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sábado, 22 de octubre de 2011

6 Minutes.

A veces las cosas no salen, ni mucho menos, como nos gustaría. El cariño se confunde, el amor traspasa barreras, y la amistad queda reducida. La confianza y la complicidad se desorientan y ya no saben quien es cada una, llegando a no reconocerse.
"[...] Se sentía halagado, querido, guapo. Una edad perfecta para una perfecta ensalada de sentimientos. Un  cariño infinito y la confusión a la vuelta de la esquina. ¿Por qué no? Se preguntaba una y otra vez. ¿De qué me sirve ir a por la carne teniendo todo un manjar a mi alcance? Y así todo comenzó. Fué bonito, la pequeña distancia nunca fue un impedimento, se veían cada semana. Era como un cuento. Bonito, pero, como todos los cuentos, con un final. Le quería. Le quería mucho, pero él no sentía lo mismo...Al menos no de la misma forma. Siempre la quiso, la protegería y haría lo posible por no hacerle daño, pero cuando los ojos se abren, no avisan. La confusión se apoderó de él, el qué dirán, los pensamientos de quien no le conocían. No le importaba quedar mal ante quien fuera, pero siempre quiso asegurarse de que la gente que le importaba entendiera lo que estaba pasando [...] Y al final, nada fue como planearon, ni vestidos preciosos, ni perdices. Tan solo viejos mensajes y un viejo cariño convertido en afecto"
Cuando el pánico se apodera de nosotros, las paranoias se crean, y al final, como un viejo rompecabezas, todo acaba fuera de lugar.
"Nunca actuó por orgullo, ni siquiera por su bienestar, solo lo hizo porque ella no merecía estar con alguien que no la quisiera tanto como merecía. Y no fue nunca un cabrón, a pesar de lo que pensara el resto del mundo, fue solo, ante mi Punto de vista, una gran persona a la que siempre debí un chupito"

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