Siempre tú y tus problemas, que pesadez, ¿acaso no vas a callarte nunca? No son importantes, o al menos a mí no me afectan. ¿Crees que yo no tengo problemas? ¿Crees que eres importante?
No lo creo, no.
Pues cállate y guárdate esos asquerosos problemas de auto-compasión y esconde el rollo de llorar tan a menudo porque no interesa; no creas negocio, chica. Vengo a decirte que ya basta, que no me importa si no cambias nada, pero al menos haz el favor de aguantar esa bocaza cerrada a cal y canto.
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