Yo era joven, ¿qué puedo decir? No, espera, no quiero excusarme, es una decisión que en algún momento me pareció la mejor, y eso es motivo suficiente. Supongo que si esa era la mejor el resto tampoco debían ser muy buenas, pero ahora da igual. ¿Qué más da? Mira, no me comas la cabeza que bastante me la rallo yo intentando limar las esquinas; yo la quiero esférica y convexa, pero las malditas palabras no dejan de rebotar y desgastarla. Ellas se redondean como se redondean las piedrecitas planas del río que llegan al mar, las pule la erosión de mi mente con cada choque de ideas; y golpe a golpe se me hace vieja la musa, la inspiración y toda la tropa. Es que no lo entiendes, hoy por la ventana se me han escapado tres palabras, y maldita sea me he quedado en blanco, más blanco que los gatos que se camuflan en la nieve. "¿Qué ventana?" te preguntarás; verás, tengo un par de recovecos secretos entre la esfingomielina del cerebro que comunican con la boca, y a veces cuando suspiro se me escapan los secretos en silencio, las ideas por el aire sucio de mis pulmones. Las palabras bonitas solo se me pierden cuando hace tanto frío que echamos vaho en las respiraciones, es que el frío me pone tonta aunque no me guste nada. Hay que ver, siempre me voy del tema, ¿qué te estaba contando? Mira, da igual, fuera lo que fuera no iba a conseguir explicarme, mejor deja que se funda en mi mente y se muera en mi boca antes de salir, porque como la abra y lo suelte va a ir por ahí asesinando corazones y no estamos como para purgas.
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domingo, 28 de septiembre de 2014
sábado, 20 de septiembre de 2014
Déjame entrar.
No es una orden, ni mucho menos, no te confundas. Es una súplica, más bien. Prometo no hacerte daño y no traicionarte; prometo creer en ti y levantarte.
No sé como ayudarte, lo reconozco, pero si que sé como intentar hacer que todo sea más leve, que todos esos colores te pesen menos en la espalda. A veces no sé que es peor, si que lo veas todo en blanco y negro y sin matices (sin dolor y sin alegría, absolutamente en la nada) o que lo veas todo a color. La variedad puede traer consigo sensaciones mejores de lo que nunca hayas podido imaginar, pero como una buena amiga me veo en la obligación de advertirte -y porque, qué cojones, porque quiero que lo sepas- de que también te mostrará oscuridades mas inmensas que el universo; no tengas miedo. Estaré contigo sea como sea, en la monotonía y en la diversidad, no importa con qué partes te quedes. Nunca voy a echarte nada en cara, ninguna decisión ni ningún sentimiento; porque vamos, acéptalo de una vez: tu sientes. Sientes como todo el mundo y ha llegado el momento de que te des cuenta de que ese no es motivo suficiente para acuchillarte en silencio día a día. A todos nos ha atormentado alguna vez algún sentimiento, pero tú eres diferente; tú sientes y dejas que te coma por dentro, tú eres más puro que el resto. Supongo que no es algo que este en mi mano, pero, sinceramente, no pasa nada. No me importa que seas así -de hecho me gustas así- y no voy a intentar cambiarte. Eres mi amigo, puro y hermético como eres, y eso es indiscutible le pese a quien le pese.
jueves, 18 de septiembre de 2014
Pienso que los amigos deberían ser eternos, que deberían ser incontextuales e inmutables. Como una tarde de domingo, me gustaría que nada cambiara y todo fuera a mantenerse como siempre ha estado, sin la fría daga de la traición acuchillándonos las entrañas y comiéndoselo todo. No queda ya un ápice de confianza en algunos, y la vida me va en otros, pero si todos ellos fueran eternos podría vivir en equilibrio para siempre, lo juro. A veces lo pienso y es, de verdad, sorprendente.
Tú, eterna como ninguna, ¿qué haría yo sin ti? Como el aire que respiro has estado ahí toda mi vida, cada segundo de ella y los ratos sin ti me han ahogado hasta el punto de sentir la necesidad de volver, siempre volver. Qué no sabrás tú de mí... Y aun así te quedas.
Tú, fría y hasta impasible, oradora, me encarcelas y me arañas, pero me haces falta y no tengo el valor de no decirte que te quiero, porque te quiero. Ojala pudiera no hacerlo a ratos, pero firmar un contrato contigo implica no tener peros, y a mí me la suda la letra pequeña.
Tú, siempre en la distancia, "no prohíbes ni amenazas", gracias por ser mi fuerza.
Tú estas distante pero siempre estás, y eso te envalentona y te cubre; no hagas de este océano un mar en calma.
Y tú... Tan joven y tan reciente, tan sumamente poderoso, tan opaco que rozas la transparencia, pero me has calado y eso no lo hace todo el mundo.
Tú y tú vais juntos, no puedo separar la razón de la acción, así que dejadme quereros en un pack.
Tú me abandonaste, y un día prometí que te arrepentirías; prepárate porque después del rayo siempre viene el trueno, y yo soy una tormenta siempre activa, en máxima potencia.
A todos los que alguna vez me han pasado hoy les digo que la vida me ha dado demasiados sábados por la noche y demasiados domingos por la mañana, y que no sin ni una mínima parte de los que me quedan por escribir; pero aún así les doy las gracias por haber sido parte de esa borrachera constante que son mis noches lejos del papel, cerca de las botellas.
martes, 16 de septiembre de 2014
Cuando era pequeña alguien me dijo una vez que cuando una persona se quiere, se ve. Me dijeron que en la forma de andar, en la forma de hablar, en los gestos, en el aura que la rodea. La verdad es que cuando me lo dijeron ni siquiera sabía qué era el aura. Pero cuando una persona se quiere desprende un aire más puro, más como las palabras que se escriben y se sienten. Cómo me gustaría quererme como se quieren; quererme como se quieren esas letras que se cogen de la mano y forman arte y lo firman. Me dijeron que la gente busca que la quieran, que la vean como una persona especial y única; pero no entendía por qué nadie iba necesitar que otras personas le dijeran lo increíble que es. A día de hoy tampoco lo entiendo, pero cómo me gustaría quererme y darme cuenta de esas grandes cosas por mí misma; yo no busco que me digan porque como ciego que no quiere ver solo yo puedo mirar como quiero.
Se me han corroído las intenciones y se me ha oxidado el agujero de la pared donde guardo los secretos, se han derramado y ahora quiero recogerlos otra vez uno a uno. Jamás debería haber llegado el día en que hubiera tenido que cavar en la tierra y buscar la leyenda, pero cuando de pequeña me dijeron que cuando una persona se quiere, se nota, nunca creí que fuera cierto.
Pero mírala, solo mírala. A ratos se quiere, a ratos no. A ratos se comería el mundo y a ratos dejaría que el mundo se la comiera a ella en toda su grandeza; porque mírala, a ratos se ve tan grande que se acerca a la verdad, a esa visión que el mundo tiene de ella. De pequeña le dijeron no se qué mierdas de quererse y no se creyó ni una, ahora solo quiere que pasen los días para destronar a las estrellas.
Pero ay, como le gustaría también quererse cómo se quiere el resto del mundo.
lunes, 15 de septiembre de 2014
Fria y eterna.
Como el mármol.
Gélida.
Como el hielo cortado en cristal.
No queda en ella un ápice de bondad porque todo se ha consumido como si fuera leña para el fuego. Con el crepitar de la madrugada se hace nueva, y entonces ya no le duele, porque ya no siente. Le late el corazón como la máquina a la que se conectan los enfermos terminales y los inconscientes eternos, si le diera un infarto se podría culpar a sí misma de eutanasia.
La realidad es que nadie la comprendía porque desde el momento en que comenzó a conocer el mundo decidió cerrarse, y asi sigue. La infancia se le escurrió sin que pudiera echar a correr tras ella como hacían el resto de niños.
Una persona de las del tipo Effy.
Eff, qué te han hecho, Eff.