Tenía un espíritu bohemio. Sí, como los fantasmas de esa película que tanto me gusta, ella tenia un espíritu de esa naturaleza. Bueno, lo tiene, no vayamos a matarla aun, que de tan joven le apremian los años venideros y la ciegan las ganas de más. Si no la conociera diría que es un caníbal del tiempo, y que nunca se le puede saciar; pero yo la he visto en la oscuridad y sé que si es posible, es posible darle poco y contentarla, más aun que dárselo todo y esperar que claudique satisfecha. No, ella tiene un alma bohemia, un alma encasillada en unas creencias que poco tienen que ver con la religión y mucho con la moral, porque ella eligió un día alejarse de todos los dioses para venerarse a sí misma y a la vida. Venera a la vida porque considera que es la única a la que debe rendirle cuentas y así se ahorra el trámite de rezar por las noches arrodillada a los pies de su cama. Se mueve como se mueven los pájaros, porque es mas ligera que la gente normal; nada tiene esto que ver con su cuerpo, y es solo debido a que sus ideas vuelan mas alto que las del resto. Supongo que por eso siempre consigue ver un poco más allá. De verdad que no sé de donde ha sacado esa forma de ser tan suya, esa consistencia tan idílica que la hace ser como es, ser quien es, ser de nadie. Pero aunque de nadie, es mía, es mía más que del mundo porque ella lo ha elegido así. Es demasiada responsabilidad, yo no sé alimentar su alma ni su mente, no sé mantenerla hambrienta; pero ella sabe hacerlo sola, y no me necesita, por eso me necesita. Necesita no necesitarle y yo necesito ser independiente de esa necesidad, esa a la que ya me han atado una vez. No puedo sentir que alguien depende de mi porque comienzo a sentirme terriblemente importante, y yo no soy tan grande. Por eso siento que ella es la única capaz de mantenerme viva, porque solo ella tiene esa forma de ser tan independiente como la mía, sólo ella sabe como hacerme ver que me necesita sin necesitarme, que me quiere ahí pero lejos a la vez. Sólo a ella la entiendo, y se que solo ella me entiende a mí. Es de ella la única persona de la que puedo estar segura sin que nada más me haga falta. A veces se me presenta como un enigma, y me devana los sesos con sus operaciones, pero como con los mejores problemas, solo cuando la meditas y aprendes a mirarla desde todas las perspectivas posibles consigues resolverla. Otras, sin embargo, se me presenta como un libro abierto, y me deja leerla y disfrutar de cada atisbo de locura que se pasa por su mente. Sea cuando sea, siempre es un placer hablar con ella. Nunca entenderías lo que digo porque nunca la veras como yo la veo, pero créeme cuando te digo que es mejor que la armonía entre el blanco y negro de las teclas del piano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario