta de que ya no escribo reflexiones bonitas sobre pequeños detalles, ni sobre mis puntos de vista sobre algo que no sea él. Y eso no me convence. Esos tiempos en los que me dedicaba a psicoanalizar la palabra Tentación se me hacen muy lejanos, y no hace en realidad más que seis meses, puede que más.
No sé, nunca es tarde.
No sé, nunca es tarde.
miércoles, 16 de mayo de 2012
Unsaid Things
Es fascinante, realmente impresionante.
He sido fuerte mucho tiempo, más allá de lo que "nadie piense". Quizás tú no te hayas dado cuenta, pero he dejado de mandarte indirectas. Ya no me sé tu tablón de comentarios de memoria. Hacía tiempo que no lloraba por ti, peor no sé exactamente por qué, hoy no he podido más. No ha pasado nada. Simplemente he empezado a llorar. He rememorado paso a paso como fue aquella tarde MUY LENTAMENTE. Cada detalle, por pequeño que sea, como cuando te colocaste bien el flequillo cuando hice como que me enfadaba. Todo. Y no tengo ninguna conclusión, nada nuevo que destacar, no he sacado nada en claro.
Te quiero, joder.
El Sábado me asusté. Cuando te vi, creí por un momento que había olvidado como sonaba tu voz. Pero no, tengo tu risa clavada en mi mente. Pantalones azul oscuro y camiseta negra con letras blancas en la parte de delante. No me fijé en el calzado. Ibas muy guapo, pero el pelo hacia abajo a lo fraile no te queda bien. Peínate siempre de la misma forma que en el bando. Tengo que decir que me contuve mucho. Que cada vez que sonreías me desviabas de la conversación que tenía con mis amigas y me quedaba embobada mirándote como una idiota. Cuando por un momento me dijeron que creían que te estabas liando con tu novia me dió un vuelco el corazón, empecé a buscarte hasta que ví que no eras tú. Sé que tienes novia, sé que la quieres muchísimo, sé que es mucho mejor que yo, pero si te hubiera visto besándola habría roto a llorar allí en medio. Lo siento, pero aun no estoy preparada. En realidad no lo estaré nunca. Joder que guapo ibas.
He sido fuerte mucho tiempo, más allá de lo que "nadie piense". Quizás tú no te hayas dado cuenta, pero he dejado de mandarte indirectas. Ya no me sé tu tablón de comentarios de memoria. Hacía tiempo que no lloraba por ti, peor no sé exactamente por qué, hoy no he podido más. No ha pasado nada. Simplemente he empezado a llorar. He rememorado paso a paso como fue aquella tarde MUY LENTAMENTE. Cada detalle, por pequeño que sea, como cuando te colocaste bien el flequillo cuando hice como que me enfadaba. Todo. Y no tengo ninguna conclusión, nada nuevo que destacar, no he sacado nada en claro.
El Sábado me asusté. Cuando te vi, creí por un momento que había olvidado como sonaba tu voz. Pero no, tengo tu risa clavada en mi mente. Pantalones azul oscuro y camiseta negra con letras blancas en la parte de delante. No me fijé en el calzado. Ibas muy guapo, pero el pelo hacia abajo a lo fraile no te queda bien. Peínate siempre de la misma forma que en el bando. Tengo que decir que me contuve mucho. Que cada vez que sonreías me desviabas de la conversación que tenía con mis amigas y me quedaba embobada mirándote como una idiota. Cuando por un momento me dijeron que creían que te estabas liando con tu novia me dió un vuelco el corazón, empecé a buscarte hasta que ví que no eras tú. Sé que tienes novia, sé que la quieres muchísimo, sé que es mucho mejor que yo, pero si te hubiera visto besándola habría roto a llorar allí en medio. Lo siento, pero aun no estoy preparada. En realidad no lo estaré nunca. Joder que guapo ibas.
sábado, 5 de mayo de 2012
But lately...
No es porque fuera guay, ni guapo, ni siquiera listo o popular. Tampoco es porque fuera diferente. No. Más bien, no era guapo, y no es que fuera listo, es que tenía facilidad para estudiar. ¿Popular? Solo tenía tías comiendole el culo. No, claro que no, no es por nada de eso. Si me gusta tanto es por 'que pudo ser'. Por los buenos momentos. No son solo sus ojos, ni sus lunares. Es su forma de mirar, de sonreir, de hablar. Como anda, sus gestos. Cada mínimo detalle.
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