.

.

viernes, 25 de marzo de 2016

Acción poética en prosa

Es una verdadera pena que tú no sepas como hacerlo, y es una verdadera ironía -de las de diccionario además- que gracias a eso yo sepa perfectamente cómo hacerlo y, más importante aún, cómo no hacerlo.
Gracias por tanto y por nada.

domingo, 13 de marzo de 2016

Forgive; for give. Forget; for get.

Y cuando te hayas ido me quedaré con las ganas de decir "que te voy a echar de menos" y la certeza que provoca la típica duda cuando si no lo he dicho antes será  por algo. Ese algo mora en la barriga, y ha ocupado el espacio de las orugas, así que no hay mariposas, ni ganas para echar. No hay espíritu ni alma, así que me quedaré sin nada, porque nada hay ahora mismo que pueda quedarme cuando te hayas ido; nada que me pertenezca por derecho, y no sé si me explico. Lo que nos une no es puro, hay partes de mí que no puedes -que jamás podrás, de hecho- ver, y eso implica un desentendimiento entre nosotros que no tiene límite ni fin, no tiene sentido pero está (o sea, que no está).

jueves, 10 de marzo de 2016

Jo-der tío, jo-der.

Me reitero en ese comentario incoherente, vehemente, insistente. No es que no pueda evitarlo, es que no tengo por qué hacerlo. Reprimir solo conlleva al acúmulo, y en el pecho ya pesan demasiados "no" que he tenido -hemos tenido- que convertir en sorpresa. Esta vez no voy a callar, me gusta esa circunstancia. Me gusta ese amago, me gusta esa pose y me gusta esa forma de sonreír y de insinuarte. Me gusta esa incitación a todo lo que no puedo hacer. Sigue haciéndolo, sigue.
Porque yo me reitero en ese joder deletreado y silabeado poco a poco al no poder decirlo todo de una.

martes, 8 de marzo de 2016

A ver cómo te lo explico. Me pone muy nerviosa que me miren a los ojos, y puedo que lo haya dicho antes, pero a ti, exclusivamente por ser tu, te dejaría mirarme todo el tiempo del mundo y sin la necesidad de nada más porque tú, tú exclusivamente, supiste verme aquella mañana. Supiste mirarme y arriesgar, y apostar por mi, y eso no ocurre normalmente; no podía dejar que perdieras. A ti, que me miraste las manos antes que la cintura, y los ojos antes que los labios, y no apartaste la mirada hasta el último milisegundo, cuando yo ya iba a rendirme y a cerrarlos. A ti, que bailaste con todas tus ganas y las mías te dejaría mirarme a los ojos y decirte así que tengo ganas, porque así es como se entiende la gente. 
A ti te diría que esto no es poesía, que la verdadera poesía es mirar como tú me miraste aquel día y decirme todo lo que me dijiste, porque después de eso no hay abismo que se escape.

lunes, 22 de febrero de 2016

Con la sangre de hojalata

Algún día seré independiente y me iré. No me refiero a otra casa o a otra ciudad, ni siquiera a otro país (aunque nunca se sabe), hablo de irme de forma general.
Irme significa alejarme de ti, de vosotros. Irme significa volar en aras del tiempo y dejar que me echeis de menos; pero no volver. Significa dejar que llegue ese momento para poder mirar hacia atrás y dejar que me olvidéis, todos vosotros.
Algún día creceré y me iré, y crecer no significa madurar ni aprender, ni tan siquiera terminar todos mis proyectos de vida sin acabar. Crecer significa llegar a ser quien planeo ser para que al final no veáis en mí ningún rastro ni reflejo de lo que vosotros sois. No quiero que me reconozcáis.
Algún día entenderé lo que es el interés de verdad, y solo entonces me olvidaré de todos esos compromisos que disfrazáis.
Con respecto a ti, algún día te voy a plantar cara y voy a soltar todas las palabras que me obligas a tragarme, todas esas injusticias que haces conmigo por mucho que me quieras. Algún día voy s ser la persona más valiente del mundo y te voy a retar a que me digas que estás orgulloso de mí. Y a ver quién pierde más entonces. El día que menos te lo esperes me habré convertido en una mujer de verdad y te diré todo, todo.  Te diré que odio ser como tú, que lucho cada mañana por no andar como tú, por no pensar como tú en esos aspectos generales que componen la vida. A veces cierro los bares y me repito que no estoy hecha para explotar, pero entonces me late el pecho y me palpita esta ansiedad desmedida que me causa está guerra que libramos, esta guerra que más que guerra es una pena. Y la tengo yo toda guardada.
A ti poco queda ya que no te haya dicho. La verdad es que tu estela será la primera y a la vez la última que pierda. Solo espero hacer las cosas en la vida a mi manera, sin tu fantasma detrás repitiéndome que no es suficiente. Sin embargo sé que en mi último suspiro de vida, el espejo me recordará que soy más como tú de lo que puedo aceptar; pero yo no soy como tú. Siento de verdad haber sido tan rebelde en algunos aspectos, siento haber sido en ocasiones sincera de verdad, siento haberte hecho llorar tantas veces, pero yo no he elegido ser así. Lo has hecho muy mal conmigo, en ocasiones muy bien, pero no me compensa. Lo siento, pero algún día me iré y no me volverás a ver nunca de la misma manera que me ves ahora. 
Siempre tiendo a dejar para el final lo más importante porque en el fondo soy una cobarde. De ti es de quien más me duele todo. Yo confiaba en ti, confiaba en la persona que eres y que serás, confiaba en que tú no me dieras la espalda. Pero eres más como ellos que como yo, y eso no es culpa tuya. Me duele no poder decir de ti lo mismo, nunca voy a dejar de echarte de menos porque tú eres más de lo que nadie ha sido o será nunca jamás en mi vida, pero no puedo seguir con este bucle que es tu vida conmigo. Lo siento más que cualquier otra cosa en el mundo, pero también me iré de lo que hoy somos tú y yo. 

viernes, 5 de febrero de 2016

Cariño, ya no quiero bailar.

Entre todas mis dudas y mis brumas dime, ¿estarás ahí cuando me falte el aire y sienta que no puedo respirar por la nariz? ¿Sabrás que decir cuando yo me quedé callada? En mis silencios más oscuros, ¿podrás encontrarme? Si escondo mi voz, ¿reconocerías mi olor a ciegas?
Me pregunto si sabrás que decir cuando te cuente toda mi realidad, pero esta vez de verdad y sin secretos. Qué dirías si supieras lo que hago a escondidas, lo que a tientas me absorbe la energía. Supongo que no sabrías qué hacer;
Qué decir;
Qué pensar;
Cómo actuar.

jueves, 4 de febrero de 2016

Y al final

Me voy a acabar ahogando.
Yo sola un poquito.
Entre todos el resto.
Y con un empujón , de cabeza al fondo. Qué bonito tiene que ser caer de pie -ser un gato- y ver en el fondo negro que se ciñe sobre los ojos, sobre la cintura, el pecho y los tobillos y reposa sobre los hombro. Ojalá tuviera fluorescencia, y pudiera emitir en el visible (estoy segura de que ya emito en el infrarrojo).
Esto no es una advertencia, mucho menos iba a ser una amenaza, mis declaraciones de libertad hoy van firmadas en nombre del miedo que le tengo en realidad a ser completamente libre. 

domingo, 31 de enero de 2016

Otra cosa es que no sople.

"Y te has vuelto cristal. No te has hecho de cartón, ni de plástico, ni tan siquiera de piedra; tú aún sientes. La cuestión es que dejas que esos sentimientos te atraviesen y traspasen como la luz pasa por las ventanas, y haces que solo la roca más dura puede rayarte y dejar marca en ti; pero no es verdad. Te falta un último empujón, aún eres arena en algunas partes. Arena débil, frágil y poco cohesionada; arena vulnerable. Y un soplido en el ángulo correcto podría derrumbarte. Pero tranquila, no diré nada."

sábado, 30 de enero de 2016

UComo el estado alterado.
Como una pérdida del equilibrio,de ese estado estacionario al que me había llevado el balanceo de los domingos y el revés de los lunes.
Como la vergüenza.
Como el dolor de estómago en lo más profundo.
Como las ganas de llorar sin fundamento.
¿De dónde nacen?

Como perder.
Como no ganar.
Que no es lo mismo.
Como aprender, y desaprender para afianzar.
Como la ausencia de sueño en ausencia de insomnio.
Como dormir con el sol porque la luna te ha robado el alma.
Como los poetas.
Como sangrar -y desangrarse-.

Como vivir a tu sombra -joder, qué presión-.

viernes, 22 de enero de 2016

Ahora que los champanes me saben a aguarrás

Y no lo ves, tú nunca ves, o eso o hacer ojos ciegos se te da mejor que ponerlos. Dulce pecado de lo consciente maniatado y preso que grita por gritar, por poder decir y chillarte a la cara las cuatro verdades que se esconden en cada forma que tengo de mirar.
Pero no lo ves, tanto tiempo observando y no lo ves, o no lo quieres ver.
Sigue lloviendo, siguen cayendo piedras, pero te sienta bien el paraguas que te regalé, espero que resista mucho tiempo más y no te salpique lo que sea que manche.
Por no ver, no ves caer la noche pero podes ver amanecer; cómo ibas a ver la belleza del respirar si aún no has aprendido a escuchar. Te cierras a la noche y pides a un ser extremo que te abra las puertas, que te ilumine el camino, pero cuando tiro de las cortinas me ordenas que te deje seguir durmiendo. No, tú no ves nada, y las personas ciegas no pueden sentir de forma pura. Has manchado de negro el lienzo blanco que te ofrecí de tanto cerrar los ojos, de apartar la vista, de sembrar sombra donde solo había hueco para el negro de las letras grabadas. 
Sigue sin ver. Sigue en tu ceguera de sentidos. Sigue en tu rincón, pero no esperes que algún día acepte tu ayuda.
Te necesito ahora, y no me vale un después.